Mantener altos niveles de inmunización contra enfermedades prevenibles es una importante prioridad de los sistemas de salud mundiales. Foto la hora: Ap

Alfonso Mata

En el último artículo hablábamos que la educación actual no resulta del todo suficiente para modificar actitudes ni creencias hacia la vacunación. Eso no quiere decir que proporcionar conocimientos no sea importante y que demostrar falsedad contra algunos argumentos antivacunas no sea necesario y no solo es necesario sino que debe hacerse.

Llenar las lagunas sobre conocimientos respecto a las enfermedades prevenibles con vacunas y las vacunas no solo es ineludible sino una parte esencial del derecho a la salud y fuente de datos que se necesita para una concientización y actuar. Una labor del sistema de salud es que debe actuar como una fuente de información confiable y objetiva y esto es un servicio esencial para quienes buscan genuinamente pruebas científicas sobre su salud y las formas de conservar y preservar esta y para ello la vacunación en la actualidad es una herramienta. Esta información, el sistema de salud la debe comunicar en persona, a través de la organización social y de asociaciones o familiares (en particular con aquellos con valores compartidos), enviar a los periódicos locales como artículos de opinión o cartas a los editores, o proporcionar en línea a través de publicaciones en blogs, actualizaciones de redes sociales u otros sitios en Internet, donde inadvertidamente puede “tropezarse” con búsquedas o referencias de otros enlaces. El personal de salud debe ser consciente de que estos esfuerzos educativos, pueden resultar contraproducentes para las personas profundamente arraigadas en el rechazo a las vacunas, pero se han citado casos de «conversión» de individuos que pasaron de ser escépticos a defensores de las vacunas

Mantener altos niveles de inmunización contra enfermedades prevenibles es una importante prioridad de los sistemas de salud mundiales, especialmente dado el incremento de algunas de ellas en varia partes del mundo y los cambios que con eso pueda producirse en las enfermedades. Dadas estas preocupaciones, ¿cómo deberían los médicos y las instituciones de salud pública responder a las preguntas del público sobre la seguridad de las vacunas? la evidencia científica ha demostrado que esta pregunta es difícil de responder. Por ejemplo, mientras algunos recomiendan que los profesionales de la salud entablen un diálogo con los padres y las poblaciones de los que dudan de las vacunas, se sabe relativamente poco sobre qué mensajes son eficaces para superar la renuencia de los padres a vacunar.

Un tremendo daño causado por los divulgadores y líderes antivacuna al sistema de salud, es el uso frecuente que hacen de la teoría de la conspiración, lo que genera una falta de confianza hacia la comunidad médica y científica ya no solo contra la vacuna sino contra el manejo de la salud. Como tal, brindar más educación a algunos sobre el espectro de rechazo / vacilación de la vacuna resulta en internet -lugar que juega un papel importante en la campaña antivacuna- frustrante y difícil; hay que ser muy tenaz, porque es poco probable que sea suficiente una vez simplemente para tranquilizar a muchos, aunque salga de labios de grupos de expertos que las vacunas son seguras y efectivas cuando estos incrédulos ya desconfían de los “expertos”. El problema es que las personas que desconfían del sistema de salud, a menudo interpretan la evidencia de manera sesgada y como resultado, la información correctiva sobre temas controvertidos puede no cambiar las creencias u opiniones fácticas entre los encuestados que tienen más probabilidades de estar mal informados.

A pesar de todos esos obstáculos, los científicos biomédicos y médicos de respeto dentro de la sociedad, los líderes de opinión que apoyan abiertamente las vacunas, pueden servir para cimentar la idea de que la vacunación es «normal» y esperada, si a la vez luchan por una mejor imagen del sistema. Dos expertos en la comunicación Kestenbaum y Feemster al respecto han señalado que “… la motivación de los padres para vacunar a sus hijos también está influida por las normas sociales, que son las reglas que utiliza un grupo para valores, creencias, actitudes y comportamientos apropiados e inapropiados”.

A veces se olvida la forma mejor de estructurar mensajes porque no se toma en cuenta al público. Por ejemplo, encuestas en algunos lugares ha encontrado que tres de cada cuatro adultos padres, están de acuerdo en que «los niños sanos deben estar vacunados para asistir a la escuela debido al riesgo potencial para los demás» y uno se encuentra que este argumento no es usado por la mayoría de mensajes y mensajeros provacuna. Tampoco se analiza en los mensajes, el hecho de como considera la población beneficios y riesgos  y la mejor manera de enfocar esto en el plan educacional.

Aunque existe vacilación a la vacuna, la vacunación a tiempo sigue siendo la norma para la gran mayoría de las familias. Tanto el profesional que acepta las vacunas como el beneficiado de estas, transmitir esa información a sus redes, puede ayudar a cambiar sutilmente la opinión sobre lo que han llamado “la mejor historia nunca contada: la vacunación sin incidentes” y eso debe hacerse aun sabiendo que es menos probable que las historias de administración de vacunas sin complicaciones se “vuelvan virales” que las historias de efectos adversos y complicaciones. Esas, historias pueden arraigar aún más la idea de que las vacunas se administran todos los días sin incidentes.

Pero hay otro truco oculto en todo esto: Con poca o ninguna información basada en evidencia para respaldar las afirmaciones del peligro de las vacunas, los activistas antivacuna han confiado en el poder de la narración para infectar a toda una generación de personas con  miedo y duda sobre estas. Esa estrategia es poco usada por los sistemas de salud. Profesionales y público deben actuar como los “embajadores de vacunas” recibirían formación y compartirían las razones por las que decidieron vacunar a sus propios hijos y los beneficios que de ello reciben. En particular, si esto se hace entre personas con valores compartidos, este programa puede resultar beneficioso. Los embajadores pueden hablar sobre pasos para corroborar y neutralizar temores, ofrecer información sobre el educador y su experiencia personal con las vacunas, proporcionar información sobre la ciencia relacionada con las vacunas y explicar recomendaciones, todo dentro de un contexto de empatía y una relación establecida. Eso le ha faltado al sistema de salud

Finalmente la política de vacunas se establece a nivel estatal. Es necesario entonces que los políticos se pongan la camiseta un poco científica y personal de salud  de los políticos, un diálogo que al final debe enfocarse a tasas más altas de cumplimiento de la vacunación. No es necesario esperar una situación de emergencia para presionar a los legisladores estatales para que fortalezcan las regulaciones sobre vacunas.

Por último, no nos olivemos que aunque puede que no haya un único líder de un “movimiento” antivacunas, los que abogan por esto son muy conocedores de los medios y no tienen miedo de defender sus opiniones de que las vacunas son peligrosas. Los profesionales y los científicos, por su formación y, frecuentemente por su naturaleza, a menudo son reacios a pensar en problemas sin traer matices de gris, mientras que los líderes de pensamiento en vacunas, expresan con frecuencia un pensamiento estricto en blanco y negro. Abogar por las vacunas no siempre es fácil; puede ser necesario salir de la propia zona de confort y convertirla en blanco de acoso  Sin embargo, con tanto en juego, ¿no deberían los expertos en la materia estar al frente de esta lucha?

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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