José Roberto Alejos Cámbara
Para tener más claridad del problema y esclarecer que no estamos como estamos por causal de los partidos políticos es que el tema dividí en secciones para explicar que corresponde ese fallo a las personas.
Sería eterno profundizar en los cambios que se fueron dando en la legislación y en las costumbres que en algo habrán contribuido a la problemática, aun así, no voy a evadir el tema. No obstante, hoy es vital frenar la confrontación, las mentiras, las acusaciones sin fundamento; hoy se hace vital frenar a quienes actúan anónimamente; y dedicarnos a la propuesta, concentrarnos en cómo resolver la situación y cómo iniciar procesos antes de seguir en la caída libre en la que vamos.
El flagelo de la corrupción ha sumergido al país en la pobreza, en la desigualdad, ha provocado la migración arriesgada y peligrosa; además impide que quienes han incurrido en actos ilegales afronten las consecuencias de sus actos y esto, definitivamente, se proyecta en contra del bienestar general de la población. Urgente es la reforma constitucional en seguridad y justicia.
Se percibe en la ciudadanía la frustración al ver que la justicia no da su sentencia a quienes, derivado del movimiento de la Plaza 2015, son señalados de ser responsables de la crisis del país. La administración de justicia, lenta y corrupta no solo se presta para evadir responsabilidades; también para mantener en arresto preventivo o en la cárcel a quienes no logran probar su inocencia. No hay para ellos, sean culpables o inocentes, una justicia pronta y cumplida.
¿De dónde pueden venir los cambios? Si bien es indispensable la reforma constitucional profunda debemos vigilar que esta reforma no la haga la misma clase política (con respetables excepciones), que no la hagan los mismos partidos políticos, que no se haga en medio de ese dudoso y desgastado sistema; permitirlo sería caer en lo mismo. Sabemos qué hacer, pero quienes lo tienen que hacer, saben que serán excluidos con la reforma.
No es suficiente hablar de los cambios, sino cómo realizarlos para que no se queden a medias o en el intento, como ha sucedido con las propuestas que en varias ocasiones se han discutido en el Congreso.
Es extensa y urgente la lista de leyes a reformar o aprobar. Apremia el fortalecimiento de las instituciones del Estado, del sistema republicano y representativo. Pero no son urgentes solo las leyes pendientes de atender por mandato constitucional, también lo son las leyes producto del pacto fiscal, las acordadas en los Acuerdos de Paz y lo son aquellas que buscan la igualdad y la equidad. ¡Todas, en su conjunto, deben ser producto de grandes acuerdos!
Cómo elegir a nuestros representantes a puestos de elección y el medio para ser candidatos, es quizá el primer paso, porque cualquier reforma provendrá de ellos, incluyendo una reforma constitucional desde el Congreso o una Constituyente.
Todos tenemos un tema de nuestra predilección y creemos puede ser la ley de leyes para cambiar el sistema, como la ley de Servicio Civil para contratar por oposición y capacidad; para promover ascensos y aumentos salariales de acuerdo al tiempo de servicio y formación. Para evitar que los partidos políticos sigan siendo agencias de empleo; pero caemos en lo mismo…son las personas.