Todos los estudios parecen mostrar que el consumo de alcohol y drogas entre las mujeres ha experimentado un aumento significativo en las últimas décadas. Una nutrición adecuada y un ambiente intrauterino propicio son esenciales para el desarrollo fetal y del niño saludable. La historia de la relación de alcohol con la nutrición empieza desde la concepción. Los trastornos del espectro alcohólico fetal (FASD, por sus siglas en inglés) es un término colectivo que agrupa una variedad de resultados del desarrollo que se encuentran en niños expuestos a todos los niveles de alcohol en el útero. La forma más grave de FASD se denomina síndrome de alcoholismo fetal (FAS).

 

Además de las deficiencias directas que resultan de una ingesta dietética deficiente en muchas de las mujeres guatemaltecas, el alcohol en sí mismo puede transformar desfavorablemente el metabolismo de los nutrientes, interferir con la transferencia placentaria, inducir malabsorción o conducir a una disminución de la ingesta de nutriente. Por ejemplo, una deficiencia de hierro y zinc producto de ingesta inadecuada de alcohol, ya de por si observable en muchas mujeres guatemaltecas, puede provocar una restricción del crecimiento fetal. El consumo de alcohol se ha asociado con un perfil nutricional deficiente, cuando se comparó con la cantidad diaria recomendada o la ingesta adecuada de madres y niños con exposición prenatal al alcohol. Las interacciones del alcohol y los nutrientes, sus efectos sobre el feto en desarrollo, está bien documentado.

Entonces está claro que la exposición fetal al alcohol, puede conducir a una variedad de trastornos del desarrollo, incluido el deterioro del crecimiento fetal y el desarrollo de múltiples sistemas de órganos y su funcionamiento futuro pues puede alterar el fenotipo. Estos trastornos se agrupan bajo el término trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF).

Las deficiencias de nutrientes en el niño durante su vida intrauterina, resultantes de una ingestión inadecuada de nutrientes por parte de la madre pueden verse agravadas por la alteración del metabolismo de los nutrientes, el mal funcionamiento placentario y la malabsorción inducida por el alcohol. La alteración del ambiente intrauterino inducida por el alcohol es la principal fuente de déficits en el desarrollo y las insuficiencias nutricionales pueden empeorar los efectos sobre el desarrollo fetal.

Los hijos de madres alcohólicas corren el riesgo de síndrome alcohólico fetal (SAF). En los numerosos informes en la literatura, se ha demostrado su efecto negativo en el crecimiento del niño con resultados nefastos en su crecimiento y desarrollo y desde el nacimiento muestran impactos en la inteligencia, el comportamiento y la dismorfogénesis de los bebés y niños. Típicamente hay un crecimiento deficiente desde el inicio prenatal. Los niños de estas madres, suelen estar bajos en altura, peso y circunferencia de cabeza, Una recuperación del crecimiento posnatal adecuada por lo general no ocurre. Posiblemente el crecimiento que alcanzan estos niños, refleja una deficiencia prenatal de insulto a la proliferación celular que conduce a una disminución número de células fetales y eventual limitación de tamaño. Podríamos pensar que muchos niños que han sido sometidos a deficiencias nutricionales intrauterinas, es muy posible que ante un estado posterior al destete que mejore ingesta, no sea suficiente para revertir los déficits orgánicos y mentales previos, “Ya paso el tiempo de recuperarse”.

 

Otro elemento observado además de conductas y crecimiento es la mayor incidencia de infecciones en estos niños y ciertas alteraciones en el perfil inmunológico. Se enferman más, tardan más en recuperarse y tienden a tener más complicaciones. Las enfermedades se comportan en ellos con mayor severidad y riesgo.

Luego en la edad de niñez y escolar en hogares de alcohólicos, una adecuada atención domiciliaria al niño, como es su nutrición, resulta a menudo deficientes y es de consideración importante, que una dieta inadecuada predispone a infecciones, volviendo un círculo vicioso la relación nutrición-infección potencializando aparecimiento y daño entre ambas. Finalmente hay que considera que la ingestión de bebidas alcohólicas, puede acompañarse de otros hábitos negativos para el crecimiento del niño como es fumar que a la vez afecta el desarrollo del niño pre y pos natal.

Un total estudio de la patogénesis que causa el alcoholismo materno en el feto durante el embarazo, no es del todo conocido. Por ejemplo, se ha sugerido la deficiencia de zinc como un factor posible y hay aumento zincuria en el alcoholismo crónico, que a veces conduce a la deficiencia de zinc. Deficiencia de zinc, tanto adquirida como heredada, se asocia con atrofia linfoide, disminución de la hipersensibilidad cutánea, respuestas y rechazo del homoinjerto, y menor actividad de la hormona tímica. Como eso otras deficiencias de nutrientes se pueden presentar. Pero los daños en la salud física mental y emocional también representan costos sociales y económicos. De tal manera que, mejorar la nutrición materna y promover la abstinencia de alcohol durante el embarazo son clave para reducir los impactos económicos y sociales posteriores no solo en el infante sino también en la sociedad.

En resumen: Los efectos nocivos del consumo de alcohol durante el embarazo y su interacción con el estado de micronutrientes de la madre, pueden afectar notablemente el desarrollo fetal. Aunque no se ha demostrado que la suplementación con nutrientes revierta por completo el TEAF, la abstinencia del consumo de alcohol durante el embarazo sigue siendo la principal intervención preventiva. Por otro lado, a pesar de la evidencia de la importancia de la nutrición en mujeres embarazadas adictas, falta información sobre los efectos del alcohol y las drogas de abuso en el estado nutricional materno y del niño y su impacto diverso al corto y largo plazo.

Guatemala carece de información confiable en cuanto a la exposición prenatal al alcohol: carecemos de información de consumo de alcohol durante el embarazo a pesar de que su frecuencia en otros países señala y habla de su aumento al igual que sobre la prevalencia de Síndrome Alcohólico Fetal (SAF) y de su relación con el fumar. En muchos países, la queja es que la prevalencia de consumo de alcohol durante el embarazo aumenta o no baja, aunque los medios de comunicación y el gobierno informan sobre los efectos negativos del consumo de alcohol durante el embarazo. Tampoco se tiene información sobre abuso de otras drogas lícitas e ilícitas. Tampoco el sistema nacional de salud cuenta con una vigilancia respecto a desnutrición secundaria en madres que consumen alcohol. La desnutrición secundaria ocurre cuando el bebedor consume los nutrientes adecuados, pero el alcohol interfiere con la absorción de esos nutrientes en el intestino, por lo que no están disponibles en cantidad y forma adecuada para el cuerpo. Se sabe que el alcohol puede interferir con la absorción de aminoácidos esenciales, vitaminas y minerales. La gravedad de estas deficiencias se correlaciona con la cantidad de alcohol y con la correspondiente disminución de la ingesta de vitaminas, por ejemplo, normalmente muchos bebedores que consumen más del 30% de sus calorías totales como alcohol, ingieren menos de las cantidades diarias recomendadas de carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales como calcio y hierro. Además, los alcohólicos desnutridos descomponen el alcohol más lentamente y, por lo tanto, desarrollan niveles más altos de alcohol en la sangre que agravan esta condición.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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