Qué es en realidad eso de salud pública

Creo que el trabajo que realiza este campo, se puede resumir en tres cosas: prevenir enfermedades, mantener la salud y prolongar una vida de calidad.  Un buen sistema de salud pública, debe afectar la vida de las personas todos los días y en todas partes del país y no solo de vez en cuando y en ciertas personas y cosas. La salud pública es principalmente una responsabilidad dual: del Estado y la sociedad. Uno lidera y pone recursos, el otro atiende, vigila participa y sugiere. Por lo tanto, los sistemas de salud varían considerablemente de un lugar a otro pues los problemas de salud también lo hacen. El Estado debe apoyar los esfuerzos a nivel nacional, con especial énfasis en complementar o coordinar las acciones de todas las comunidades en el campo de la salud pública.

Desde esa perspectiva, la salud pública es, por lo tanto, un área compleja de implementar y de revisar.

Dificultades

Varias. La principal: falta de reconocimiento público y privado de su necesidad e importancia. No hay todavía una real conciencia pública ni privada, de que la salud juega un papel importante en la sociedad moderna en su conjunto y en la preparación de potencialidades humanas. Que enfermarse, representa un gasto de todo tipo mayor que conservarla y que la salud es un factor crucial para nuestra calidad de vida, quizás el más crucial de todos. A nivel mundial, la salud pública es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una actividad y una ciencia de prevenir enfermedades, prolongar la vida y promover la salud a través de esfuerzos sociales organizados, yo añadiría políticos también. La salud pública incluye todas las actividades encaminadas a mantener o mejorar la salud humana.

Lo que en la práctica no ha entendido ninguno de nuestros gobiernos ni la sociedad misma, es que además de tener valor en sí misma, la salud también es un factor económico importante. En tal sentido dentro de la economía nacional, la salud pública no debería de ser vista como un área de gasto grande y de rápido crecimiento, sino como una inversión. Seamos claros en esto: el presupuesto actual en salud nacional se dedica por y en más del 75% a curar y tratar enfermedades y no en salud. Ese enfoque resulta carísimo. El personal sanitario y de enfermería dedicado a la salud casi no existe y el tiempo que el personal de salud dedica a la enfermedad y los enfermos supera el 90% de su tiempo. Un desequilibrio tal en la fuerza laboral de la salud, resulta de poco impacto en la misma.

El sistema sanitario actual enfrenta a una serie de retos. El cambio demográfico para empezar ha producido el envejecimiento de la población y ha llevado a una creciente demanda de servicios de atención a enfermedades crónicas cuyo aparecimiento en alta magnitud, es producto de un mal sistema de atención a la salud en épocas previas de la vida y a costos para su control cada vez más altos. Los cambios ambientales y el aparecimiento de nuevas enfermedades y la modificación de las ya existentes, es otro reto que involucra tecnologías cada vez más costosas si de enfermedad y enfermos se trata y de provisión de servicios innovadores y más eficientes.

Cambios

No cabe duda que la tecnología y el tratamiento de las enfermedades y enfermos han ayudado a mejorar las condiciones de salud en muchas áreas; pero en algunos casos, también ha llevado a un aumento de los costos en el sector de la salud. Al mismo tiempo, los recursos financieros son limitados.

Por lo tanto, los sistemas de salud pública no solo deben ser económicamente sostenibles sino también resilientes: deben poder adaptarse de manera efectiva a un entorno en constante cambio, al mismo tiempo que aprovechar las oportunidades que ofrece la tecnología moderna. Pero sobre todo, deben enfocarse a tratar de establecer un mejor balance entre medicina-clínica y salud poblacional. La inversión en prevención y mantenimiento de la salud no solo es más barata sino más eficiente en muchos aspectos.

Para que exista un sistema de salud eficiente se hace necesario que los subsistemas sanitarios interactúen cada vez más entre sí, IGSS-MSPAS y sector privado, así como gobierno central y departamentales y municipales. En el futuro, por lo tanto, el campo de la salud pública requerirá que el gobierno central y todos los subsistemas realicen un esfuerzo coordinado, con la mira común de garantizar una vida mejor y más larga.

Las leyes y decretos para la promoción y preservación de la salud a pesar de colocar la salud en la agenda nacional, debe traducirse en un accionar real que permita decir: «El estado y la comunidad contribuyen al logro de un alto nivel de protección y prevención de la salud, fomentando la cooperación entre los subsistemas del sistema nacional, apoyando sus esfuerzos«. Eso significa políticas y planes que ayuden a dos cosas concretas: modernización de la infraestructura de salud desde lo local hasta lo nacional y mejorar la eficiencia de los sistemas de salud en acciones de promoción y prevención. Apoyar, complementar o coordinar y autorizar los recursos necesarios para lo anterior, debería de ser prioridad del legislativo y eso bajo una conciencia de que ese esfuerzo debería de encaminarse y orientarse a “mejorar la salud pública y prevenir enfermedades en humanos, así como abordar condiciones que pueden representar un riesgo para la salud física y mental”.

Luego viene la viabilidad; en este campo también hay que trabajar varias cosas: propuestas legislativas de políticas enfocadas a la salud y al apoyo financiero y dentro del sistema en sí, coordinar y promover el intercambio de mejores prácticas entre los subsistemas y las organizaciones sociales. Dentro de ello merece relevancia el estudio y la prevención de fortalecer la preparación para situaciones de crisis.

 

La calidad

Debemos entender que los sistemas de salud de calidad, deben enfocarse a cumplir efectivamente el mantener y mejorar la salud de los ciudadanos. La eficacia de los sistemas de salud, a menudo se mide sobre la base de las tasas de mortalidad susceptible (muertes que podrían darse con las condiciones actuales) y esa situación se relaciona con las tasas de mortalidad prevenible (muertes evitadas que tienen que ver con un enfoque de mejora de salud). Cosa similar se puede hacer con la morbilidad susceptible y prevenible (enfermedades y pacientes que se podrían no tener con medidas OPORTUNAS sobre las esperadas) El sistema de salud no puede ser eficiente, si no se dedica a mantener la salud y ello consiste precisamente en volver esa relación lo más bajo a uno, a que la gente adquiera la enfermedad y se enferme lo menos posible y se muera de igual manera lo menos posible. Las intervenciones a su vez, deben conducir no solo a una mayor esperanza de vida, también a mejorar su calidad. Esto son solo ejemplos de medición de calidad.

Otro ejemplo de medición de calidad: En los últimos diez años, el crecimiento hospitalario y de unidades de tratamiento de emergencia disponibles para enfermedades potencialmente mortales ha aumentado, así como los casos de accidentes y traumatismos que necesitan hospitalización y el número de demandantes de estos servicios ha crecido en tal magnitud que el sistema hospitalario vive en permanente colapso eso es también un indiciador de la ineficiencia del manejo de la promoción y prevención que no logra disminuir riesgos al respecto.

Tema central del sistema de salud que se debe atender

Desde un punto de vista constitucional y de derechos humanos, es la existencia de desigualdades entre grupos sociales y económicos al acceso a los servicios de salud. Las tasas de vulnerabilidades, los riesgos, las tasas de supervivencia, de morbi mortalidad, en fin, podemos mencionar un sin fin de indicadores, son pruebas palpables de esas diferencias en disponibilidad, acceso y consumo dentro del sistema de salud, que existe entre la población y grupos sociales guatemaltecos. Los resultados de esas desigualdades han sido nefastos tanto en lo individual como en lo social y además esas desigualdades y discriminaciones, se relacionan con sexo, estatus socioeconómico y etnia. Por ejemplo, nos topamos con que la esperanza de vida de las personas con bajo nivel educativo es bastante menor en años para los hombres y para las mujeres en comparación con las personas que tienen un alto nivel de educación. Pero la calidad de vida también.  En otros parámetros de medición como estado nutricional, acceso a servicios de salud, financieros, se obtienen los mismos resultados de desigualdad.

Otro tema central a atender es la información. Se han tomado medidas para recopilar datos sobre la eficacia de los sistemas de salud, pero la información sobre indicadores más cualitativos, como las experiencias de los pacientes y la calidad de vida; el impacto social conductual y económico en las familias de la enfermedad y enfermos, sobre duración y daño de la mayoría de las enfermedades, rehabilitación, sobre conductas y comportamientos dañinos a la salud, todavía son limitados. Tampoco se cuenta con buenas revisiones sobre el impacto de las medidas estructurales y el impacto de los programas actuales, mucho menos análisis precisos sobre este tema. Pero de eso trataremos en otros artículos.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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