Edith González

“La verdadera felicidad no consiste en tenerlo todo, sino en no desear nada”
Séneca (4 a. C.- 65 d. C.)

La resolución 66/281, la Asamblea General de la ONU estableció en 2012 que todos los 20 de marzo debe celebrarse el Día Internacional de la Felicidad para “reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno”. Y la necesidad “de que se aplique al crecimiento económico un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado, que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de todos los pueblos”.

El origen de esta celebración se remonta al rey Jigme del Reino de Bután, un pequeño país del sur de Asia, en la cordillera del Himalaya, que cuando asumió propuso celebrar el Día Internacional de la Felicidad e inventó el concepto de Felicidad Nacional Bruta, FNB, que para la ONU se ha convertido en un indicador del nivel de vida, utilizado internacionalmente como complemento al Producto Interno Bruto.

Y se calcula midiendo nueve puntos: el bienestar psicológico, el uso del tiempo, la vitalidad de la comunidad, la cultura, la salud, la educación, la diversidad medioambiental, el nivel de vida y el Gobierno

La web de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala: “La felicidad al día de hoy está seriamente amenazada. El camino hacia la misma requiere de valores fundamentales como la amabilidad y la compasión, especialmente en tiempos de crisis como la pandemia del coronavirus”.

En la era de los derechos humanos, podemos pensar que la felicidad es un derecho universal, claro que como cualquier otro debemos hacerlo valer, porque es algo que nos pertenece, nadie nos lo tiene que otorgar, pero cada uno debe trabajar para descubrirla, especialmente después de dejarnos influenciar por la publicidad.

Las personas no nacemos infelices, tristes, deprimidas, enojadas con el mundo. Son actitudes que aprendemos al crecer. Están ligadas a nuestras creencias, a nuestro patrón de vida, a ideas que nos venden, como que nadie que no tenga un carro propio, una casa y salga de viaje puede ser feliz. Ufff…

Cada persona tiene su concepto de felicidad, algunos la encuentran fuera de si, otros en su interior, hay quienes la consideran presente en bienes y otros en las personas, para unos es el poder y la riqueza y para otros la familia, la amistad, la realización personal. La compañía de su mascota, estar con su pareja, degustar una comida.

Guatemala ha subido en el ranking del puesto 47 en 2013 al 29 este año. Lo que debemos recordar cualquiera que sea su significado personal de la felicidad es que sólo cada uno puede alcanzar ese “estado de ánimo de quien se siente plenamente satisfecho por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno”.

Y cuidado donde pone sus ojos, para evitar vivir renegando y buscar la felicidad en un laberinto y estar insatisfecho, deseando más cosas cada día, teniendo vida, salud, familia, comida un techo y trabajo, especialmente en este tiempo.

Edith González

hedithgonzalezm@gmail.com

Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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