En el mundo, hoy en día se estima que uno de cada diez bebés nace prematuro (<37 semanas completas de gestación). En nuestra patria, el estimado es de dos de cada diez. Eso significa mayor riesgo de mortalidad y morbilidad perinatal, que puede persistir y desarrollarse a lo largo del curso de la vida. Las estimaciones actuales mundiales, muestran un aumento de los nacimientos prematuros en lo que va del siglo, pero las proporciones varían entre países y hay elementos que se han encontrado y reportado y alterado en los bebés que nacen con esta característica como asociaciones de la edad gestacional (EG) al nacer con factores de riesgo y resultados cardiometabólicos, que incluyen aumento de la presión arterial, alteración de la regulación de la glucosa y resistencia a la insulina en los nacidos prematuros.
Los médicos pediatras y neonatólogos, así como los estudios alrededor del mundo, señalan que la mayoría de bebés nacidos prematuros, claro que se adaptan a las condiciones extrauterinas, entrando en una fase de crecimiento que posiblemente expresa un desajuste con el ambiente fuera del útero que conduce a alteraciones en la composición corporal.
El caso de la composición corporal
Se ha formulado la hipótesis de que los cambios diversos del recién nacido prematuro, que tienen lugar tanto antes como al momento del parto, la susceptibilidad a tener sobrepeso a través de varias vías y mecanismos, incluido el aumento de peso, son elementos a considerar en relación a la evolución posterior del niño. Sin embargo, el tamaño corporal posterior en las cohortes de prematuros, no está bien caracterizado por los sistemas de salud, y la mayoría de los estudios definen las poblaciones por el peso al nacer en lugar de la duración real de la gestación. Se reconoce que los determinantes y las consecuencias de la duración de la gestación, son muy diferentes de los del crecimiento fetal e incluso puede haber un peso en el trabajo de parto y que el peso al nacer refleja tanto la duración de la gestación como el crecimiento fetal y el parto, por lo que es una posible variable intermedia en la vía causa.
Como se miden las características corporales al nacimiento
Lamentablemente en nuestro medio, esto no está estandarizado ni en la metodología de cómo hacerlo, ni en la consistencia de la frecuencia que se hace. La información sobre la altura (cm) y el peso (kg o libras) está poco disponible en el sistema de salud público y lo privado, ni armonizado en sus medidas ni siquiera en el entorno clínico. El Índice de masa corporal tampoco se calcula como: peso (kg)/(altura (m)), y las puntuaciones estadísticas por sexo y edad tampoco. El sobrepeso es otro variable que no se estandariza sabiendo que el sobrepeso (incluida la obesidad) siguiendo los números de la OMS, por separado para niños <5 años (>2 desviaciones estándar por encima de la mediana del estándar de crecimiento infantil de la OMS) y ≥5 años (>1 desviación estándar por encima de la mediana de referencia de crecimiento de la OMS).
Existen muchos factores de confusión, que deben tomarse en cuenta cuando se analizan los datos de composición corporal de los bebés, que tienen que ver con la madre, la familia, el medio en que vive esta, las políticas de salud y los ambientes ecológicos en que nacerá el niño. En una investigación epidemiológica o científica que quiera ver cómo atender los problemas de salud, como lo es el niño prematuro, una variable de confusión o factor de confusión, es una variable o factor que distorsiona la medida de la asociación entre otras dos variables por ejemplo la asociación entre peso del bebé con edad de la madre, tiene que ver con edad de la madre, paridad, violencia intrafamiliar entre otras, que puede alterar la asociación.
Afortunadamente, en varios países se hacen estudios grandes y tienen mejores fuentes de información, que les permite hacer múltiples mediciones médicas, sociales, antropológicas y ambientales sobre prematuridad y sus causas y resultados de programas para combatirlos.
Qué entre sobrepeso y premuridad
Para empezar, se ha encontrado diferencias en resultados que dependen de características de las madres: edad avanzada o menor edad, bajo nivel de escolaridad, origen étnico materno; enfermedad y sobrepeso materno previo al embarazo, hipertensión gestacional y alta paridad y bajo tiempo intergestacional, tabaquismo y drogadicciones, que favorece el parto prematuro.
El caso del sobrepeso y la prematurez es un elemento que ha sido últimamente mejor estudiado y se ha encontrado una asociación potencialmente importante en la primera infancia entre la EG y el IMC, y en la adolescencia con probabilidades de sobrepeso. La diferencia en la puntuación estadística del IMC entre las categorías de EG se ha encontrado que se atenúa notablemente después de la infancia durante la adolescencia (esto es posible porque la composición corporal en esta edad, depende de otros aspectos fisiológicos que los del crecimiento intrauterino y la niñez). Se ha observado una tendencia similar para la asociación de EG con probabilidades de sobrepeso en niños en edad escolar; sin embargo, en la adolescencia, se observaron diferencias en probabilidades de sobrepeso en función de la severidad de la premadurez. En los prematuros muy prematuros la asociación EG con sobrepeso es mayor en comparación con sus compañeros nacidos a término. A pesar de la heterogeneidad en las características de las cohortes de estudio, los hallazgos parecen ser consistentes entre las cohortes en cuanto a las asociaciones. La asociación entre la EG y el IMC en la infancia con un IMC más bajo en niños prematuros en comparación con sus compañeros a término. La asociación entre la EG y el IMC desde la primera infancia hasta la niñez media también parece sólida. Sin embargo, en la adolescencia, no se encuentra diferencias en el IMC entre las categorías de EG de tal manera que se habla que la asociación general entre la EG y el IMC se atenúa a lo largo de la niñez. Se ha propuesto una fase rápida de crecimiento para evolucionar hacia una mayor susceptibilidad al sobrepeso posterior, pero solo unos pocos estudios han examinado la relación entre la EG y el sobrepeso posterior en la infancia o la edad adulta y hay mucha controversia al respecto. Por ejemplo un estudio en Chile de 153,635 niños de 6 a 8 años informó que los niños a término, tienen un menor riesgo de sobrepeso que los niños prematuros (grupo de referencia, (≤37 semanas). Sin embargo, como destacaron los autores, una limitación importante de su estudio, fue la falta de información sobre las características maternas obstétricas y el IMC materno antes del embarazo. En contraste otro estudio de cohortes del Reino Unido realizado en 11, 765 niños de 11 años, no encontró diferencias en las probabilidades de sobrepeso entre los niños prematuros y a término en la infancia tardía (> 9.0 a 14.0 años). ¿Diferencias cuestión de culturas? Habría que estudiarlo.
Hay muchos problemas que solventar en esto con los factores de confusión, al examinar la asociación entre la EG y el sobrepeso en la adolescencia y en las etapas clave del desarrollo del crecimiento a lo largo de la infancia. Por otro lado, una distinción entre los grados de nacimientos prematuros, es importante, ya que la duración gestacional más corta se asocia con un mayor riesgo de mortalidad, discapacidad y morbilidad a lo largo de la vida. Además, se debe destacar la consideración de los nacimientos prematuros, como no homogéneos en cuanto a causas y consecuencias, como un enfoque importante al interpretar tales resultados y atender soluciones. Por ejemplo ya se ha destacado que los muy prematuros, pueden tener mayores probabilidades de tener sobrepeso en la adolescencia, en comparación con sus compañeros nacidos a término. Todo esto es lo importante, por lo que se hace necesario estudios en nuestra patria sobre el tema, dada la alta frecuencia de partos con prematuros.
Finalmente una consideración. Dado que las tasas de supervivencia y el tratamiento posnatal para los bebés prematuros han mejorado en los últimos 20 años, mientras que la carga global de obesidad ha aumentado, es probable que la distribución de la EG y la proporción de sobrepeso en las primeras cohortes vayan a diferir de los anteriores estudios, pero en nuestro medio es muy posible que la desnutrición en niños y mujeres, siga siendo un factor común entre generaciones y de peso, para la incidencia de partos prematuros, aunque se pude decir que las poblaciones nacidas más recientemente, son más saludables y más tarde también. Por último, volvemos a insistir es necesario explorar el papel de los factores mediadores, como el tamaño para la EG, las prácticas de alimentación, la edad y condiciones de salud de la madre, los distintos tipos de pobreza de la familia o la pubertad, que pueden desempeñar un papel en las asociaciones observadas.