Roberto Alejos Cámbara
Desde 1985 la Constituyente aprobó la Ley Electoral con la idea primordial de prevenir el fraude, crear condiciones para una amplia participación, asegurar la transición democrática y garantizar la alternabilidad en el poder. Hablemos de lo bueno y lo malo de las reformas, antes de nuevas.
La primera reforma se llevó a cabo en el 90, y se buscaba dejar más claro el tema de la función fiscalizadora que debía tener el Tribunal Supremo Electoral, mejorando su presupuesto y fortaleciéndolo. Reformas de ajuste, le llama Eduardo Núñez, director del NDI para Centroamérica.
Las reformas profundas vinieron en 2004 2006, con la descentralización de las juntas receptoras de votos, el aumento en un 30% del padrón de los afiliados necesarios para crear un partido político, y el inicio de la fiscalización de los fondos privados, así como de los fondos proporcionados por voto emitido, los cuales pasaron de Q2.00 a US$2.00.
Las reformas que se aprobaron en 2016 bajo la presión de La Plaza, obligaron a realizar cambios al sistema electoral desde el punto de vista de la lucha contra la corrupción. Esto obligó a hacer cambios en la fiscalización y el financiamiento de los partidos.
Con las últimas reformas, se aprobó un régimen de sanciones, el más fuerte de la región, se hizo un cambio total al tema de los medios de comunicación. Se implementó el voto en el extranjero, el voto por ninguno. Se establecieron reglas para evitar el transfuguismo, se cambió el calendario electoral, el financiamiento ilícito y los requisitos para que ser contribuyente en un partido político se volvieron un tema de varios registros. Se estableció la responsabilidad individual para los secretarios generales y no solo la partidaria, además, se fortaleció la cancelación de los partidos.
Los cambios en una ley pueden ser muchos y muy buenos, pero si no hay alguien dispuesto a hacer cumplir las normas, son letra muerta.
El TSE no tuvo capacidad para aplicar las normas, los bancos y la SAT no contribuyeron, el endurecimiento de las normas para el financiamiento provocó que se diera más financiamiento oculto del narco, el crimen organizado y los grupos ilegales.
La buena intención en el tema de los medios en lugar de provocar igualdad de condiciones. solo logró que los medios no se involucraran y provocó una reducción en la atención de la ciudadanía. Además, se facilitó la confrontación y la judicialización de la política.
Antes de hablar de los cambios deseados como la paridad o cuotas en el tema participación de la mujer, los distritos pequeños, la votación por la persona en lugar de listas, debemos de pensar en otros temas que no están en la ley electoral, como la elección de gobernadores, la renovación del Congreso a mitad del periodo presidencial, entre muchas otras.
“Fácil y cerca de votar, con resultados rápidos y transparentes” puede ser la frase que resuma las reformas que se necesitan, pero: ¿Por qué los Constituyentes aprobaron una ley con esas condiciones? ¿Se logró lo que buscábamos?
Corrijamos estos temas ahora, o será lo que ocupe a los legisladores en lugar de la reforma que no debe ser pospuesta, y finalmente preguntémonos, ¿Son viables las reformas que tanto se sueñan, o complicaría las votaciones en lugar de simplificarlas? Continuará….