La pandemia de COVID-19 ha acarreado para los niños daños invisibles en su salud mental que, según la ONG World Vision, se hace especialmente palpable entre las familias más vulnerables. Foto la hora: WORLD VISION/CRISLYN FELISILDA / Europa Press/dpa

La pandemia de COVID-19 ha acarreado para los niños daños invisibles en su salud mental que, según la ONG World Vision, se hace especialmente palpable entre las familias más vulnerables, aquellas que más han sufrido los efectos socioeconómicos colaterales de la emergencia sanitaria.

El informe ‘Desenmascarando el impacto de la COVID-19: infancia perdida’ se basa en 12.000 entrevistas –5.500 de ellas a niños– en Camboya, India, Indonesia, Laos, Birmania, Nepal, Sri Lanka, Tailandia y Vietnam, aunque la organización considera que sus resultados son extrapolables a otros contextos similares en otras partes del mundo.

Uno de cada siete encuestados reconoció que no podía calmar sus propios miedos, mientras que uno de cada 18 tenía pensamientos suicidas. El incremento de la violencia doméstica, la interrupción de la educación y la preocupación por el empeoramiento de los ingresos y la salud de las familias contribuyen a este tipo de situaciones.

En el caso de los niños que padecen abusos físicos, la probabilidad de sentirse tan desesperado hasta el punto de no querer seguir viviendo aumenta a uno de cada cinco, mientras que el miedo es una constante que se multiplica por cuatro entre los menores que ya trabajan.

El director de World Vision en Asia Oriental, Terry Ferrari, considera «urgente» que se atiendan las necesidades de los niños, también su salud mental. «Se puede hacer mucho más para luchar contra el estigma y promover una mejor comprensión de los problemas que afligen a nuestros niños, que merecen tener esperanza y alegría por un futuro mejor», ha reclamado en un comunicado.

Blessing, una adolescente birmana de 17 años, ha recordado que «los niños y jóvenes sufren actualmente angustia emocional debido al cierre de las escuelas y a la falta de actividades físicas» y ha pedido ayuda en nombre de todos los menores: «Queremos que los padres y los cuidadores comprendan nuestros sentimientos y dificultades, y que nos proporcionen apoyo emocional y espiritual».

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