Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

A partir de la conquista armada por los españoles invasores hace 497 años, la población mayoritaria de Guatemala por atavismo, costumbre o tradición adquirió un carácter pacífico pues el temor a las armas de fuego y los perros de cacería de aquel entonces, mermaron de manera significativa su espíritu guerrero.

Son casi 500 años de opresión, explotación y malos tratos para los infortunados de pertenecer a familias sin ingresos económicos que no les permiten una libertad de acción en la sociedad, viéndose relegados a ser obreros mal pagados, campesinos sin ayuda técnica y económica del gobierno para hacer producir el campo; ladinos pobres y mestizos sin fortuna.

A lo anterior debe agregarse la política gubernamental de todos los tiempos para mantener un sistema educativo privilegiado para un sector muy pequeño, destinado a satisfacer las necesidades laborales de los inversionistas extranjeros en las diferentes disciplinas comerciales, industriales y constructivas; por el contrario, con mucha escasez a las desatendidas áreas rurales para asegurarse la utilización de mano obra barata.

La Historia de Guatemala, escrita y narrada por los vencedores y sus descendientes, muestra con gran detalle, la explotación que se ha realizado a la población de forma constante hasta hoy; y no porque yo lo diga o quiera echar culpas a los actos realizados por los hombres desde hace 500 años en este país, ellos mismos lo reconocen en sus escritos y biografías.

Por un lado, la ignorancia generalizada de las leyes en los ámbitos urbano y rural, además del desconocimiento de los derechos que les asisten como personas humanas, ha proporcionado la forma eficaz para sostener un sistema económico rentable basado en la inobservancia legal y moral de sus actos; a lo anterior se suma la coacción religiosa espiritual en todas sus denominaciones como su brazo dogmático intelectual justificativo.

Ante esas circunstancias ¿por qué la población no ha logrado organizarse para defender los derechos que por ley le corresponden, a qué razones se debe su indolencia y pasividad ante los actos abusivos de los gobiernos y potentados económicos durante esos 497 años? La respuesta podría ser: el gran amor que se le tiene a la vida, pues todos esos años de conquista cruel han sido respaldados por la fuerza de las armas del mismo Estado al servicio de los intereses de los poderosos económicos y la traición y corrupción de los gobernantes de todos los tiempos.

Las condiciones de miseria en el área rural son dramáticas en oriente, occidente, norte o sur del país; no llega el desarrollo humano integral con énfasis en el aspecto económico; la población famélica de salud, educación y trabajo necesita de la asistencia gubernamental para superar esa faceta negativa de su pasado y presente para desarrollar por lo menos economía de subsistencia familiar. El abandono del Estado es visible en casi toda el área rural debido a la falta de cumplimiento de los ofrecimientos de campaña de los candidatos, quienes ya como gobernantes los olvidaron pues fueron admitidos como “hijos de casa” en los “círculos sociales” de los explotadores.

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