Alfonso Mata

Por supuesto, hablamos sobre la inmunidad colectiva.

Hace 19 meses todavía no se sabía qué fracción de la población necesitaba vacunarse para lograr la inmunidad colectiva, se pensaba que sería alrededor del 70% o más de pobladores de una comunidad, región, país, el mundo. Ahora con la variante Delta cada vez más dominante, ¿todavía se considera que el 70% es suficiente para lograr la inmunidad colectiva o necesitamos un porcentaje mucho más alto?

En términos médicos y salubristas, la cuestión de la inmunidad colectiva se presenta bajo una realidad y también como una pregunta: las personas que no son inmunes, que no están vacunadas o que no tienen inmunidad contra la infección natural por otras razones ¿Tienen protección contra las enfermedades simplemente porque viven en y entre personas que son inmunes?

Para el médico esto no es cuestión de un número, no es un sí o un no, no lo hay, su paciente puede estar en riesgo de morir, y debe procurar que no quede con lesiones y complicaciones. Para el salubrista si es cosa de números y de grado en el que podría haber alguna protección de personas no inmunes y eso depende totalmente de cuán transmisible sea un virus y cómo se comporte. Tenemos mucha información sobre muchos virus diferentes y suele usarse el del sarampión como ejemplo, que es un virus altamente transmisible. Para proteger a las personas que no son inmunes, o con deficiencia inmune, en el caso del sarampión, se necesita que aproximadamente el 95% de las demás personas de la población sean inmunes. Así que ese es un virus realmente transmisible y para el virus SARS-CoV-2 no sabemos con exactitud si no hacemos estudios en la población, de cuánto realmente es el valor, cuál es la proporción de personas que necesitan ser inmunes, para brindar alguna protección a quienes no la tienen, que no han sido vacunados, que no son inmunes porque no han tenido una infección natural. El fenómeno se complica, cuando vemos la expansión de variantes que son más transmisibles como se dice de la Delta; eso significa que a una mayor transmisibilidad del virus, esto demandando que una mayor proporción de la población se vacune para comenzar a proporcionar cierta inmunidad comunitaria. Pero en este momento lo que si resulta claro es que deberíamos avanzar en el programa de vacunas en todos los países para superar ese 70% primero y eso debe hacerse de manera escalonada 10% de la población en próximos meses, 40% antes de fin de año y en por encima del 70% de la población a mediados del 2022 recomiendan los expertos. Insistimos: con las variantes que estamos viendo aparecer con más frecuencia (lógico porque hay más casos), se eleva la proporción que requeriría vacunarse para alcanzar esta inmunidad colectiva.

Ojo con las frases: De hecho, inmunidad comunitaria involucra a los que se han infectado de forma natural más los que han sido vacunados. Inmunidad natural deja afuera a los vacunados. Entonces, por lo que se está luchando es para alcanzar un nivel de inmunidad comunitaria exitoso.

Pero no todo es tan fácil: desnutridos y obesos, enfermos crónicos, deficientes inmunitarios por diversas causas, estado reproductivo de la mujer, ciertas labores, todos ellos pueden afectar su inmunidad natural como la de la vacuna. El otro factor que preocupa también es la duración de la protección, el tiempo que la comunidad permanece protegida por una vacuna determinada afectará su impacto en inmunidad comunitaria, en la proporción de la protección general dentro de la comunidad y, nuevamente, no tenemos datos a largo plazo sobre la duración total de la protección de las vacunas que se ha usado en la actualidad.

Y LA VARIANTE DELTA Y OTRAS MÁS PELIGROSAS QUE VENGAN

Podemos casi asegurar que el fuerte aumento de las infecciones por coronavirus en el mundo está asociado con la nueva variante «Delta» que se está extendiendo rápidamente. Entonces es válido saber si se considera más infecciosa y mortal. ¿Es tan? ¿Qué dicen los científicos sobre esto?

La variante «Delta» del coronavirus, anteriormente conocida como «India», se descubrió por primera vez en octubre de 2020. Desde entonces, el virus mutado se ha extendido ampliamente, según las autoridades aún no sabemos el porcentaje de las infecciones que son causadas por este tipo particular de coronavirus. En mayo, la (OMS) designó el tipo «Delta» como «preocupante». «Delta» tiene varias mutaciones a la vez, incluso en la proteína de pico y se sabe que estos cambios permiten que el virus entre más fácilmente en las células del cuerpo humano y evite algunas reacciones inmunes y se afirma que además de Delta, también hay una opción Delta plus (AY.1). Es incluso más infeccioso y resistente a las vacunas actuales contra el coronavirus se dice sin embargo, esta «delta-plus» aún no se ha extendido ampliamente. Pero en resumidas cuentas, todavía no hay mucha investigación al respecto. En la vida real, según los epidemiólogos, la probabilidad de contraer el «delta» es tres veces mayor que la de un tipo de coronavirus no mutado.

Existe poca evidencia científica sobre si la variedad Delta en realidad causa más muertes que otras mutaciones de coronavirus, los estudios que se han publicado son poco concluyentes.

Y surge entonces la gran pregunta ¿Puede ser necesaria una tercera vacunación? Las dudas son diferentes, los expertos opinan diferente, pero parece haber una tendencia a que si el coronavirus como resultado de mutaciones no cambia significativamente en su estructura y propiedades, entonces es posible que la tercera vacuna solo sea necesaria para personas con inmunidad debilitada, por ejemplo, los ancianos y aquellos que se ven obligados a apoyar su sistema inmunológico con medicamentos.

Pero hay una tercera razón poderosa para pensar en refuerzos. Según los datos disponibles, es probable que «se necesite una tercera inyección dentro de los 6 a 12 meses posteriores a la vacunación completa» afirman algunos, pero está por demostrarse que esto sea necesario en forma concluyente. Las compañías farmacéuticas suman a lo anterior su creencia de que la tercera vacuna proporcionará el nivel más alto de protección contra todas las variantes de coronavirus conocidas actualmente. Todo está por verse.

Creo que la mejor respuesta en la lucha contra la pandemia la dio el director de la OMS y fue que la pandemia terminará cuando el mundo decida acabar con ella. Está en nuestras manos. Tenemos todas las herramientas que necesitamos. Podemos prevenir esta enfermedad, podemos realizar pruebas y tratarla. Así de fácil es de saber muy difícil de hacer. Paradójico que eso se diga, cuando casos, hospitalizaciones y muertes van para arriba. Insisto, la debacle se debe a politizar y comercializar la salud. Y la responsabilidad de los Sistemas de Salud, también tiene su culpa. Esos aumentos también están impulsados por una mayor mezcla social y movilidad, el uso inconsistente de medidas sociales y de salud pública y el uso no equitativo de vacunas. Gran lección: cuando lo social marcha por su lado y lo institucional por el suyo no puede haber programas de salud adecuados.

En estos momentos lo ganado hasta ahora pende de un hilo; están en peligro o se están perdiendo los Sistemas de Salud y eso en la salud de la gente tendrá efectos nefastos, en los bolsillos de muchos en el desarrollo humano en general.

 

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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