Alfonso Mata
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CUÁLES SON LAS PERSONAS DE MAYOR RIESGO
Aproximadamente dos de cada tres personas con infección crónica por VHB desconocen su infección, lo que contribuye a la transmisión en curso. Entre el 15% y el 40% de las personas con infección crónica por VHB, desarrollan cirrosis, carcinoma hepatocelular o insuficiencia hepática, y el 25% muere prematuramente de estas complicaciones. Las complicaciones resultan en un aumento de los costos directos e indirectos de atención médica a todo el sistema de salud.

INTERNACIONALMENTE GUATEMALA SE CONSIDERA PAÍS DE RIESGO, TIENE UNA PREVALENCIA POR ENCIMA DEL 2%.
Muchas personas con hepatitis B no tienen síntomas y no saben que están infectadas. Si los síntomas ocurren con una infección aguda, generalmente aparecen dentro de los 3 meses posteriores a la exposición y pueden durar de 2 a 12 semanas. Los síntomas de la hepatitis B crónica pueden demorar hasta 30 años en desarrollarse. Los síntomas de la hepatitis B aguda y crónica pueden incluir fiebre, fatiga, dolor abdominal e ictericia.

QUÉ DEBE HACER EL SISTEMA DE SALUD Y NO HACE
La vacunación y el cribado o tamizaje son las intervenciones más rentables para reducir el problema, la carga de la infección crónica por VHB, pero Guatemala al respecto no hace nada y muchos de los adultos a riesgo no reciben la vacuna contra la hepatitis B. Las pruebas de detección entre los grupos en riesgo pueden mitigar la carga de la infección crónica por el VHB, identificando con prontitud a las personas infectadas y vinculándolas a la atención. Un programa de tal naturaleza en nuestro medio, aún no existe. Finalmente se desconoce que se esté trabajando con personas elegibles para recibir tratamientos.

La atención de los pacientes con infección por VHB y darles tratamiento oportuno para personas y la vigilancia periódica (cada 6 a 12 meses) para ver si no se les produce carcinoma hepatocelular y el control de algunas pruebas de laboratorio que son importantes para mitigar la morbilidad y la mortalidad a nivel nacional.

QUIÉNES SON LAS PERSONAS DE RIESGO
Todos los adultos no vacunados (incluidas las mujeres embarazadas) en riesgo de infección debido a la exposición sexual, percutánea o de mucosa; trabajadores de salud incluidos los médicos; todos en riesgo de exposición a la sangre; adultos con enfermedad hepática crónica, enfermedad renal en etapa terminal (incluidos pacientes en hemodiálisis) o infección por VIH; viajeros que van y vienen de regiones endémicas del VHB; y adultos que buscan protección contra la infección por HBV.

QUÉ HACER
El Colegio Americano de Medicina acaba de sugerir fundamentalmente tres estrategias: La primera: los médicos deben indicar vacunación contra el virus de la hepatitis B (VHB) a todos los adultos mencionados y que están en riesgo. La segunda recomendación: El Sistema de Salud debe tamizar o examinar (antígeno de superficie de la hepatitis B, anticuerpos contra el antígeno central de la hepatitis B y anticuerpos contra el antígeno de superficie de la hepatitis B) en busca del VHB en personas de alto riesgo, incluidas personas nacidas en países con prevalencia del VHB superior al 2%. Hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, personas que se inyectan drogas, personas VIH positivas, contactos domésticos y sexuales de personas infectadas por el VHB, personas que requieren terapia inmunosupresora, personas con enfermedad renal en etapa terminal (incluidos pacientes en hemodiálisis), donantes de sangre y tejidos, personas infectadas con hepatitis C, personas con niveles elevados de alanina aminotransferasa, personas encarceladas, mujeres embarazadas y bebés nacidos de madres infectadas con VHB. Tercero: los médicos deben proporcionar o referir a todos los pacientes identificados con HBV (HBsAg-positive) para consejería posterior a la prueba y atención dirigida por hepatitis B.

QUE BENEFICIOS DA LA VACUNACIÓN
Las recomendaciones para la vacunación contra la hepatitis B se introdujeron en 1982 y desde entonces se han convertido en una estrategia integral de inmunización en muchos países, en el nuestro aún no. Ni siquiera en usuarios recientes o actuales de drogas inyectables; residentes y personal en instalaciones para personas con problemas de desarrollo; personas encarceladas; trabajadores de la salud y empleados de seguridad pública en riesgo de exposición a sangre o fluidos corporales contaminados con sangre se la ponen.

La vacunación es la medida más efectiva para prevenir la infección por VHB y sus complicaciones. La vacuna confiere protección en más del 90% de los adultos sanos menores de 40 años, que reciben la serie completa de vacunas y la inmunidad dura al menos 3 décadas. En la actualidad, el MSPAS y el IGSS la ponen en recién nacidos pero la cobertura nacional es muy baja.

La vacunación se debería indicar en los sistemas de Salud que manejan pacientes de alto riesgo como diabéticos entre 19 a 59 años que se inyectan constantemente, personas con enfermedad renal en etapa terminal, incluidos aquellos que reciben atención prediálisis, hemodiálisis, diálisis peritoneal o diálisis domiciliaria; personas con enfermedad hepática crónica, que incluye pero no se limita a infección por virus de hepatitis C, cirrosis, enfermedad hepática grasa no alcohólica, hepatopatía alcohólica, enfermedad hepática autoinmune o alanina aminotransferasa (ALT) o aspartato aminotransferasa nivel superior al doble del límite superior de lo normal; mujeres embarazadas que están en riesgo durante el embarazo (más de 1 pareja sexual durante los 6 meses previos, evaluación previa o tratamiento por una infección de transmisión sexual, uso de drogas inyectables recientes o actuales, o una pareja sexual positiva al HBsAg); Personas infectadas por el VIH.

EL TAMIZAJE

La prevalencia de infección por VHB por encima del 2% que tiene Guatemala, debería ser una indicación de establecer un sistema de detección para el MSPAS. Además, las pruebas de prevacunación se recomiendan para el personal de atención médica en mayor riesgo de infección por VHB y para aquellos que realizan procedimientos propensos a la exposición.

CASOS ESPECIALES
Las personas que reciben quimioterapia o terapia inmunosupresora deben someterse a exámenes de detección del VHB debido al riesgo de reactivación del virus. También se han notificado casos de reactivación del VHB entre pacientes que recibieron antivirales de acción directa para la infección por el virus de la hepatitis C. La reactivación puede provocar lesión hepatocelular, hepatitis fulminante, insuficiencia hepática y muerte. Por lo tanto, los médicos deben evaluar a todos los pacientes que reciben quimioterapia, terapia inmunosupresora o antivirales de acción directa.

Aunque no todos los pacientes con infección crónica por VHB requieren tratamiento, todos deben ser evaluados rutinariamente para detectar carcinoma hepatocelular y la elegibilidad para el tratamiento a través de la historia y el examen físico. Los pacientes que están vinculados a la atención pueden lograr reducciones significativas en la morbilidad y la mortalidad asociadas al VHB.

QUÉ HACER CON LOS PACIENTES CON ENFERMEDAD CRÓNICA
La mayoría de las personas con infección crónica por VHB no están relacionadas con la atención porque no conocen su infección o no son referidas a pesar de su diagnóstico. Entre el 20% y el 40% de las personas con infección crónica por VHB requieren tratamiento; sin embargo, todos requieren el control con pruebas. Sólo muy pocas personas reciben terapia antiviral, lo que demuestra que muchos que podrían beneficiarse de la terapia no la reciben.

QUÉ ES LA HEPATITIS B

Es una enfermedad hepática contagiosa, producida por el virus de la hepatitis B. Puede ser «aguda» o «crónica». La aguda varía desde una enfermedad leve a grave, que ocurre dentro de los primeros 6 meses de exposición al virus de la hepatitis B. Algunas personas se recuperan de su infección aguda. Pero otras personas, la infección aguda se convierte en una infección de por vida o crónica. Cuando esto sucede, el virus permanece en el cuerpo de una persona, a menudo sin que lo sepa, y puede pasarse fácilmente a otras personas. La hepatitis B generalmente se transmite cuando la sangre, el semen u otros fluidos corporales de una persona con el virus de la Hepatitis B ingresan al cuerpo de alguien que no está infectado. El virus es muy infeccioso y se transmite fácilmente a través de roturas en la piel o las membranas mucosas (nariz, boca, ojos y otros tejidos blandos).

La hepatitis B no se transmite por estornudos, tos, abrazos o lactancia. Aunque el virus se puede encontrar en la saliva, no se cree que se propague a través de los besos o el intercambio de utensilios.

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