Alfonso Mata
Era posible determinar los patrones del proceso epidémico
Esto debió hacerse desde antes de la pandemia: crear una versión de una “hoja de ruta” que pudo haber ayudado a prepararse con anticipación. Pero no teníamos ni hicimos estrategias adecuadas ni para antes ni para en durante y no creo que existan para un después. En esos tres momentos es necesario hacer trabajo y en esta dirección, lo que demanda de un trabajo conjunto de instituciones nacionales ejecutoras y científicas.
Con la globalización en todo el mundo, donde los viajes y el comercio internacionales pueden ser una causa potencial de brotes de enfermedades infecciosas conocidas y emergentes, se requiere una combinación de profesionales, de diferentes profesiones trabajando en rutas críticas. Eso incluye epidemiólogos, especialistas en computación, médicos, veterinarios y trabajadores de salud pública. Solo se pueden desarrollar mejores sistemas de vigilancia, con enfoques multidisciplinaria. Estamos hablando del uso de tecnologías variadas t modernas de información automatizada, para obtener datos, cuyo examen permita contribuir al monitoreo, alerta y respuesta temprana a enfermedades infecciosas incluso antes de la formación de una amenaza internacional. Esto es función de un sistema epidemiológico.
Qué no funciona en el sistema epidemiológico
La tarea de la vigilancia epidemiológica es una evaluación rápida y continua de la situación salud-enfermedad en general, que debe ser consistente y estandarizada, oportuna y llegar a los tomadores de decisiones y ejecutores. Esto en estos momentos no funciona adecuadamente.
Es sobre la base de los datos obtenidos en el proceso de vigilancia epidemiológica que: se desarrollan estrategias y un complejo de medidas preventivas y antiepidémicas adecuadas, se lleva a cabo su evaluación y se hace una previsión del desarrollo de la situación.
En resumidas cuentas, un sistema epidemiológico funcional y adecuado, debe realizar las siguientes tareas:
- Detección e identificación rápidas de amenazas biológicas, microbiológicas y casos.
- Establecimiento de vulnerabilidades y riesgos y localización de casos.
- Análisis completo de las amenazas a la seguridad de las personas y los grupos, así como modelización de la situación y predicción del desarrollo de estas amenazas.
Para lograr lo anterior, la formación de un espacio de información único, así como el mantenimiento de bases de datos de información en interés de los órganos del gobierno y privados, debe ser completo y estructurado.
Transformar el sistema actual no parte de cero. Se ha introducido en la práctica internacional, un algoritmo para la evaluación integral de vigilancia y control mundial, que tiene que ver con las emergencias de salud pública de importancia internacional. El contenido de este concepto incluye: una nomenclatura revisada de enfermedades, clasificación de personas, toma y manejo de muestras, detección y seguimiento de casos, entre otras; así como de amenazas para los cumplimientos de medidas sanitarias e higiénicas. La vigilancia mundial, junto con la respuesta, ha ayudado antes y actualmente a contener rápidamente la propagación de enfermedades a nivel internacional. La Red mundial de alerta y respuesta ante brotes epidémicos, formada en la OMS en 2000, desarrolla normas armonizadas para la respuesta internacional a brotes y genera apoyos científico técnicos a los países.
Entonces la gran pregunta es:
- ¿Qué es la prevención de enfermedades infecciosas en nuestro país?
- ¿Qué medidas anti-epidémicas se llevan a cabo en nuestro país para prevenir la incidencia de enfermedades infecciosas?
Qué se hizo
Si dividimos en tres períodos lo que ha sido las fases del trabajo nacional con el fin de controlar la pandemia de Covid-19 en el país, encontramos que se llevaron a cabo una amplia gama de medidas sanitarias-higiénicas y médicas, dirigidas a los tres eslabones del proceso epidémico: la fuente de infección, la vía de transmisión y la susceptibilidad de la enfermedad.
La estructura organizativa del sistema de protección contra la epidemia de la población, incluyó fuerzas y medios y medidas médicas y no médicas. Los empleados del sector institucional y comunal jugaron y siguen jugando un papel importante para asegurar el régimen anti-epidémico. Ellos, junto con los organismos estatales y con la participación activa de la población, llevaron a cabo un conjunto de diversas medidas relacionadas con la prevención y la vigilancia, llevaron a cabo numerosas medidas antiepidémicas.
Los trabajadores de la red salubrista y autoridades, se suponía aseguraran la detección precoz del foco epidémico en la zona que atienden. Sin identificar una enfermedad infecciosa, la información sobre el foco de la epidemia no está disponible para los empleados del servicio sanitario y epidemiológico, ya que sus actividades incluyen funciones de diagnóstico (diagnóstico epidemiológico), organizativas, metodológicas y de control.
La Ley y la normativa institucional que se dictó en su momento, establecía al personal estatal y a las personas de las comunidades, las bases de la regulación estatal en el campo del funcionamiento ante la pandemia y definía un conjunto de medidas con el objetivo de proteger a la población y proteger el medio ambiente de los efectos de una pandemia. A la fecha, no se conoce si esto funcionó y la calidad que se tuvo en ello, pero la evolución que ha tenido y tiene la pandemia muestra que no ha sido lo adecuado.
Visto lo anterior ¿Cuál fue el nivel de cumplimiento al respecto?
Responder a ello se torna difícil pues no existía un sistema de monitoreo de ello completo ni algoritmos desarrollados unificados y probados, de cooperación interdepartamental e interregional para trabajar y funcionar en emergencias, esto necesita de una larga cadena de procesos que dada la evolución que ha tenido la pandemia es más que evidente que no existían.
Los riesgos y su ataque
Una revisión de la documentación científica técnica, nos permite entrever que en una amenaza al bienestar sanitario y epidemiológico de la población, debe atenderse tres niveles de riesgo: el primero, cuando las enfermedades se detectan en el territorio de estados extranjeros con una amenaza de propagación: el MSPAS desde diciembre 2019 tuvo señales que podía existir una pandemia y sacó sus normas al respecto, ello coincidió con un cambio de gobierno por lo que es muy posible que haya afectado convirtiendo la acción en un proceso muy lento que no tomó en serio la situación hasta cuando era evidente la presencia de la pandemia. El nuevo gobierno, en marcha acelerada planificó cómo atender la potencial epidemia por venir y preparó y se dedicó a fortalecer fundamentalmente el nivel biomédico y su infraestructura con el fin de lograr y ampliar su cobertura de atención de casos.
Detectado el primer caso se pasó a la siguiente fase que era contener la transmisión del primer caso que usualmente fue seguido inmediatamente de casos aislados y focos locales en el país. Esto se tornó difícil de realizar bien en el país, dado que carecíamos de sistema adecuado de seguimiento y cobertura; se carecía de método y material diagnóstico adecuado y de esa manera el control tan pronto como dos meses posterior al primer caso, se salió de control y entramos al tercer riesgo: la infección se propagó en el territorio. La contención de riesgos a este nivel exige un accionar social a la par del institucional, cosa que no existió como experiencia nacional adecuada dentro de una sociedad con enfoque a la medicalización.
A pesar de existir los mecanismos y herramientas disponibles a nivel mundial para trabajar adecuadamente cada uno de esos niveles de riesgo; además de haberse formado la Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia Covid–19 (Coprecovid) para el manejo de la situación que desarrolló y aprobó un plan de acción para prevenir y atacar la propagación de enfermedad y preparó propuestas para la introducción de medidas restrictivas a corto y mediano plazo, se fracasó a nivel nacional.