Alfonso Mata
Apenas a los meses de la Pandemia actual, creencias de castigo del más allá y del más acá como maldad humana, empezaron a circular alrededor del mundo como su causa, sin considerar que hay una historia siempre detrás de toda pandemia más allá de las teorías conspiratorias divinas y humanas. Veamos algo de ello en este artículo
Los primeros anuncios de la COVID-19: principios del siglo XXI
Apenas abría la primera década del siglo XX: noviembre del 2002, empezó una pandemia humana que no se controló sino hasta julio de 2003, después de haberse extendido a 33 países de los 5 continentes y haber provocado más de 8,000 infecciones y más de 700 muertes. Los brotes fueron causados por un coronavirus conocido como coronavirus del SARS (SARS-CoV). El síndrome respiratorio agudo severo (SARS) representaba una enfermedad transmisible, altamente letal, con causa previamente desconocida y era la primera pandemia del siglo XXI. De nuevo a finales de 2003 y principios de 2004, se notificaron brotes esporádicos en la región de la República Popular China donde se originaron los brotes de 2002-2003.
Ya para el 2005, resultaba claro por los estudios epidemiológicos moleculares, que los virus responsables de los brotes de 2003-2004 no eran los mismos que los aislados durante los brotes de 2002-2003. ¿Qué indicaba eso? indicaba eventos independientes de cruce de especies. Para la ciencia, ese hallazgo era importante: indicaba que una epidemia de SARS, podía repetirse en el futuro e indicaba que los coronavirus similares al SARS (CoV similares al SARS) que se pudieran originar en diferentes poblaciones de reservorios, podrían provocar epidemias en diferentes momentos o en diferentes regiones, dependiendo de la distribución de la enfermedad, reservorios y transmisores.
En busca de culpables
Debido a la naturaleza repentina e impredecible de los brotes de SARS, en noviembre de 2002 en el sur de la República Popular de China no se realizaron estudios epidemiológicos estructurados y confiables para rastrear de manera concluyente el origen del SARS-CoV. El hecho de que específicamente no se hubiera realizado un estudio, no fue motivo para que estudios realizados utilizando una variedad de enfoques con otros fines, no permitiera sacar conclusiones sobre la pandemia de SARS y ver hacia el futuro y eso mostró varias cosas: 1º La secuenciación del genoma indicó que el SARS-CoV era un virus nuevo sin relación genética con ningún coronavirus humano conocido (se conocían coronavirus humanos desde la década de los treinta del siglo pasado). 2º Los estudios serológicos retrospectivos, no encontraron evidencia de seroprevalencia al SARS-CoV o virus relacionados en la población humana. 3º Las encuestas serológicas entre los comerciantes del mercado durante los brotes de 2002-2003, mostraron que los anticuerpos contra el SARS-CoV o virus relacionados estaban presentes en una proporción más alta en los comerciantes de animales que en las poblaciones de control. 4º Los estudios epidemiológicos indicaron que los casos-pacientes tempranos, tenían más probabilidades que los pacientes de casos posteriores, de informar que vivían cerca de un mercado de productos agrícolas pero no cerca de una granja, y casi la mitad de ellos eran manipuladores de alimentos con probable contacto con animales. 5º Los SARS-CoV aislados de animales en los mercados eran casi idénticos a los aislados humanos. 6º Los análisis epidemiológicos moleculares, indicaron que los virus SARS-CoV aislados de humanos podrían dividirse en 3 grupos según las fases de los brotes: temprana, media y tardía y que los casos de la fase temprana estaban más estrechamente relacionados con los animales aislados.
En busca del autor intelectual
La primera evidencia de infección por SARS-CoV en animales provino de un estudio realizado en un mercado de animales vivos a principios de 2003. En los 25 animales muestreados, se detectaron virus estrechamente relacionados con el SARS-CoV en 3 civetas de palma enmascarada (Paguma larvata) y un perro mapache (Nyctereutes procyonoides). Este estudio inicial indicó que al menos 3 especies animales diferentes en el mercado de Shenzhen, estaban infectadas por coronavirus que están estrechamente relacionados con el SARS-CoV. Ya para 2006 más de 10 especies de mamíferos eran susceptibles a la infección por el SARS-CoV o virus relacionados. En Guangdong, en 2004, se informó que el primer ser humano con un caso confirmado de SARS no había tenido contacto con ningún animal, excepto ratas. Experimentalmente, se ha obtenido evidencia serológica de que el SARS-CoV se replica asintomáticamente en ratas. Los estudios habían sugerido que las especies de aves no eran susceptibles a la infección por SARS-CoV y que, por lo tanto, era poco probable que las aves de corral domésticas fueran el reservorio o estuvieran asociadas con la diseminación del SARS-CoV en los mercados de animales del sur de la República Popular de China.
Papel de las civetas de palma enmascaradas
Hay un dato curioso de aquel entonces. Durante los brotes de 2002-2003, ninguno de los comerciantes de animales encuestados en los mercados, que supuestamente tenían un contacto muy cercano con civetas vivas, mostró síntomas de SARS. Durante los brotes de 2003-2004, al menos un paciente humano con SARS no había tenido contacto con civetas. Estas observaciones parecían indicar que más de una especie animal, puede desempeñar un papel en la transmisión del SARS-CoV a los seres humanos.
La mayoría, si no todas las civetas que se comercializan en los mercados, no son animales silvestres; más bien, son de granja y su crianza en la República Popular de China se había expandido rápidamente durante los últimos 15 años. ¿Qué mostraron los estudios comparativos de civetas de mercado y cultivadas sobre la infección SARS? resultados positivos para todos los animales del mercado y resultados negativos para todos los animales de las granjas. Aunque no es universalmente cierto, los huéspedes reservorios naturales, tienden a coevolucionar con sus virus y, por lo general, no muestran signos clínicos de infección. Sin embargo, cuando las civetas se infectaron experimentalmente con 2 cepas de SARS-CoV humano, todas desarrollaron signos clínicos de fiebre, letargo y pérdida de agresividad. Entonces. Era necesario seguir buscando: la falta de una infección generalizada en las civetas silvestres o cultivadas, hacía poco probable que fueran el huésped reservorio natural.
En murciélagos
En el 2006 se informaba de la presencia de CoV similares al SARS en diferentes especies de murciélagos. Un estudio anterior indicó un cierto nivel de reactividad cruzada antigénica entre el SARS-CoV y algunos coronavirus del grupo 1. La seroprevalencia relativamente alta y la amplia distribución de murciélagos seropositivos, era consistente con el patrón serológico esperado del huésped reservorio natural de un patógeno. Además, los análisis indicaban la existencia de una diversidad genética mucho mayor de CoV similares al SARS en murciélagos que de CoV del SARS en civetas o seres humanos, lo que respalda la idea de que el SARS-CoV es miembro de este nuevo grupo de coronavirus y que los murciélagos son un reservorio natural para ello. El rompecabezas se armaba.
Apenas cuatro años después, 2006, el descubrimiento de diversos CoV similares al SARS en murciélagos, demostraba que existían los reservorios ajenos al hombre del virus SARS y resaltaba aún más la necesidad de comprender la distribución y transmisión del reservorio, ese animal que nos lo podía trasmitir, para prevenir brotes futuros.
Nota: Reservorio: el virus necesita un lugar donde pueda crecer y multiplicarse. Portador es un humano o animal que es un reservorio de microbios pero que no desarrolla la infección. Los portadores pueden transmitir patógenos a otros.