La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma son dos de las enfermedades públicas más importantes en estas épocas del año porque incluso los pacientes bien controlados, suelen tener problemas con esos dos padecimientos crónicos. Ambas enfermedades son condiciones obstructivas, pero fundamentalmente son dos condiciones muy diferentes con pronósticos diferentes. El tratamiento de la EPOC incluye como pilares fundamentales el abandono del hábito tabáquico, la rehabilitación multidisciplinar y el tratamiento farmacológico, y dentro de esta última área se han añadido varios subgrupos, combinaciones y preparados nuevos en los últimos años. En cuanto al asma, las guías enfatizan la importancia del diagnóstico correcto, el abandono del hábito tabáquico y la evaluación estructurada del control del asma con evaluación y seguimiento continuos del tratamiento farmacológico.
Tanto en la EPOC como en el asma, se recomienda la educación estructurada del paciente, con apoyo para el autocuidado y planes de tratamiento individuales por escrito. Dado que el tratamiento farmacológico para el asma como para la EPOC se basa principalmente en la terapia de inhalación, la enseñanza y el control de la técnica de inhalación, son esenciales para el éxito del tratamiento. Un factor importante en estos contextos es la preferencia del paciente. En caso de potencia de inhalación reducida y dificultades de coordinación, la inhalación de spray en un espaciador puede ser una buena alternativa. En el sitio web de Medicininstructions, se recopilan videos cortos con instrucciones de uso para los inhaladores.
Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC)
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una enfermedad inflamatoria de los pulmones o de las vías respiratorias de progresión lenta, caracterizada por una obstrucción crónica de las vías respiratorias. La prevalencia en Guatemala puede que oscile entre un 4 y un 10% entre los adultos, lo que significa que es una de nuestras principales enfermedades públicas en esa edad. La etiología más común es la exposición al tabaquismo, pero la enfermedad también puede ser causada por la exposición ocupacional a gas, polvo, y no menos importante por la exposición a la quema de biocombustibles, en combinación con una ventilación deficiente. Otros factores de riesgo incluyen la edad avanzada y el sexo femenino, y en un pequeño porcentaje, existe una deficiencia subyacente de alfa-1-antitripsina. La obstrucción en la EPOC es causada por bronquiolitis y enfisema en proporciones variables, en parte por la cicatrización de las vías respiratorias pequeñas, pero sobre todo porque las pequeñas supuestas uniones donde los bronquiolos se unen a los alvéolos se han destruido y colapsado.
Síntomas, diagnóstico y diagnóstico diferencial
El síntoma cardinal de la EPOC es la disnea, desencadenada inicialmente por el esfuerzo y es progresiva incluso en reposo. Otros síntomas comunes son tos, formación de flemas y cansancio pronunciado (fatiga). La bronquitis crónica, definida como tos productiva durante más de tres meses en dos años consecutivos, se considera un fenotipo o una condición paralela que en sí misma implica un peor pronóstico en la EPOC, pero no es un síntoma obligatorio. La EPOC se considera cada vez más como una enfermedad sistémica con inflamación general, lo que significa que, especialmente con la enfermedad más pronunciada, también es común tener síntomas extrapulmonares, como daño muscular y desnutrición. También es común tener comorbilidades en forma de enfermedad cardiovascular, osteoporosis, depresión y cáncer de pulmón. El principal problema clínico de la EPOC son las exacerbaciones.
El diagnóstico de EPOC se basa en la demostración de un cociente obstructivo durante un examen de espirometría, pero la clínica y la imagen son también necesarios. El diagnóstico diferencial más importante para la EPOC es el asma. Sin embargo, la realidad puede ser más complicada con el diagnóstico dual o el desarrollo de cicatrices crónicas incluso en el asma. Por lo tanto, la obstrucción demostrada durante la espirometría puede deberse a asma no tratada de manera óptima o asma con función pulmonar crónicamente reducida además de EPOC. Para la elección del tratamiento correcto debe tomarse en cuenta además de la función pulmonar, también la gravedad de los síntomas y la frecuencia de las exacerbaciones en el último año o años.
El tratamiento tiene tres pilares importantes: el abandono del hábito tabáquico o la exposición a los factores de riesgo asociados al padecimiento; el ejercicio físico/rehabilitación y el tratamiento farmacológico. La medida absolutamente más importante es el tratamiento causal con el abandono del hábito de fumar. Esta medida tiene el mayor efecto y significado a lo largo del tiempo, y tiene la más alta prioridad.
La rehabilitación multidisciplinaria incluye intervenciones de fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y dietistas. El entrenamiento físico en la EPOC debe adaptarse individualmente e incluir preferentemente entrenamiento de fuerza, acondicionamiento y movimiento, con el objetivo de aumentar la capacidad física, reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida relacionada con la salud. El ejercicio físico es más importante en relación con la exacerbación, donde el ejercicio dirigido ha mostrado un riesgo reducido de reingreso y muerte.
Además del tratamiento farmacológico y no farmacológico, a todos los pacientes con EPOC se les debe ofrecer la vacunación contra la influenza y los neumococos, y se les debe investigar la presencia de comorbilidades. Esto se aplica sobre todo en caso de diagnóstico, pero también en caso de un posible deterioro que no puede explicarse por la enfermedad pulmonar.
El tratamiento farmacológico de la EPOC tiene dos finalidades: reducir los síntomas/mejorar la calidad de vida relacionada con la salud y reducir el riesgo de progresión, exacerbaciones y mortalidad. El tratamiento se debe dividir en atención al cuadro agudo y de mantenimiento para la EPOC