Pese al calor que se ha incrementado en los últimos días, las lluvias ya llegaron a gran parte del territorio nacional, incluso causando daños. Y con la lluvia llegan los mosquitos, los zancudos; que además de molestarnos con su zumbido nos pican y en algunos casos nos dejan enormes ronchas, o peor aún nos transmiten enfermedades como el paludismo. Y no ocurre sólo allá en la selva, de la que va quedando sólo su nombre. Sucede en las áreas urbanas.
Esta enfermedad es causada por parásitos del género Plasmodium, que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos Anopheles hembra infectados. Los síntomas que aparecen entre 10 y 15 después de la picadura incluyen: fiebre, dolor de cabeza y escalofríos. Según la Organización Mundial de la Salud, “los niños con paludismo grave suelen manifestar síntomas como: anemia grave, sufrimiento respiratorio relacionado con la acidosis metabólica o paludismo cerebral.”
Donde el paludismo es endémico, las personas pueden adquirir una inmunidad parcial, lo que posibilita la aparición de infecciones asintomáticas.
En Guatemala la malaria históricamente ha sido un problema de salud pública y se concentra principalmente en el departamento de Escuintla, pero también se encuentra en Alta Verapaz, Suchitepéquez, Izabal, Petén y Santa Rosa..
En la Asamblea Mundial de la Salud celebrada en mayo de 2015, la OMS presentó una estrategia que insta a adoptar medidas inmediatas para la eliminación en 2030 de todas las especies causantes del paludismo humano Que incluyen:
- Reducir la incidencia del paludismo al menos en un 90% para 2030;
- Reducir la mortalidad por paludismo al menos en un 90% para 2030;
- Eliminar la enfermedad en al menos 35 países para 2030;
- Impedir su reaparición en los países en los que se ha certificado su ausencia.
Cada vez más países con una carga baja de paludismo se están acercando al objetivo de transmisión cero del paludismo o lo están logrando. Entre 2000 y 2020, veinticuatro países registraron cero casos autóctonos de paludismo durante tres o más años
En Guatemala en 2020 se logró reducir el número de casos, reportándose 2072, el número más bajo de la historia del país y desde el 2017 no se ha reportado ningún fallecido por malaria.
Sin embargo la prevención está en nuestras manos, revise su casa y los alrededores y retire todos los posibles lugares que puedan almacenar agua y ser criadero de zancudos. Procure permanecer en habitaciones y zonas cerradas, especialmente por la noche que es el tiempo en que los mosquitos tienen mayor actividad. Coloque mosquiteros y de ser posible tratados con repelente contra insectos. Y si viaja especialmente a sitios de alta densidad de vegetación tome sus precauciones.
La OMS hace un llamamiento a todas las personas que viven en regiones afectadas por el paludismo para que «venzan el miedo»: las personas con fiebre deben acudir al establecimiento de salud más próximo para someterse a la prueba del paludismo y recibir la atención que necesitan, en el contexto de los protocolos nacionales para la COVID-19.”