Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

La palabra IMPERIO significa la organización política de un Estado que extiende su dominio a otros pueblos, también se entiende como el conjunto de territorios que constituyen esta organización. La Historia de Guatemala nos muestra que ha estado sujeta al poder de varios imperios y aún lo es.

Las potencias colonizadoras europeas fueron España, Gran Bretaña, Francia y Holanda, las que tuvieron como objetivo apropiarse y/o conquistar territorios americanos para obtener el producto de mayor demanda en esa época (siglo XVI): el azúcar y el palo de tinte.

España fue el primer imperio que dominó por la fuerza de las armas a la población aborigen; su influjo cultural, religioso y económico se tornaron oficiales dando como resultado un mestizaje variopinto que formó la nueva sociedad: sometida, estratificada y discriminada por los conquistadores, quienes sin entender que ellos mismos eran producto de un amplio mestizaje racial europeo y árabe.

La imposición del idioma castellano, religión cristiana, relaciones comerciales, sistema jurídico, educación, tecnología y utilización de los metales, construcción civil y militar, navegación, agricultura, ganadería y otras actividades más, determinaron la fisonomía social y reconocimiento de Guatemala como país en el contexto mundial.

El imperialismo inglés tuvo presencia en Guatemala desde 1638 con la instalación de una colonia comercial en Belice e importaron esclavos africanos para la explotación del palo de tinte. Con el contrabando, Inglaterra penetró comercialmente a Guatemala y estableció una dependencia tecnológica en el ámbito industrial.

El imperialismo francés llegó a Guatemala con la introducción de modas de vestir, hábitos y costumbres alimenticias, usos sociales, influjo cultural refinado y muy educado por su tratamiento y elegancia. Fue acogido en la elite dominante que gobernaba el país, y cuyo influjo se notó en la construcción civil, militar y religiosa en parques, bulevares y paseos, originando relaciones comerciales desarrolladas desde los últimos años del siglo XIX e inicios del XX.

La llegada alemana a Guatemala data de 1840 y se consolidó con el Tratado de Comercio de 1887 y 1896 entre Guatemala y el Imperio Alemán; realizaron monopolio empresarial en agricultura, comercio, industria e infraestructura del país.

Durante la segunda guerra mundial, las posesiones alemanas fueron expropiadas y posteriormente, con el contubernio de las autoridades guatemaltecas fueron adquiridas por consorcios estadounidenses.

El imperialismo estadounidense, presente en la vida política, económica, social, educativa y hasta religiosa de Guatemala influyó -aún- en las decisiones gubernamentales que representen ventaja económica para los empresarios estadounidenses.

En resumen, Guatemala ha sido explotada para satisfacer intereses ajenos; la oligarquía nacional agroexportadora y la ignorancia de los presidentes NO ha permitido alcanzar un puesto digno en materia de desarrollo humano integral ¿Podemos decir: Guatemala libre, soberana e independiente? Entonces, ¿para qué celebrar el bicentenario de la “independencia”?

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