No podemos decir si la pandemia se va a transformar de una enfermedad cuyo foco sean las áreas urbanas, a un nicho rural, pues probablemente está siendo simultánea en ambas. Foto de una cancha de fútbol vacía en la capital durante el toque de queda. Foto La Hora/Moisés Castillo/AP

Alfonso Mata

Aquel día luego de caminar 18 kilómetros desde el amanecer hasta el anochecer, Julián llegó agotado al rancho donde ni su mujer ni sus hijos lo esperaban. Ni siquiera pidió que comer sino directamente se dirigió al camastro, se echó encima y no fue sino hasta la madrugada en que una sudoración profusa y un malestar general lo despertaron encontrando a su lado a su esposa quien no paraba de verlo con ojos de angustia. Pasose aquel primer día Julián sin poder moverse, sin que la fiebre le cediera a pesar de caldos y hierbajos acompañados de panadoles. Dos días después, Julián no dejaba de toser, la Marta ya preocupada le urgía a ir al médico. Él se defendía diciéndole: es el agotamiento, tuve que caminar días y días para llegar. La Marta se le quedaba viendo y en silencio trataba de ocultar el presentimiento que tenía del mal del Julián: estaba virologiado del corona, pero temerosa ante lo que pensaran vecinos y familiares callaba hasta que antes de cumplir la semana su Julián inconsciente dejó de hablarle. Fue hasta entonces qué agarró valor la desesperada mujer y hablo con la comadre y con el compadre lo llevaron al hospital. Esa fue la última vez que lo vio, sus otros hijos enfermaron aunque no gravemente y ella de igual forma cayó postrada sin poder haber ido a prestarle el último adiós a su Julián. Fue entonces cuando los vecinos pensaron que había una relación entre la muerte de Julián y todo el mal de esa casa y decidieron sacar de la aldea a la Marta con todo e hijos, quemar el rancho y esperar a ver qué sucedía. No se volvió a saberse de la familia de Julián Espino ni de la relación de sufrimiento con que partieron.

Esa acontecimiento, no está lejos de lo que puede estar aconteciendo en este momento o que acontecerá a cómo va la pandemia, en muchas aldeas y caseríos de las más de 15,000 con que cuenta el país y que al lado de la promoción política sanitaria, muestra las graves deficiencias de la vida rural en nuestro país y de las diversas respuestas sociales e individuales que una pandemia trae llevando a espaldas el miedo, diferencias culturales y sociales y todo tipo de premuras incluyendo la muerte.

Cómo se da el desarrollo y evolución de la pandemia en nuestro medio es difícil de determinar, pero si asumimos cierto grado de eficiencia en las medidas sanitarias podríamos entrever que en nuestro medio la COVID-19 desarrollará en olas irregulares con la tendencia a minimizarse allí donde el brote inicial sea más severo. En estos momentos, no podemos decir si la pandemia se va a transformar de una enfermedad cuyo foco sean las áreas urbanas, a un nicho rural, pues probablemente está siendo simultánea en ambas.

Uno de los elementos que resultan de gran prioridad, es establecer con precisión los focos de infección y trasmisión de igual manera si existe un proceso de reinfección del SARS-CoV-19 para poder establecer cuál es ese círculo de infección y reinfección y atacarlo a fin de bajar la problemática y la letalidad y el costo elevado que está representando para los sistemas de salud el manejo de complicaciones y de alteraciones que deja como secuencia el virus, al agravarse su impacto en ciertos grupos de población.

La actuación de la pandemia también tiene un reto ya que como se señala con insistencia no se trata solamente de salvar vidas sino de salvar intereses económicos y Fiscales, tanto de individuos como de instituciones del gobierno y privadas. No sabemos si la agudización de la expansión de la pandemia, de sus complicaciones, vaya a generar el surgimiento de instituciones ante la sensación de urgencia que creara una emergencia aun mayor, un factor que indudablemente de necesitarte y darse, precipitará cambios legales e institucionales en nuestro país y eso podrá derivar a un proceso de inestabilidad política, que puede tener repercusiones serias, especialmente cuando se está frente a una élite política con una ambición desmedida y favorable a todo. Lo que sí no cabe a duda es que de acuerdo a la evolución de la epidemia y de su impacto, eso determinará en parte la creación de nueva organización y funciones a las ya existentes dedicadas no solamente a la vigilancia epidemiológica más eficiente sino a la producción y atención sanitaria y médica. Ojalá que también se tenga la brillante idea de reforzar la investigación nacional con carácter de urgencia, enfocada no solamente a determinar mecanismos de evolución de procesos infecciosas sino de producción de materiales y recursos, que es importante empezar ya sea se hable de sueros vacunas y otros tratamientos farmacológicos y remedios y alimentos, a efecto de fortalecer la respuesta no solo pandémica sino de tantas endemias que padecemos en el territorio pues como se viene anunciando desde ya hace tiempo, es de esperarse que estás pandemias hasta la mitad del Siglo 21 vayan hacer más frecuentes, menos conocidas y menos predictivas en su aparición y comportamiento.

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