Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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Con motivo de la 27 Cumbre Iberoamericana que se celebra en Andorra esta semana, el presidente Giammattei, en una entrevista a EFE, volvió a referirse a los “muros de prosperidad”, que ha propuesto al gobierno de los Estados Unidos, indicando que “Con un muro de prosperidad sería más fácil detener la migración, y eso significa que nos abran los mercados” (de Estados Unidos y Mexico).

Con ello, el mandatario evidencia su profundo desconocimiento en comercio internacional, ya que Guatemala tiene tratados de libre comercio multilaterales con ambos países: el DR-CAFTA con Estados Unidos en vigencia desde 2006 para Guatemala y el Tratado de Libre Comercio México-El Salvador, Guatemala y Honduras (Triangulo Norte) en vigencia desde el 2001 para Guatemala, lo que significa que los mercados que ya están abiertos. Pone un burdo ejemplo en el que «Les hemos dicho que para qué producir todos los trajes de bioseguridad en China, cuando se pueden producir en Guatemala que estamos a poco más de dos horas de Miami, y que pueden llegar muy fácilmente y mucho más barato». Habría que comenzar por explicarle al mandatario que el viaje a Miami en realidad toma tres días, no dos horas, porque las prendas normalmente se envían en barco, ya que el flete marítimo es más económico que el aéreo. Además, los costos portuarios en Guatemala son sumamente altos comparados con los de China. También cabe resaltar que las estructuras de costos en China y en varios países asiáticos son menores debido a las escalas que se manejan en las cadenas de abastecimiento de materias primas, en muchos casos debido al mayor nivel de industrialización que existe en dichas naciones, comparado con nuestra región. Todo ello hace que los productos asiáticos sean más baratos.

Incrementar las exportaciones (la actividad económica, en realidad, para generar más y mejores empleos) es un factor muy importante para disminuir la migración. Sin embargo, hay otros factores muy relevantes que el Presidente mencionó retóricamente, nada más, ya que ni siquiera intentó explicar cómo es que pretende solucionarlos; la respuesta es obvia, no existe interés en solucionarlos. El combate a la desnutrición (1 de cada 2 niños la padece), el acceso universal a la salud, la mejora en la educación (en cobertura y calidad) y la capacidad del Estado de brindar seguridad a la población (contra maras y narcos), son temas indispensables e impostergables si se quiere disminuir la migración a los Estados Unidos. Chile es un claro ejemplo de cómo se abordó un problema como la desnutrición crónica desde la década de los 60 hasta erradicarla en los 80, manejando con honestidad y transparencia presupuestos estatales específicos para el efecto. Eso le permitió, junto al acceso a la salud y a una educación de calidad, tener una proporción significativamente alta de mano de obra calificada dentro de su población económicamente activa. La consecuencia de todo lo anterior ha sido un crecimiento sostenido de la economía chilena durante décadas, elevando significativamente el nivel de vida de los chilenos.

Los problemas anteriormente descritos, aunque tienen repercusiones económicas, se resuelven ejecutando de forma honesta y eficiente programas gubernamentales diseñados para atacarlos. Este gobierno, como los anteriores, no tiene ningún interés en hacerlo, ya que se debe a sus financistas, no a quienes los eligieron.

Prefieren las autopistas de corrupción a los muros de prosperidad.

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