Desde la década de los ochenta el surgimiento de los movimientos organizados de mujeres ha estado trabajando y demandando un trato social más justo a la salud de la mujer. A 20 años de que el gobierno guatemalteco suscribiera los Objetivos de Desarrollo del Milenio, las poblaciones indígenas del país siguen presentando la mayor Razón de Mortalidad Materna (MM) del país. En el año 2000, un estudio realizado en Guatemala por de la Dra Tzul señalaba que de 649 MM registradas, 270 (41.6%) se clasificaron como hospitalarias y 379 (58.4%) como no hospitalarias. La mayor proporción de muertes ocurrió en mujeres mayores de 35 años de edad (29.28%), indígenas (65.49%), casadas o unidas (87.83%), con ocupación no remunerada (94.78%), sin educación (66.56%). El riesgo de MM no hospitalaria fue mayor en mujeres del grupo indígena (RM= 3.4; IC95% 2.8-5.3), con ocupación no remunerada (RM= 8.95; IC95% 1.7-46.4), bajo nivel escolar (RM= 1.96; IC95% 1.0-3.8), y hemorragia como causa básica de muerte (RM= 4.28; IC95% 2.3-7.9). La Dra concluía que una alta proporción de la población fallecida, habita en áreas rurales o de alta marginalidad, además de aspectos culturales (mayoría indígena) que dificultan la accesibilidad a los servicios de salud. Desde entonces, aunque a partir de principios del siglo XX ha habido de parte del MSPAS mayor atención a la salud materna y se ha tratado de acercar los servicios la situación ha variado poco.

 

Fuente:
FC. 2001-2006 :1.58 FC. 2008-2009 1.70 LBMM 2000 LNMM2 2007. Ajustado con memoria anual de labores 2012 estadísticas vitales INE 2013-,2015-Estadísticas vitales INE, CNE, SIGSA, SIAS, Hospitales 2014-2015, SIGSA/Depto. Epidemiologia/Mesa técnica análisis de mortalidad materna •RMM por 100,000 NV *Datos preliminares sujetos a cambios según confirmación de servicios de salud

El problema sociedad-salud en el caso de la mujer guatemalteca sobresale, porque su expresión es una muestra clara de la desigualdad e inequidad que caracteriza el proceso nacional de desarrollo humano, afectando a la mitad de la población no solo en lo concerniente a su salud reproductiva sino todos los aspectos de la vida de la mujer desde su concepción.

Erróneamente hasta hace poco, por ejemplo, la MM era considerada por el sistema de salud no como el producto final de una serie compleja de factores que actúan sobre el continuo de la vida de la mujer, desde su nacimiento hasta su etapa reproductiva sino como un evento complicado y aun por buena parte de la sociedad sigue siendo considerado lamentablemente así. Al perder el problema su perspectiva de realidad, su solución no puede realizarse a satisfacción. Todos los estudios nacionales e internacionales, han insistido y señalado con claridad y consistencia que lo factores determinantes de la MM son múltiples y pueden agruparse en: factores relativos al contexto de un modo y estilo de vida, donde destacan el estado de inferioridad económica, educativa, legal y familiar de la mujer y las condiciones de pobreza de todo tipo en las cuales vive –que a su vez le impiden y determinan su bajo acceso y control de los recursos sociales y su nivel de aislamiento– y factores corporales y psicológicos relativos al estado de salud previo de la mujer, su conducta reproductiva y el acceso y calidad de los servicios de salud materna y de planificación familiar.

No cabe la menor duda al clínico, al salubrista y el profesional de la salud, que el estado de salud de la mujer antes durante y después de un embarazo y parto, de su vida reproductiva, está condicionado por el ambiente en el que vive, su nivel de nutrición, enfermedades previas como la hipertensión, la diabetes y las cardiopatías, su salud mental y en especial por su historia general de salud.

Entonces para el médico, resulta necesario ubicar su trabajo en la conducta reproductiva de la población femenina a la vez que en los factores de riesgo durante sus diferentes períodos de vida y unir esa experiencia con el conocimiento y las percepciones de la mujer sobre su propia salud, su ciclo reproductivo y  gravídico-puerperal y sobre la necesidad de una mayor utilización de los servicios de salud. Para el salubristas las condiciones ambientales, sociales y culturales que determinan un modo y un estilo de vida y su asociación con la salud femenina, son su principal herramienta de trabajo. Pero para el Estado, lo fundamental es tanto brindarle a esas poblaciones de mayor riesgo mejor disponibilidad y acceso a servicios de salud, como acciones que tiendan a mejorar su estilo de vida en lo social y económico.

Decíamos anteriormente que a pesar de los avances observados en el tema de prestaciones de servicios a la mujer, en Guatemala existe aún un gran número de ellas con una demanda y una cobertura y calidad de los servicios de salud femenina insatisfecha y una atención prenatal del parto y de planificación familiar insuficientes. A esa situación, a la fecha se suma, la crisis económica, la corrupción estatal, que afecta a los sectores sociales gubernamentales, y que ha contribuido al deterioro de los servicios de salud y a la disminución de su capacidad resolutiva en una proporción.

Finalmente Los factores culturales y la interpretación por la mujer de las necesidades y riesgos de su vida reproductiva y de su embarazo, son, a su vez, determinantes de actitudes y prácticas que las pone en riesgos. La vida reproductiva de la mujer, la maternidad, es considerada por un importante segmento de la población, como una ocurrencia normal de la vida cotidiana, que no precisa de una atención especial aun en caso de peligros como las enfermedades de trasmisión sexual. El uso de la mujer como propiedad masculina en varias actividades de su vida desde su nacimiento, actúa como un riesgo constante de su vida. La confluencia de estos factores, determina  que eficientizar la cobertura y calidad en los servicios ginecológicos y obstétricos, no es suficiente para lograr controlar la epidemia silenciosa de la MM y sus complicaciones y daños posteriores. Los servicios deben ser integrales.

Ante tal situación, encontramos que las enfermedades nutricionales, de transmisión sexual, el aborto, la hemorragia, la toxemia, las complicaciones del puerperio y las causas indirectas, aunque son las cinco primeras causas de defunción entre las mujeres de 15 a 49 años de edad, y aunque varía su magnitud y orden según clase social, en casi todos ellos se tiene presencia de comorbilidad con actitudes que facilita que esos estados se den y cuyo orden y magnitud contribuye a la MM.

A pesar de que se dispone de un análisis nacional serio que nos permita conocer cuánto explica en la MM cada una de las diferentes variables socioeconómicas, culturales y de servicios de salud. De que se puede observar una relación inversa entre las tasas de MM y los indicadores de cobertura prenatal, del parto y de prevalencia de uso de anticonceptivos, la importancia que le da el estado y la sociedad al problema es deprimente. Se ha analizado a nivel regional las MM, concluyendo los autores que entre el 70-80% de ellas eran potencialmente prevenibles. Esos estudios han establecido con claridad,  que las muertes se pueden evitar si la calidad de la atención médica e institucional es adecuada y si a  su vez se implementan programas que modifiquen los patrones de conducta de la mujer o su familia, que se involucran en la cadena de eventos que producen la MM.

 

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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