Luis Fernández Molina
El personaje de hoy casi trabajaba tipo “home office” porque las tres cuadras que separaban su oficina de su residencia las pudo hacer a pie. En efecto, son escasos los pasos desde la esquina de la décima calle y quinta avenida (actuales), sede del Liceo Francés, hasta el Palacio de la Audiencia, donde está la Concha Acústica. Acaso por su avanzada edad algún carruaje del gobierno le hacía el traslado.
Don Gabino Gaínza nació en la región norte de España, en Viscaya, País Vasco; se estima que fue cerca de 1753. Se tiene noticia de que en 1783, o sea a los 20 años de edad, combatió una rebelión indígena en el Perú encabezada por el mítico Túpac Amaru. Luego accedió a diferentes cargos en el mismo Perú y en Ecuador donde contrajo matrimonio. Iba escalando en su carrera militar hasta llegar al rango de Brigadier (equivalente a General de Brigada).
Posteriormente fue comisionado más al sur, a Chile, donde se estaba desarrollando una abierta guerra independentista por parte de patriotas chilenos. Bernardo O´Higgins y Juan Mackenna fueron comandantes militares contra los que los que lucharon los ejércitos leales al rey de España. Hubo combates en Talca y Concepción, entre otras ciudades. Firmaron el Tratado de Lircay (cerca de Talca) en 1814, que pareció ser una concesión y casi rendición de los patriotas. Sin embargo no fue más que una tregua en la guerra y un respiro para los rebeldes; el virrey Abascal cuestionó acremente la actitud de Gaínza. ¡Traición al rey! Por lo mismo fue sometido a proceso en Lima acusado de extralimitarse en cuanto a sus órdenes y de haber sido benévolo o tener simpatías con la causa independentista (ojo). Gaínza fue sometido a un penoso proceso militar (corte marcial); aunque fue absuelto y tuvo que ser transferido al Virreinato de Nueva Granada (básicamente Colombia y Venezuela) y poco después al Virreinato de Nueva España (México).
Cerca de 1815 el asunto independencista era incontenible y se estaba decantando en favor de los ejércitos americanos y España iba en retirada. En forma casi simultánea hubo movimientos en México (grito de Dolores), Colombia y Perú (Bolívar), Argentina (San Martín), Chile (O´Higgins). En el Reino de Guatemala hubo alzamientos en León, Granada, San Salvador, Guatemala (Conjuración de Belén) pero las autoridades españolas consideraron que con un gobierno fuerte lo podían contener. Por eso mandaron de Presidente a don José de Bustamante y Guerra quien hizo honor a su segundo apellido. Militar recio, intransigente, disciplinado que impuso mano dura contra cualquier intento independentista. Pero, en marzo de 1818 fue sustituído por el Carlos de Urrutia y Montoya, hombre mayor y enfermo quien a su vez fue sustituido por el también entrado en años Gabino Gaínza.
Muchos expresaron sorpresa y descontento contra ese nombramiento: su edad, su proceso en Perú, su carácter vacilante y las sospechas de sus simpatías con los rebeldes. Asumió el poder en marzo de 1821, rondando los 67 años. Pero apenas a los 6 meses de gobierno, él, Gabino Gaínza, quien representaba a su majestad el rey de España, fue quien convocó a cabildo del 15 de septiembre de 1821. Lo demás es historia. Tras la disputa de los realistas contra los independentistas vino la de los que proclamaban independencia total frente a los que querían anexionarse a México. En el Acta de Independencia de Centroamérica se convocaba a un congreso el 1 de marzo del año siguiente (6 meses después) en el que “había de decidirse la independencia así como la nueva forma de gobierno.” En dicha Acta aparece, en primer lugar, la firma del representante real, Gabino Gaínza quien, conforme la misma Acta permanecía “jefe” solo que en bando diferente.
El congreso convocado para el 1 de marzo de 1822 nunca se realizó porque en enero de ese año, o sea que a menos de 4 meses de ser independientes, Agustín de Iturbide “invitó” a Gaínza a que Centroamérica formara parte del vasto Primer Imperio Mexicano (que abarcaba desde Oregón hasta Panamá). Al parecer parlamentaron y le ofreció a Gaínza el gobierno de una provincia, promesa que Iturbide nunca cumplió. El Emperador envió como su delegado al italiano Vicente Filísola para que instara a los centroamericanos que se anexaran. Para facilitar el “convencimiento” se hizo acompañar de un pequeño ejército. Filísola relevó al anciano Gaínza, hasta que se derrumbó el propio Imperio Mexicano pocos meses después. En julio de 1823 se forman las Provincias Unidas del Centro de América y después vendría la República Federal de Centro América.
Desde entonces desapareció el rastro de Gaínza. Se cree que murió en México en 1829, arropado por la total pobreza y envuelto por el manto del anonimato. Un dato revelador de la personalidad de Gaínza es que en su estadía en Sur América firmaba como “Gabino” y en Centroamérica como “Gavino”. Curioso.