Emilio Matta Saravia
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El martes pasado en conferencia de prensa, el presidente Giammattei hizo alarde de que en el primer trimestre del año 2021 la economía guatemalteca tuvo un repunte positivo y que las expectativas de crecimiento económico de Guatemala para el año 2021 que dan organismos como Banguat y CEPAL lo estiman en 3.5% y el FMI en 4.5%.
La improvisada conferencia de prensa, de la cual el presidente se retiró inmediatamente al finalizar su exposición reiterando su actitud cada vez más hostil hacia la prensa, se dio en medio de una visita de una delegación de funcionarios del gobierno estadounidense, que venían a tratar precisamente el tema de la migración y las causas estructurales que la provocan. Es obvia la intención del gobernante de promover vacía frase de “muros de prosperidad”, aun a sabiendas que es, en gran medida, la corrupción que él mismo no combate y que está enquistada en todos los niveles de la sociedad, lo que provoca la falta de oportunidades en el país y que ha llevado a millones de connacionales a migrar a Estados Unidos buscando las oportunidades que aquí no encuentran.
Aunque los datos presentados en la conferencia de prensa son halagadores, la principal causa del repunte económico en el primer trimestre del año 2021 son las remesas familiares, que crecieron en 31.2% (si, leyó bien: 31.2%) con respecto del primer trimestre del 2020, es decir, en lo que va del 2021 han ingresado casi 750 millones de dólares más a la economía que en el mismo período del 2020. Si el año pasado las remesas ya representaban aproximadamente un 14% del PIB y equivalían prácticamente a la totalidad de las exportaciones de bienes del país, es obvio el impacto que tiene el aumento de las remesas en el crecimiento de la economía nacional y que los verdaderos héroes anónimos de esta reactivación económica son los migrantes.
Un segundo factor que incide en el repunte económico vía las exportaciones es el incremento de los precios internacionales de algunas de las principales materias primas que exporta Guatemala, como lo son el aceite de palma y el azúcar, lo que se traduce en un incremento de las exportaciones.
He sido muy insistente, de que para reactivar la economía nacional es necesario lograr la inmunidad de rebaño, vacunando a la mayoría de la población adulta lo antes posible. En ese sentido, ha sido evidente la desidia hasta del presidente para garantizar el suministro de vacunas y verificar que el cacareado “plan nacional de vacunación” sea ejecutado adecuadamente. Distintos medios de comunicación han informado que los centros de vacunación ni siquiera cuentan con internet, por lo que la información de quienes llegan a vacunarse se recopila en Excel, hecho lamentable, ya que, debido a los retrasos en la obtención de la vacuna por andar de arriba para abajo, todos esos detalles informáticos y logísticos pudieron haber sido abordados y resueltos, cosa que evidentemente no se hizo. En su editorial del lunes 5 de abril, La Hora sugiere utilizar el registro de votantes y los centros de votación como fuente de información de personas a vacunarse y centros de vacunación, respectivamente, para poder tener certeza de quienes serán vacunados y en dónde. Solo quedaría pendiente dotar de infraestructura logística a los centros de votación donde se llevará a cabo la vacunación.
Y el interés del gobierno de hacer bien las cosas.