Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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El Departamento de Estado comunicó ayer que están profundamente preocupados por la maniobra del Congreso en la conformación de la Corte de Constitucionalidad y la Unión Europea hizo lo propio, manifestando igual preocupación por las consecuencias de lo ocurrido. En realidad se ve tan clara la situación que es natural que todos los que realmente entienden lo que es el Estado de Derecho tengan los ojos puestos en Guatemala porque la ruta de la cooptación del sistema de justicia nos lleva en la senda que tomó Venezuela para la construcción de la dictadura. Con un Congreso controlado por los que persiguen la impunidad, un Tribunal Supremo Electoral que es parte de la jugada y la Corte de Constitucionalidad completamente controlada, la ruta para eternizar la dictadura de la corrupción en el país está más que asfaltada. Realmente esa ruta ahora es una verdadera autopista que les permite imprimir más velocidad a todas sus acciones para ir acallando las voces disidentes y molestas, mientras que van liberando y enviando nuevamente a sus casas a los sindicados de corrupción.

Las Cortes se integrarán, sin duda alguna, rápidamente con los que se habían comprometido con Gustavo Alejos porque no habrá forma de impedir que ninguno de ellos sea electo por el Congreso de la República con la mayoría que conforma la llamada Alianza Oficialista que responde a los intereses del Pacto de Corruptos. La CSJ y las Salas de Apelaciones que no quisieron conformar sabiendo que la inclusión de personajes oscuros haría que fueran objetados y separados, ahora podrán ser integradas con toda tranquilidad porque las Comisiones Paralelas, señaladas por la FECI, pasaron a la historia luego que la Fiscal General metió las investigaciones en las hieleras que debieran servir para mantener frías las vacunas del Covid-19.

El futuro de la FECI está ya con los días contados porque la Fiscalía General va a entrampar todos y cada uno de sus casos, hasta que se vea obligada a remover al personal y éste tenga que salir al exilio luego de que todos los que fueron detenidos por sus investigaciones retornen a sus casas y tengan todo el poder para hacer lo que les venga en gana.

El panorama es clarísimo y afuera del país lo entienden sin problemas porque es una ruta que ya se ha dado en otros países donde la cooptación de las instituciones que velan por el Estado de Derecho es el primer paso para asegurar la dictadura. En Guatemala hay sectores de la sociedad civil que también lo entienden pero que serán aplastados rápidamente, no sólo mediante el uso y abuso de la fuerza pública, sino que hasta con decisiones “legales” que permitan la captura y procesamiento de los que han dirigido y representado alguna Organización No Gubernamental. Por de pronto ya el aviso de que, por la irresponsabilidad del mismo gobierno al no actuar para evitar contagios, ahora “se tendrán que tomar medidas drásticas”, es un aviso de que nadie podrá manifestar ni protestar por lo que ha ocurrido.

El futuro del país está en la balanza y el fiel de la misma es el pueblo. Si permanece indiferente cavará su tumba y se nos viene un férreo control de quienes saben cómo seguir saqueando al país.

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