Pero eso de que el hombre ¡bien gracias! a despotricar por el mundo inmisericordemente no es del todo justo para la mujer; así que a paarti de los cincuenta, contando la ciencia y la industria con un gran conocimiento hormonal, el mundo de las hormonas masculinas cae también en manos políticas.

Un poco de biología antes. En la década de 1970, el undecanoato de testosterona oralmente eficaz, absorbido desde el intestino a través de la linfa para evitar el efecto de primer paso destructivo por el hígado y evitando así que no funcionara, se había agregado al espectro de preparaciones de testosterona disponibles para la terapia de reemplazo. Las pruebas clínicas iniciales revelaron que el undecanoato de testosterona oral se absorbía mejor con una comida, pero los picos de testosterona eran de corta duración, por lo que era necesario tomar de 3 a 4 cápsulas durante el día para producir niveles séricos efectivos, y eso si era un obstáculo pero no obstante se introdujo en el mercado mundial a fines de la década de 1970, excepto en los EE. UU. y todavía se usa ampliamente a pesar de los perfiles de testosterona sérica bastante variables que produce.

En esa misma época, a nivel mundial había gran malestar por el futuro de la humanidad y de esa cuenta se había fundado El «Club de Roma» como una organización privada (aunque con mucha influencia y presencia política), integrada por individuos preocupados por el futuro de la humanidad. Su norte era el estudio mediante una perspectiva holística y sistémica de los desafíos globales que enfrenta la humanidad y proponer soluciones a través del análisis científico. Para ordenar la discusión política, la temática se guió por tres ejes: 1. interdependencia de los problemas en mundo finito, 2. visiones sectoriales de los problemas mundiales y 3. resultados con responsabilidad frente a las generaciones futuras. El centro de todo ello era «Si la industrialización, la contaminación ambiental, la producción de alimentos y el agotamiento de los recursos, mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, este planeta alcanzará los límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años«. Entonces la acción en buena parte estaba en controlar el curso del crecimiento de la población y ya para entonces todo lo relacionado con la fertilidad femenina era conocido y empezaba su control; en el hombre poca atención se prestaba a ello (con excepción de la vasectomía, el condón y el ritmo) que era poco aceptado ante el temor masculino de perder Hombría.

En esa misma década de 1970, el Programa de Reproducción Humana de la OMS y el Consejo de Población de la Fundación Rockefeller, habían identificado la anticoncepción masculina como una necesidad insatisfecha de planificación familiar (esto más político que social) y como un medio contra la superpoblación mundial. La anticoncepción hormonal masculina basada en la combinación de testosterona y progestina era en ese momento, y sigue siéndolo hasta la fecha, el candidato más probable para el uso general. Sin embargo, las preparaciones de testosterona existentes, requerían aplicaciones demasiado frecuentes. Para superar esta deficiencia, ambas organizaciones iniciaron programas en busca de preparaciones de testosterona de acción prolongada. Bajo los auspicios de la OMS, se sintetizó el buciclato de testosterona y se identificó como una preparación de acción prolongada muy adecuada para la anticoncepción masculina y, por lo mismo, también para la sustitución. Sin embargo, no se pudo persuadir a ninguna compañía farmacéutica para que siguiera desarrollando esta preparación prometedora (¿problema de mercado?), de modo que en sus ensayos clínicos posteriores para la anticoncepción masculina, la OMS cambió a un decanoato de testosterona intramuscular. Mientras tanto, otra institución: el Population Council había recurrido a la 7α-metil-19-nortestosterona (MENT) como su andrógeno preferido para la anticoncepción masculina. Este andrógeno podría tener la ventaja de que no se convierte en DHT y, por lo tanto, tiene poco efecto sobre la próstata. Como MENT tiene una vida media bastante corta, se podía administrar a través de implantes de silastic subdérmicos, administrando el principio activo durante un año, o tal vez incluso más, por lo que es muy adecuado para la anticoncepción y para la sustitución. Sin embargo, la empresa interesada en realizar más investigaciones clínicas con este andrógeno, abandonó sus planes tras ser absorbida por otra empresa que no estaba interesada en el hombre.

A mediados de la década de 1990, las películas de testosterona transdérmica aplicadas a la piel del escroto se convirtieron en la primera preparación de testosterona transdérmica en uso clínico. Inventado por Virgil Place y probado por primera vez en ensayos clínicos en Münster, mostró excelentes resultados farmacocinéticos y clínicos y, por primera vez, los niveles séricos fisiológicos de testosterona pudieron ser logrados. Los pacientes estaban muy satisfechos con este perfil farmacocinético fisiológico, como reveló la sustitución a largo plazo. Sin embargo, los médicos se mostraron reacios a prescribir un medicamento para aplicar en el escroto y prefirieron un sistema de testosterona no escrotal desarrollado posteriormente, que provocó reacciones cutáneas desagradables, ya que requería un potenciador alcohólico para impulsar la testosterona a través de la piel. Por esta razón, en el 2000, el advenimiento de los geles transdérmicos de testosterona fue bienvenido para su sustitución. Estos geles que contienen testosterona se aplican en la parte superior de los brazos, los hombros o el abdomen. Los que se aplican por la mañana dan como resultado niveles fisiológicos de testosterona sérica, casi imitando el ritmo diurno normal. Se deben tomar precauciones contra la transferencia interpersonal, principalmente cubriendo los sitios de aplicación con una prenda de vestir. De los diversos geles disponibles en la actualidad, el que tiene una alta concentración de testosterona al 2.5% se puede lavar de la piel poco después de la aplicación, reduciendo así el peligro de contaminar a niños o mujeres. También ha sido probado para su aplicación escrotal. Debido a la alta capacidad de absorción de la piel escrotal, solo se requiere el 20% del gel necesario para la aplicación no escrotal, lo que hace que esta forma de aplicación sea económica y ecológicamente deseable.

Finalmente, en 2004, la preparación de undecanato de testosterona intramuscular entró en el mercado y pronto alcanzó una gran popularidad como una preparación de depósito de testosterona real. El undecanoato de testosterona, originalmente proporcionado en cápsulas orales, había sido convertido en una preparación inyectable por investigadores chinos usando aceite de semilla de té como vehículo. Cuando finalmente una empresa pudo estar interesada en esta fascinante preparación, el aceite de semilla de té fue reemplazado por aceite de ricino como vehículo y los intervalos de inyección se pudieron extender a 12 semanas de niveles fisiológicos de testosterona en suero. Desde 2004, esta preparación disponible ha sido autorizada en más de 100 países.

Aunque las modalidades de preparaciones se han mejorado lentamente mediante la producción de preparaciones de testosterona que dan como resultado niveles séricos fisiológicos según lo solicitado, los desarrollos más recientes, geles de testosterona transdérmica y undecanoato de testosterona intramuscular, están cerca de este objetivo, pero aún no han alcanzado la perfección. Se han iniciado ensayos clínicos para moduladores selectivos del receptor de andrógenos (SARM), como las necesarias para el tratamiento de la sarcopenia o la osteoporosis, que aun están en fase de investigación. Como sustancias no autorizadas, se aplican como sustancias que mejoran el rendimiento y para el dopaje.

Según muchos, la última instancia, la esperanza de una sustitución ideal, se basa en las células madre humanas de Leydig trasplantadas. El objetivo para su uso, sería en al menos aquellos con un sistema hipotálamo-pituitario intacto, que requieren la producción de testosterona proporcionada por las células de Leydig trasplantadas y sería el mecanismo autorregulada por retroalimentación con la hormona luteinizante (LH). Estos pacientes luego se volverían independientes de las preparaciones de testosterona exógena.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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