Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
De acuerdo a una nota del Washington Post, al menos 100 compañías de los Estados Unidos alzaron la voz por las restricciones que impusieron en Georgia y que se traducen en limitaciones y trabas para el ejercicio del voto.
Estas entidades entienden que las acciones limitan derechos en lugar de ampliarlos, bajando el volumen al poder de la voz expresada en las urnas y que tales acciones no son buenas para los mercados, para la vida plena de consumidores que necesitamos los empresarios del mundo, sin importar el tamaño de las empresas.
El costo a pagar por muchas de estas empresas en Estados Unidos no ha sido barato. Donald Trump pidió a “conservadores” el boicot de Coca Cola, las grandes ligas de beisbol (MLB por sus siglas en ingles), Delta, Citigroup, Viacom-CBS y UPS entre otras compañías que se opusieron a la ley de Georgia aduciendo que iba a ser más difícil para los votantes pobres y de color, ejercer su derecho.
En otras palabras, decir lo que se piensa, luchar por lo que se cree y hacer las cosas bien tiene un costo, sin duda, y a mucha gente en Guatemala la han presionado seriamente diversos grupos de poder “induciendo” que todos se queden en el mismo ruedo sin hacer mayores olas o acciones.
Con eso, han ido marginando a quienes han dado pasos importantes para restablecer su camino en la vida y en los negocios. Por ejemplo, muchas veces critican a todos aquellos que han buscado procedimientos abreviados (aceptación de responsabilidad pero sin cárcel) porque dicen que “eso los hace ver mal”.
Hay muchos que lejos de un procedimiento abreviado e incluso luego de haber aceptado, han optado por el criterio de oportunidad (medida que pide el Ministerio Público (MP) porque se estima que lo hecho no es tan grave y en este caso no se debe aceptar ninguna responsabilidad) y el mensaje que se manda no permite construir un futuro alejado de la impunidad.
Soy un fiel creyente que debemos hablar de justicia transicional, pero sabiendo que el punto de partida es la justicia que nos permita construir y no esa impunidad que solo nos lleve a destruir. Creo que si debatimos al respecto y generamos medidas, podemos encontrar mejores caminos para atacar las causas estructurales.
Cada día me topo con más empresarios (incluso de los tradicionales) dispuestos a construir desde puntos de partida distintos, porque se han dado cuenta que, como Georgia, el sistema opera de mala manera y cuando lo hace, es malo para los negocios, para generar oportunidades y para aquellos que desean actuar al tenor de las reglas.
El hecho que desde Washington haya gente que entiende lo que se necesita para enfrentar las causas estructurales me da mucha esperanza para construir un futuro mejor, porque además los que hoy sienten miedo del bullying y la reacción de los que no quieren cambios, pueden encontrar apoyos claves para los pasos futuros que son tan necesarios.
Una inmensa mayoría en el mundo empresarial entiende, lucha y actúa de forma consecuente para lograr reencauzar este país, para reformar un sistema que es pésimo para los negocios bien habidos y muy bueno para los que desean vericuetos que no tienen sustento en la legalidad.
Sé que en GT no son 100, son más y debemos trabajar para que pierdan el miedo, para que entiendan que en esto todos tenemos piel en el juego y que si no logramos hacer lo propio las cosas se pondrán peor. Sólo si logramos unirnos alrededor de mínimos podremos construir rutas que nos logren conseguir el objetivo.