Un elemento clave en estos momentos, es determinar qué está pasando con el virus de la COVID-19. Foto La Hora. AP.

 

La situación

Un elemento clave en estos momentos, es determinar qué está pasando con el virus de la COVID-19 que aún continúa siendo una emergencia de salud pública de interés internacional. En estos momentos, aun nos encontramos sin medicamentos antivirales ni vacunas específicos y la presencia de portadores sin síntomas evidentes, continúa y las medidas tradicionales de intervención de salud pública siguen siendo significativamente menos efectivas para terminar con la pandemia. Se sabe que en su origen probablemente experimentó una evolución adaptativa en huéspedes intermedios, antes de transferirse a humanos, pero su capacidad para que ahora adquiera otras formas de evolución, se desconocen.

La evaluación inicial de la dinámica de transmisión de COVID-19, mostró que el número reproductivo básico (R0) de 2019-nCoV se estimó en 1.4–3.9. El R0 de SARS-CoV2 en ausencia de intervenciones fue de 2.3 a 3.7. Actualmente este dato no se ha reconsiderado, pero el Grupo Consultivo Técnico de la OMS sobre la Evolución del Virus SARS-CoV-2, ha tomado conocimiento de la información compartida hasta la fecha, y reiterado la necesidad crítica y la importancia de realizar análisis adicionales, así como de poner en común los datos de las secuencias, a fin de comprender la evolución del SARS-CoV-2 y la aparición de mutaciones o variantes preocupantes, e insta a todos los países a que no bajen la guardia; vigilen y notifiquen las secuencias y realicen análisis independientes y comparativos de los diferentes sublinajes de las variantes ómicron, comprendida la gravedad de la enfermedad que causan. La OMS en su último reporte, notificó que en las últimas semanas del 2022, las cifras de casos de muerte habían aumentado y hablaba de 170,000 fallecimientos en ocho semanas en el mundo, aunque la situación actual es mejor que hace tres años.

Un caso actual y sus enseñanzas

Una adolescente de 14 años hermana de otro caso originalmente reportado como COVID-19 y que en su momento fuera «negativa» para la infección por SARS-CoV-2, ahora ha sido confirmada positiva. Los funcionarios del hospital dicen que tiene una infección pulmonar grave, pero que no necesita estar conectada a un respirador. El papá de 51 años permanece en estado crítico. En su barrio, la semana pasada murió un hombre de 69 años. Y otro vecino de 36 años, ha sido el último reportado. Los hermanos en casa, afirman que en las últimas semanas no han salido de casa, pero ha habido brotes en el área, ha habido cuatro casos reportados en la manzana del barrio.

Esto plantea el tema de los «clusters» que me gustaría discutir brevemente. No existe una definición técnica de clúster en epidemiología. Es una palabra que se usa para describir casos que parecen estar relacionados por algún factor subyacente, generalmente área geográfica, tiempo de ocurrencia o (más comúnmente) ambos simultáneamente (un grupo de tiempo y espacio). Un grupo también puede estar relacionado con una fuente común, por ejemplo, una comida en un restaurante. En el caso de covid, estar en contacto entre sí dentro de ventanas de tiempo específicas se ha reportado. En la historia de Covid presentada arriba, los casos de la historia mostrada, si se usa «barrio o manzana» como marcador, nos habla del impacto geográfico en dos hermanas de una familia de seis, que podría representar una fuente común o una transmisión de persona a persona.

Las agrupaciones familiares no necesitan ser agrupaciones de tiempo, espacio o tiempo-espacio. El conocido caso en covid-19 de persona a persona, entendido así siempre, no excluye necesariamente otra posibilidad de sobrevivencia ambiental del virus y de forma de contaminar no conocida. En nuestro caso, la interpretación de la transmisión humana sin explicación clara, depende del hecho de que la madre, otros hermanos, no enfermaron después de mantener contacto de persona a persona con el padre y las hermanas. Así se eliminó una fuente común. El momento de su enfermedad en cada miembro, incluso mayor de un mes, un intervalo no adecuado después el inicio de la enfermedad del padre, también contribuye a dificultar una clara interpretación de la transmisión de persona a persona. Todo esto es para decir que el uso de la palabra «grupo contagio» al describir los casos de COVID-19 en ese barrio y manzana o en otros lugares, puede ser confuso. La pregunta subyacente es si los casos están relacionados de alguna manera además del contacto, con personas contaminadas durante el período de incubación del inicio de la enfermedad.

 

Hay un punto final sobre los clústeres que vale la pena mencionar. En una serie de comunicaciones por correo electrónico entre un infectólogo y un físico formado en óptica cuántica y física atómica, éste señaló una analogía entre los fenómenos cooperativos que ocurren en la acción del láser, los cristales líquidos y una gran variedad de otras situaciones en la física que implican «transiciones de fase». Él no es el primero en darse cuenta de esto y hay un pequeño grupo de investigadores que intentan aplicar una variedad de técnicas matemáticas de fenómenos cooperativos y también de la teoría de redes, la teoría de la percolación y los autómatas celulares, al problema de la propagación de enfermedades infecciosas. Sin entrar en los detalles técnicos (que son bastante interesantes), el infectólogo señala que una señal de advertencia temprana de una pandemia inminente, podría no ser la cantidad de casos que aparecen o la cantidad de grupos, sino el aumento en el tamaño promedio de los grupos que aparecen. Esto tiene sentido biológico. En ese sentido, el médico señala que algunos de los brotes que podrían ser COVID-19, como los casos similares al presentado, son potencialmente de gran importancia como señales de alerta temprana. Descartar el SARS-CoV-2 en estos casos, especialmente ahora que sabemos que el virus puede tener una presentación atípica, debería ser una prioridad.

Por consiguiente, resulta evidente que se hace necesario a nivel nacional e internacional, la secuenciación genética y la vigilancia que actualmente no sigue el ritmo inicial que hace no solo difícil seguir de cerca las nuevas variantes sino la forma en que se reproduce el problema.

La vacunación

Lo único claro es que: no se puede subestimar este virus; que éste nos seguirá sorprendiendo; y que lo correcto es dosis de refuerzo de vacunas en grupos de alto riesgo. Pero sobre cuán a menudo deben administrarse estas dosis de refuerzo, en realidad, aún no se cuenta con respuesta certera al respecto. En ello se conjuga evolución del virus y duración de protección de la vacuna, de lo cual solo sabemos que la eficacia de la vacuna va menguando con el tiempo. También cabe considerar dentro de la inmunización, que existe la denominada inmunidad híbrida, la relación que se establece entre el contaminado con el virus (una persona infectada) y la vacuna que indudablemente fortalece la respuesta inmunitaria.

Finalmente, cepas y linajes del virus deben vigilarse más estrechamente, a fin de determinar no solo niveles de contagio sino de gravedad, no solo para ver el impacto de vacunas y tratamientos, sino de identificar nuevos casos, cosa que no se está haciendo adecuadamente en muchos lugares y países. Entonces el objetivo a alcanzar por los sistemas de salud debería ser vacunar a todo el mundo: entre más vacunados hay, más protegidos están todos.

Quiénes están en mayor peligro aún

La propagación del COVID-19, es algo que en el mundo y en el país ha ocurrido con mayor prevalencia en personas con varias condiciones de salud preexistentes y que los coloca en mayor riesgo de infección por COVID-19 y que a su vez pueden presentar resultados más graves en comparación con los del resto de la población. La mayor prevalencia de comorbilidades puede encontrarse en una mayor proporción, en residentes mayores (> 65 años), así como en grandes poblaciones rurales y minoritarias, con acceso limitado a la atención médica preventiva. Además, existe evidencia de que los factores de riesgo para COVID-19 están distribuidos geográficamente de manera desproporcionada, con una tendencia a agruparse en ciertas áreas definidas por características raciales/étnicas, rurales y socioeconómicas. Esto puede resultar en disparidades en las pruebas de COVID, vacunación, tratamientos sintomáticos y asintomáticos, una mayor incidencia de enfermedades y resultados de salud más adversos en algunos lugares, en comparación con otros. Los entornos de vida de alta densidad y la alta densidad de población, se han asociado con altas tasas de infección por SARS-CoV-2.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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