Alfonso Mata

I. HAY QUE UNIR TODO

1. Panorama actual

El desarrollo y protección del ambiente, el crecimiento económico, la democracia y una sociedad justa, están asociados con mejores condiciones de vida e interrelacionados con la buena producción de salud individual y social. Pero la existencia de una economía próspera, de un desarrollo social y ambiental, necesita también de capital humano capacitado, de un ambiente político y una gobernanza enfocada en mejora de condiciones de vida y que sea propicia a ello. Ciudadanos con mejores fuentes de trabajo, un ambiente social y natural adecuado, potencializa un estado de salud de los individuos y sus familias y con ello, mejor desarrollo de sus facultades físicas, mentales y emocionales y por consiguiente, de su realización humana.

Entender este entretejido de doble vía es importante, debido a que, al analizar la situación de los sistemas de salud en el mundo, necesariamente se debe tomar en cuenta ambiente, sociedad y gobernanza, para poder obtener una correcta comprensión y organización del sistema de salud en un lugar determinado.

¿Puede la gente ser saludable en un mundo físico dañado? ¿Cómo podemos explotar los recursos no renovables naturales sin provocar compromiso futuro sobre el ambiente y la salud? ¿Cómo podremos vivir en ciudades superpobladas sin envenenarnos unos a otros? Esas son preguntas que deben contestarse al explorar el tema de la salud ligado al desarrollo. Los efectos ambientalmente dañinos, causados desde hace muchos años por la deforestación y los cultivos y el pastoreo excesivo y en los lugares no adecuados. El mal uso y planificación tecnológica de explotación de los recursos naturales, ahora se ven agravados por las desastrosas consecuencias de la industrialización y la modernización. El ecosistema sufre la agresión de todo eso y a su vez tiene que soportar el crecimiento acelerado de la población humana, una buena parte de ella viviendo solo para atender estrategias básicas de supervivencia lo que deja al ecosistema incapacitado de recuperación y se ve mortalmente debilitado y su equilibrio se rompe afectando a todos.

A pesar de algún progreso nacional sobre este tema, los factores ambientales afectan de manera dramática la salud de mucha gente. La OMS estima que cerca de tres millones de niños, mueren anualmente por causas relacionadas con el ambiente, y más de un millón de adultos por enfermedades o por accidentes relacionados con el trabajo. Entre el 80% y el 90% de los casos de diarrea y sus millones de muertes, son causadas por factores ambientales. Entre dos mil y tres mil quinientos millones de personas en los países en desarrollo, usan combustibles que emiten gases y otras sustancias dañinas que afectan no solo el sistema respiratorio sino otros órganos. En las áreas rurales, la técnica de cría de animales y cultivos es deficiente, y resulta en la proliferación de enfermedades transmitidas por ellos, intoxicaciones y contaminaciones agudas y crónicas y en la resistencia a los antibióticos y problemas alérgicos.

El impacto de los factores ambientales en la salud humana–particularmente en la salud de las personas del Sur de nuestro planeta ya se ha establecido. En África del Norte, por ejemplo, el 70% de las plantas silvestres tiene uso doméstico, tanto para medicina como para alimentación. Pero a pesar de su importancia, las selvas africanas, que cubren el 22% del continente, perdieron 50 millones de hectáreas entre 1990 y 2000 afectando actividades humanas laborales y su alimentación. Por su parte, América Latina contribuyó con 190 de los 418 millones de hectáreas de selvas perdidas en todo el mundo durante los últimos 30 años. La pérdida de diversidad biológica asociada con semejante desaparición, puede tener consecuencias directas en la salud humana, porque el 75% de la población que vive en esas zonas, usa medicinas tradicionales y alimentos derivados directamente de los recursos naturales. En los ambientes urbanos, los sistemas de manejo de desechos domésticos e industriales donde existen, están repletos y se expanden a una tasa de 2% anual.

En el modelo se parte que la economía, el ambiente y las necesidades de la comunidad dentro de lo que se incluye toda la actividad social así como su acceso a servicios, recursos y tecnología, afectan la salud del ecosistema y sus moradores humanos y no humanos. Enfocándose en uno solo de esos factores en detrimento de los otros, se compromete la posibilidad de un ecosistema sostenible y por consiguiente los resultados de un sistema de salud son limitados.

El enfoque de una Ecosalud, de su marco teórico establecido, debe operacionalizarse como parte del proceso de desarrollo sostenible al promover la acción sobre el ambiente y la sociedad y mejora la salud y el bienestar de la comunidad. La hipótesis que sustenta el enfoque de Ecosalud, radica en el hecho de que los programas que necesita, son menos costosos que muchos tratamientos médicos o intervenciones en atención primaria de salud, que lo único que hacen es paliar el aparecimiento de una problemática que se ha perpetuado, producto en parte de una falta de mejoría y actuación sobre los determinantes de la problemática.

2. Lo ambiental

Montañas accidentadas sin mantenimiento y depredadas; praderas y márgenes de ríos desérticos; pueblos y aldeas remotas incomunicados y expuestos a desequilibrios agudos y constantes de su ecología, son condiciones críticas y determinantes de pobreza rural y deterioro, que veda a muchos guatemaltecos, condiciones de vida adecuadas, producto de una mala planificación agrícola tanto alimentaria como comercial y demográfica. También son los lugares donde los recursos naturales usualmente son frágiles y escasos, a pesar de ser vitales para la supervivencia.

Hacinamiento, carencia de mínimos vitales, cinturones de viviendas en donde vive gente con patrones de trabajo y consumo alejados de un mínimo vital, se observa en nuestras áreas urbanas y sus alrededores en cuyo seno se cobran vida y en donde operan procesos destructivos que tarde o temprano se expresan en enfermedades y afecta a más del 40% de la población.
En esos lugares, la gente no tiene otra alternativa que ganarse la vida difícilmente en terreno abrupto, rocoso, seco o salino o vivir cerca de cuerpos acuosos contaminados y biológicamente empobrecidos, donde la alimentación y la producción alimentaria es cada vez más difícil y costosa y los factores de riesgo que propician las enfermedades son mayores. Los ecosistemas de que dependen muchas aldeas rurales, están siendo vaciados de nutrientes y despojados de su diversidad biológica por ellos y por otros. Muchas veces se les disputa el control que aún pudieran tener sobre esos valiosos recursos y, a veces, en forma injusta y violenta. La falta de una política de desarrollo ambiental completa y adecuada y de cumplimiento de la existente que debería regir el desarrollo y crecimiento urbano, es prácticamente inexistente.

En consecuencia, podemos hablar tanto de un deterioro de vida como de impedimento para lograr una mejor relacionada con lo ambiental, en un porcentaje alto en nuestra población.

3. Lo social

El hombre como ser social, las relaciones personales desde su infancia le son primordiales, y la ayuda al igual que el estímulo adecuados, a todo lo largo de su vida. Cuando el proceso social tiene lugar con limitaciones para el grupo, su proceso de civilización (la relación con los otros y el aporte a que ésta consolide y sea fructífera para todas las partes) se torna y centraliza en el de sobrevivencia.

En nuestro medio, alrededor de la mitad de nuestra población (pobreza, desnutrición) vive inmersa en un proceso de sobrevivencia y ese proceso tiene caracteres, propiedades y problemas, distintos física, mental y emocionalmente, que actúan entre sí y que impiden al que los padece, desplegar todas las potencialidades de sus capacidades morfológicas, fisiológicas, mentales y cerebrales, lo que les plantea un proceso de civilización humana en otras circunstancias y por consiguiente, un curso de conducta diferente, que engendra un sentimiento de inseguridad, desequilibrio de sus capacidades, generando entre otras cosas enfermedades y comportamientos de falta de solidaridad y resentimiento contra la sociedad y el ambiente, diferentes a las que manifiestan los grupos que no están limitados en ello. Lo dicho de las diferencias grupales en nuestra sociedad, conduce a conductas y actitudes totalmente diferentes e independientes entre grupos, cosa que es difícil de entender, pero que indudablemente tienen su origen en necesidades diferentes.

No nos debe causar entonces extrañeza, que la capacidad para distinguir entender y diferenciar entre “el es y el debería ser” desde la niñez sea otro diferencial individual y colectivo entre los grupos sociales que forman nuestra nación, lo que incluye el concepto y manejo de la salud y enfermedad, completamente dependiente de condiciones de vida y de la interdependencia cercana y lejana ambiente y sociedad.

De tal manera que muchas veces nos topamos con una interpretación de la realidad social guatemalteca totalmente virtual y no real. Una realidad social y ambiental como la nuestra, no puede entenderse como la suma de sus partes, simplemente porque los caracteres de los grupos, son determinados por interrelaciones totalmente diferentes en una serie especial de circunstancias ajenas, que resultan en magnitud, dirección y sentido, completamente diferentes entre grupos. Lo anterior nos debe llevar a una meditación que aunque dura es real. “como naturaleza humana, en cuanto a propiedades físicas y químicas, fisiológicas y cerebrales somos iguales, pero son los atributos ambientales y sociales que rodean nuestro crecer y desarrollarnos como parte de un grupo, lo que nos hace diferentes en nuestro pensar actuar, desarrollarnos, necesitar, querer y desear”.

El otro problema social es el de la ocupación. Veamos el ejemplo de la salud y de la enfermedad. Esta es ya una «industria» de notable dinámica económica, que además han generado una demanda de mano de obra alta. Si en los países desarrollados es uno de los sectores de servicios que construye más puestos de trabajo, en el nuestro en relación a la población está muy a la saga. Esta aseveración puede aparecer conflictiva para nosotros, ya que existe una creciente desocupación profesional y de personal de salud. Pero la desocupación y subocupación médica no niega lo anterior, sino que exige una discusión teórica sobre las condiciones e implicancias del crecimiento desocupacional, pese a la dinámica del crecimiento comparativo de su necesidad (continuará).

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