Alfonso Mata
El cáncer de tiroides es el de origen endocrino más común en todo el mundo. Se forma en la glándula tiroidea que se encuentra en la base de la garganta y cuya función es producir hormonas que entre otras funciones ayudan a controlar la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la temperatura del cuerpo y el peso. Hay de cuatro tipos, los carcinomas diferenciados de tiroides representan alrededor del 90% de los tumores malignos de tiroides. Guatemala no tiene datos fidedignos disponibles sobre su frecuencia y los tipos más frecuentes.
Con casi 570.000 casos diagnosticados a nivel mundial en 2018, el cáncer de tiroides representa el 3.1% de todos los casos de cáncer (1.4% en hombres y 5.0% en mujeres). La tasa de incidencia ajustada a la población estándar mundial de cáncer de tiroides en 2018 fue de 3.1 por 100,000 en hombres y tres veces mayor en mujeres, 10.2 por 100,000. En el mismo año, un total de 41,000 muertes (0.4% de todas las muertes por cáncer) se atribuyeron al cáncer de tiroides, con tasas de mortalidad estandarizadas por edad de 0.4 por 100,000 en hombres y 0.5 por 100,000 en mujeres.
En Europa, en 2018, la tasa de incidencia estandarizada por edad fue de 3.4 por 100,000 en hombres y de 11.4 por 100,000 en mujeres, cifra superior a la estimación mundial. Las tasas de incidencia de cáncer de tiroides más altas del mundo para ambos sexos se detectaron en la Polinesia Francesa, donde las mujeres tenían tasas de incidencia cinco veces superiores a la estimación europea. Las tasas de incidencia más bajas se encontraron en India, Pakistán y África subsahariana. Los países de ingresos altos tienen una tasa de incidencia más del doble en comparación con los países de ingresos bajos / medianos. Estos hallazgos se observaron tanto en hombres como en mujeres. A pesar de esta gran variabilidad en las tasas de incidencia, se observó una tendencia generalmente creciente en la mayoría de los países a lo largo del tiempo. Por otro lado, las tasas de mortalidad disminuyeron con el tiempo.
Esta tendencia global parece estar impulsada principalmente por el cáncer de tiroides papilar y podría reflejar el creciente escrutinio de la glándula tiroides con ecografía y otras técnicas de diagnóstico como las biopsias por aspiración con aguja fina y se ha interpretado como un sobrediagnóstico en otros estudios. El sobrediagnóstico es la detección y verificación histológica de una enfermedad que no se habría diagnosticado en la vida de una persona si no se hubieran realizado las pruebas. Entonces se dice que entre 2008 y 2012, más de 830,000 mujeres y 220,000 hombres podrían haber sido sobrediagnosticados con cáncer de tiroides en 26 países analizados; en Corea del Sur, la proporción estimada de casos de cáncer de tiroides atribuibles a un sobrediagnóstico fue del 83% en hombres y del 93% en mujeres.
Otro elemento curioso es que las tasas de mortalidad están disminuyendo a nivel mundial en los hombres con un cambio porcentual anual promedio (AAPC) de alrededor de -2% a -3% en las últimas décadas, excepto en los Estados Unidos, donde se observó un aumento significativo en las tasas de mortalidad con una AAPC de 0.8% durante el período 1993 a 2012. Las tasas de mortalidad en las mujeres también disminuyeron a nivel mundial, con un AAPC de entre –2% y –5%, excepto en los Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, donde las tasas de mortalidad aumentaron ligeramente después de finales de la década de 1990. Para el período 2008-2012, la mayoría de los países notificaron tasas de mortalidad entre 0.2 y 0.4 por 100.000 en hombres y entre 0.2 y 0.6 por 100.000 en mujeres.
En Guatemala Solares CA, Peñalonzo MA, Xu M, Orellana E. en un estudio de 150 cadáveres admitidos a la morgue entre enero y marzo del 2000, encontraron que 17 glándulas mostraban características macroscópicas de la enfermedad, pero sólo 3 glándulas (1 femenino, 2 masculinos) mostraban evidencia microscópica de malignidad, esto corresponde a una prevalencia del 2% (prevalencia en sexo femenino de 2.9% y masculino 1.7%). Se concluyó que la prevalencia de cáncer papilar de tiroides es bajo, comparado en los reportes de literatura.
El registro de cáncer se hace por clínica inicialmente pero su confirmación se recibe de notificaciones de laboratorios de patología y hematología, hospitales y médicos.
La edad media en el momento del diagnóstico de cáncer de tiroides suele ser por encima de los 40 años pero los estudios controlados en otros países señalan que el aumento que ha tenido este cáncer abarca todas las edades aunque más en los mayores de 50 años y que la edad media de detección varía según el tipo de cáncer que sea. De manera similar, las tasas de mortalidad han ido disminuyendo debido a un diagnóstico más temprano y mejores tratamientos. En los estudios mundiales, el grupo de edad de 35 a 54 años muestra no solo el mayor aumento, sino también las tasas de incidencia general más altas; este grupo incluye el 45% de todos los casos.
Hay varios factores que se han discutido como posibles impulsores del aumento en las tasas de incidencia de cáncer de tiroides, pero solo unos pocos están bien documentados. La exposición a altas dosis de radiación ionizante, especialmente durante la infancia, es un factor de riesgo. Debe tenerse en cuenta que, después de la exposición, el período mínimo de latencia hasta el desarrollo del cáncer parece ser de 5 a 10 años. Otro factor de riesgo informado es la ingesta inadecuada de yodo. La obesidad también es un factor de riesgo conocido. Otros factores de riesgo mencionados, como el sexo femenino, la nutrición y los factores genéticos, pueden ser importantes, pero la evidencia es inconsistente o débil.
Sin embargo, la razón más probable del aumento de las tasas de incidencia de cáncer de tiroides en las últimas décadas también puede estar asociado al mayor uso de la ecografía y las biopsias por aspiración con aguja fina, que se realizan de manera mucho más sistemática durante el examen de los problemas de tiroides. En total, tres escenarios diferentes podrían explicar el número creciente de cánceres de tiroides diagnosticados: cribado oportunista en pacientes asintomáticos, una cascada de diagnóstico para comprobar síntomas poco claros para el médico (debilidad, cansancio, pérdida de peso entre otros) y hallazgos incidentales que no pretenden examinar la glándula tiroides. Esto conduce a un aumento en la tasa de detección incidental de cánceres de tiroides subclínicos de muy bajo riesgo, como el microcarcinoma papilar, que anteriormente no se detectaba. Esto puede resultar en sobrediagnóstico y sobretratamiento de cánceres de tiroides indolentes y de muy bajo riesgo que, si no se tratan, es muy poco probable que causen morbilidad o mortalidad.