Alfonso Mata
HS: Puede haber otra intención con las vacunas que protegernos
AM: No hay que ir muy lejos: El principio de las vacunas es siempre el mismo: administrar una substancia a nuestro organismo para inducir una reacción inmunitaria. Esta exposición previa lograda con la vacuna con proteínas de un virus naturales o sintéticas, permite que nuestro cuerpo reconozca y luche contra el agente infeccioso «real» cuando este nos ataca, con los anticuerpos y las células inmunitarias que la vacuna le habrá permitido desarrollar a nuestro sistema inmune.
HS: Por qué no se hace una sola vacuna
AM: cuestión de negocios podría decirse pero no es única razón. Hay una multitud de vacunas convencionales diferentes. Para el virus de la influenza, se pueden tomar extractos de proteínas del virus para inducir una respuesta inmune. Hay versiones con virus atenuados, nada peligrosos cuando se administran, y hay versiones con virus activados, por ejemplo. Dos tipos con el mismo fin.
En el caso del COVID-19, las vacunas de ARN mensajero y ADN funcionan de manera diferente porque no contienen proteínas virales; en cambio, contienen material genético que ingresa a las células y hace que produzcan las proteínas necesarias para luchar contra el virus cuando este invada. En el caso del COVID-19, se trata de proteínas de pico, esas puntas rojas que solemos ver en las imágenes de la molécula del SARS-CoV-2 y que facilitan la entrada del virus a nuestro cuerpo.
HS: Y entonces cuál es la ventaja de hacer estas vacunas “genéticas”
AM: Los virus cambian su composición y sus capacidades de ingresar y dañar nuestro cuerpo sin avisarnos. En las vacunas que usted ha llamado genéticas, dado que no se utiliza material biológico, la ventaja de la tecnología genética es que permite a los fabricantes de vacunas cambiar rápidamente su protocolo y generar un ARN o ADN que sea más representativo de las nuevas variantes que podrían ser resistentes a la fórmula de vacuna actual. Son capaces de volverse sobre sí mismos con una nueva formulación en unos pocos meses, lo que con vacunas convencionales podría tomar años.
HS: Pero entonces estamos hablando de terapia genética, novedosa, peligrosa
AM: Creo que acá está la equivocación y el temor de la gente. Las vacunas de ARN o ADN no son una terapia génica, simplemente porque el material genético que contienen e inoculan en nuestro brazo, desaparece con bastante rapidez y no tiene la capacidad de integrarse en el genoma de nuestro cuerpo y hacer cambios. Nuestras células también tienen la capacidad de distinguir el ADN del ARN.
Entonces, lo que es importante es saber que estos ARN especialmente, se degradarán rápidamente. Por tanto, dejarán de estar presentes a los pocos días, como máximo, pero eso no impide que uno haya tenido tiempo de estar expuesto a la proteína, que es el elemento clave para inducir esta respuesta inmunitaria cuando el coronavirus nos ataque o entre en contacto con nosotros y podamos rechazarlo.
La terapia génica permite integrar nuevo material genético en las células de manera sostenible para compensar una disfunción y lo hace permanentemente. Una terapia génica experimental para curar la hemofilia, que implica inyectar un gen esencial para la coagulación, ha dado, por ejemplo, resultados prometedores. Una terapia génica se usa porque la terapia es para personas enfermas.
Es por esta misma razón que ni el ARN ni el ADN inyectado como parte de las vacunas de COVID-19 existentes en estos momentos, no se puede transmitir de generación en generación, al contrario de todo lo que se especula en las redes sociales. Una posibilidad de esto solo se podría dar durante la fecundación pero para eso se requeriría que el ARN y ADN atraviesen la placenta y luego encuentre su camino hacia las células del feto para integrarse. Eso con estas vacunas es imposible.
HS: Y la discusión sobre lo que puede pasar con los pacientes con VIH y vacunas de ARN
AM: Se suele decir que los portadores del VIH puede su virus ARN transformar en ADN. Esto se debe a que los retrovirus como el VIH se caracterizan por la presencia de la enzima retrotranscriptasa, capaz de transcribir su información genética de ARN en ADN. Los genetistas saben que esto no puede suceder con el ARN de la vacuna COVID-19, pues el SARSCoV-2 no es un retrovirus.
Para que el VIH pueda, mediante su enzima transcriptasa inversa, transformar el ARN en ADN, las células que reciben el ARN tienen que ser las que están infectadas con el VIH. Las células que captarán el ARN en este contexto no son necesariamente las mismas, y hay que entender que es muy poco probable que el VIH cause este fenómeno porque solo puede transcribir su propio ARN.
HS: Son novedosas las vacunas de ARN
AM: Si por novedosas entendemos que se usan por primera vez en humanos sí. En el caso de las vacunas de ARN esta es la primera vez que se ha utilizado para un virus o un agente infeccioso humano, pero ha sido desde los años 90, que existe mucha literatura y estudios que se han realizado para demostrar sus beneficios.
Hay una gran cantidad de empresas y estudios en estos momentos que demuestran que esta vacuna tiene un efecto beneficioso, es segura para las personas que la reciben y ofrece protección en las personas infectadas que desarrollarán la enfermedad.
Es curioso, la generación que actualmente está en mayor riesgo, los adultos mayores, fueron pioneros en el uso de vacunas como las del sarampión y otras. Siempre hay una primera vez y esta vez se realiza con grandes controles para su seguridad.
HS: Información errónea sobre sus efectos secundarios
AM: También la hay pero para concluir con lo dicho hasta ahora: las vacunas que se están empleando no tienen efectos tóxicos sobre el genoma, si tienen efectos secundarios como fiebre, malestar general, diarrea, incluso de coagulación, pero son mínimos, y la mayoría de corta duración. Como cualquier medicamento, la vacuna puede incluso poner en peligro la vida de algunas personas, pero esa posibilidad es una entre miles, en cambio el virus mata cientos entre miles. Cualquier medicamento puede matar y se debe a que cada uno de nosotros es un ser de la misma especie, pero con cualidades y respuestas funcionales diferentes.
HS: Finalmente la gran pregunta: La vacuna produce variantes del virus
AM: Veamos lo que tenemos visto en este momento. La variante británica se detectó por primera vez en septiembre, casi dos meses antes del inicio de la campaña de vacunación en el Reino Unido. La brasileña apareció en diciembre, semanas antes de que se vacunara a uno solo de sus ciudadanos. Y no han aparecido variantes en todos los países que han iniciado su campaña de vacunación.
Pero si cabe alguna posibilidad: la débil inmunidad conferida por la primera dosis de la vacuna, hace que las personas sean particularmente vulnerables a la infección. Si la administración de la segunda dosis se retrasa demasiado: se corre el riesgo de provocar la aparición de nuevas variantes. El segundo razonamiento válido es entonces que posponer la segunda dosis, permitiría que el virus mute y resista a la vacuna pero lo más peligroso y riesgoso es tener una población grande parcialmente inmune ya que constituye terreno favorable para seleccionar la emergencia de uno o más de varias variantes que escapan a la inmunidad inducida por la vacunación. La primera dosis confiere una protección nada despreciable, del 30% al 70%, y esto de hecho sugiere que deberíamos estar en una situación que evitaría la aparición de variantes.