Edith González

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Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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Edith González

A más de un año que se declaró la pandemia del Covid-19 muchas situaciones se han producido.  Albergamos temor y nos encerramos.  Se declararon toques de queda y  restricciones.

El país se volvió abrir, aunque las  restricciones  y las normas permanecieron  y  poco a poco la vida se fue  normalizando, tanto que muchas  personas  parecieron olvidar la pandemia.  Por lo menos sus conductas y acciones así nos lo demostraron, las salidas a visitar a familiares y amigos, aumentaron, como las personas en restaurantes, mercados y centros comerciales, incluso sin mascarilla o mal  utilizada.

Entonces con las fiestas de fin de año y la renuencia  a entender la emergencia  sanitaria  que estamos viviendo, las personas salieron  de compras navideñas, a reuniones y nos llegó la segunda ola de la pandemia.

Y lamentablemente, como dicen, no hay segunda sin tercera. Llegó recientemente la tercera ola de contagios de la pandemia, con las salidas a la playa,  y otros sitios de recreación, con las procesiones dentro y fuera de las iglesias  y los rezos y cánticos en las puertas de las mismas, junto a las reuniones familiares.

Las fiestas de bodas, 15 años  y otras regresaron y con ellas los contagios  que según    el Ministerio de Salud Pública  ayer  viernes 16,  se detectaron 2,013 nuevos contagios con el coronavirus SARS-CoV-2  y se reportó el fallecimiento de 37 personas, cifra que va en aumento cada día.

Siendo nuestro país el que tiene la cifra de muertes por el Covid-19  más alta de Centroamérica,   con 7 mil  57  fallecidos. Lo que deja  por lo menos el doble de familias   en duelo  y sufrimiento.

Muchos llamados de atención circulan por redes sociales para  no salir de casa y continuar cuidándonos. Es cierto que  el encierro  ha sido largo, lo que lo hace  cada vez menos sostenible, sin embargo es preciso que pensemos en resistir. Evitar contagiarnos y peor aún contagiar a nuestros seres queridos, quienes podrían  en un futuro próximo fallecer o llorar nuestra muerte.

Y a propósito las restricciones  para los velorios y entierros  son de las que más se han cumplido, por lo que la despedida del ser querido  ha sido  difícil y en muchos casos imposible.  Lo que  ha producido gran dolor al enterarse del fallecimiento del ser querido  y producido posteriormente mucho sufrimiento a familiares y amigos.

El dolor, la emoción del momento pasa pero debemos ayudar a que pase el sufrimiento, por lo que realizar un funeral en línea puede ser una opción para reunir a los familiares y amigos   de la persona fallecida  y  llevar a cabo un servicio conmemorativo, a realizarse en un lugar  decorado con    flores, velas y la fotografía de la persona, así como su música favorita y permitir que las personas participantes  puedan despedirse, llorar, contar anécdotas y hasta situaciones jocosas.

Y si no es posible, realice usted su propio ritual del adiós a la persona amada. Eso le ayudará a transitar de manera más sana por el duelo y la pérdida. Tratando de paliar los problemas de soledad y ansiedad que  la muerte está produciendo en los familiares y amigos de quienes partieron.

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