Ayer la Casa Blanca anunció la designación del Embajador Todd Robinson, viejo conocido de los guatemaltecos, como nuevo Subsecretario de Estado a cargo de INL, es decir la oficina encargada de combatir el narcotráfico internacional y promover el cumplimiento de la ley. Según una publicación del departamento de Estado en tiempos de Trump, el Buró también “combate la corrupción ayudando a gobiernos y la sociedad civil a construir instituciones transparentes en la rendición de cuentas, piedra angular de sociedades estables y justas que puedan atraer inversión extranjera”. La designación del Embajador lo convertirá en el Subsecretario de Estado para la Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos.
Centroamérica siempre ha sido una región a la que Washington le da una importancia muy relativa, pero debido al papel que está jugando la región en el tema migratorio, que es una de las mayores preocupaciones actualmente de la Casa Blanca, este llamado Triángulo Norte se ha convertido en una prioridad y por ello llama la atención la forma en que se están organizando los cuadros que tienen que ver con nuestro entorno. Y es que personas como Juan González y Ricardo Zúñiga conocen mucho todos estos países y ahora se suma a ellos, con una muy alta responsabilidad, quien fuera Embajador en Guatemala durante los años críticos del inicio de la lucha contra la corrupción iniciada por la CICIG.
Todd no pasó inadvertido para los sectores de poder aquí que hicieron intensos esfuerzos de cabildeo para sacarlo del país y eran caravanas las que iban a hablar con gente de la administración Trump y del Departamento de Estado para acusarlo de que él era el “Embajador de Obama”, pasando por alto sus muchos años de carrera en el servicio diplomático que lo hicieron un funcionario técnico y no político trabajando por servir a su país. Porque no hay que perder de vista que los Embajadores no llegan más que a velar por los intereses de sus respectivos países, por mucho que sus decisiones puedan tener serio impacto en los lugares donde están asignados.
Tuve la suerte y la fortuna de conocer a Todd no sólo en el plano diplomático sino también en el plano personal y nos acompañó a cenas en nuestra casa en las que hablamos de infinidad de temas, la mayoría ajenos a los vaivenes de la política chapina. Mi esposa le tiene mucho afecto por su caballerosidad y extraordinaria calidad humana y disfrutamos mucho sus múltiples anécdotas, entre ellas las que vivió cuando Joe Biden llegó a Guatemala siendo el Vicepresidente de Obama.
Anoche le llamamos para felicitarlo por su designación que sin duda viene a ser un reconocimiento para alguien que tiene una larga carrera en el servicio exterior. Le escuchamos alegre y entusiasmado por el reto que se le viene que, sin duda, pondrá a prueba su capacidad para obtener resultados y confirma que la administración actual desde la Casa Blanca no está dando palos de ciego sino buscando personas conocedoras de las áreas críticas para lograr resultados.