Sergio Penagos Dardón

Ingeniero Químico USAC, docente, investigador y asesor pedagógico en el nivel universitario. Estudios de posgrado en Diseño y Evaluación de Proyectos y Educación con Orientación en Medio Ambiente; en la USAC. Liderazgo y Gestión Pública en la Escuela de Gobierno.

post author

Sergio Penagos

“Como ya sabemos que la responsabilidad no es de los partidos, sino de las personas”. Totalmente de acuerdo don Roberto. No existe actividad humana que no haya sido definida y ejecutada por seres humanos, de cuyos resultados debieran responsabilizarse plenamente. Alguien dirá “Ahora existen robots que realizan muchas labores”, pero aún no poseen la capacidad de tomar sus propias decisiones, sólo son ejecutores de órdenes establecidas y programadas por personas.

Ninguna organización humana trabaja o actúa sin la intervención de las personas, por lo tanto no se les puede endilgar las malas actuaciones de las personas que laboran en ellas. “Por supuesto que pueden decirme que, habido gobiernos corruptos, bueno, por supuesto, si, no lo negaré”. Expresó Alejandro Giammattei al corresponsal de ABC News, demostrando su enciclopédica ignorancia. En Guatemala NUNCA ha habido gobiernos corruptos, lo que ha abundado son los funcionarios corruptos; es decir las personas. Si este presidente estuviera tan seguro de la NO CORRUPCIÓN de su gobierno, no hubiera creado esa ineficiente y acomodaticia Comisión Presidencial Contra la Corrupción, que: “Será un vínculo y un canal directo con la población guatemalteca para que nos pueda fiscalizar, pero, sobre todo, para nutrir de información de alertas de corrupción en contra de funcionarios o empleados públicos”, dijo Oscar Dávila, director ejecutivo de la CPCC, lo que nunca se ha cumplido; por el contrario, han entorpecido la labor de los fiscales. De manera que son las personas no la Comisión quienes harán la diferencia.

Un avión de pasajeros de tipo Airbus cuenta con una tripulación de tierra y otra de vuelo, entre otros servicios complementarios, que deben trabajar en armonía y cumplir estrictos protocolos de seguridad. Estas agrupaciones están constituidas por personas adiestradas, preparadas y especializadas en sus respectivas funciones. Por analogía, supongamos que en pleno vuelo se da una situación que exige tomar decisiones inmediatas. Existen diferentes niveles jerárquicos para ello. Los pasajeros no se enteran del proceso e intercambio de comunicaciones entre el personal de vuelo y el personal de tierra. Finalmente quien detenta el poder (el dueño del avión) decide lo que se hará; entonces se les comunica a los pasajeros que habrá una modificación en el vuelo. Antes de eso no se les ha pedido opinión ni parecer, sólo se les ha ordenado: apriétense el cinturón, no abandonen sus asientos, no fumar y otras similares. Por un momento pensemos que ese avión es Guatemala, el personal de la cabina es el Ejecutivo, los programadores del vuelo el Legislativo y quienes sancionan las deficiencias el Judicial. Entonces, los pasajeros representan al pueblo que confía en la aerolínea y en su personal; a pesar de nunca haber sido consultado en forma honesta y franca, sólo participa en la farsa electoral cada cuatro años para sentirse partícipe de la programación del vuelo.

En un vuelo inaugural la inmensa mayoría del personal es incompetente por ser novato, inexperto o haber obtenido el puesto por compadrazgo, deuda política o una vulgar compra de la plaza. Ante el inminente fracaso se retrasa el vuelo y se acude a pilotos expertos (políticos profesionales que llegan al Congreso cada inicio de gobierno, la mayoría de las veces con distinto pseudo partido, a integrar las bancadas que constituyen un verdadero bazar de voluntades). Una vez más se pone en evidencia que son las personas quienes deciden el rumbo de las acciones.

En el entorno de la política doméstica, las personas son compradas, amenazadas, extorsionadas, alabadas y otras tantas formas de corromperlas. De manera que no son los partidos, grandes o pequeños, estables o efímeros, los que inciden en el devenir de la gobernanza. Ni tampoco otras organizaciones, como bien lo apunta el señor Alejos, son las personas.

Artículo anteriorEl helicóptero de la NASA en Marte completa su primer vuelo
Artículo siguienteRestricciones tardías ante el avance del COVID-19