Walter Juárez Estrada
La Corte de Constitucionalidad que debe asumir el l4 de abril, si se ratifica la elección de los l0 designados, 5 titulares y 5 suplentes, será sumisa al gobierno, a sectores políticos de derecha y económicos, una antítesis (contra la actual) que puede abrir las compuertas de los grupos que con razón exigieron que los elegibles fueran profesionales idóneos de reconocida reputación. El presidente Alejandro Giammatei desoyó las advertencias y manipuló el proceso, pese a la advertencia que hicieron senadores norteamericanos y el presidente Biden. El Consejo Superior Universitario “se lavó la cara” y eligió a Gloria Patricia Porras Escobar, quien por tercera vez asume la alta judicatura.
La elección por el ejecutivo de Leyla Susana Lemus Arriaga, no sorprendió a nadie; era un hecho anticipado. No valió la observación del vicepresidente Guillermo Castillo, que en la junta de ministros encaró a Giammatei, señalando que para él el proceso no era transparente que su voto seria disidente, lo que originó el malestar del presidente que impuso su criterio, secundado por los ministros que habían sido advertidos que la elegida por el mandatario, seria la Secretaria General de la Presidencia, que se le vincula con grupos de poder económico.
La nueva C.C. jugará un papel de primera línea. Será desafiada por aquéllos sectores que han exigido con justa razón y derecho que la entidad debe ceñir sus funciones que regula la Constitución, pero se ve difícil, que así sea pues a excepción de Porras, los otros designados confrontaran con la actual presidenta del ente constitucional, que por tercera ocasión asume la magistratura que en sus fallos ha sido vertical. La futura Corte, deberá conocer el próximo proceso electoral, las condenas o absoluciones de los enjuiciados por ilícitos en su gestión gubernamental.
La gran ganadora de cómo quedó conformada la futura Corte de Constitucionalidad es Zury Mayte Ríos Sosa, que en dos ocasiones ha visto frustradas sus aspiraciones presidenciales. Roberto Molina Barreto, fue candidato vice presidencial de Ríos y tenía tácita prohibición para ser reelegido; también otro su aliado Luis Alfonso Rosales Marroquín, es otra pieza clave en favor de la dirigente política. Los otros magistrados Dina Josefina Ochoa Escribá y Néster Mauricio Néster Pimental, pueden ser manejables.
La Corte de Corte de Constitucionalidad debe cumplir con lo que norma la carta magna. De plegarse a actos espurios, políticos y económicos como se sospecha, puede dar lugar a protestas y el responsable de esa debacle será el presidente Giammatei, que manipuló el proceso de selección, elección y nombramiento de los nuevos magistrados, se ha aliado a grupos vinculados a narcos, a políticos deshonestos como Sandra Torres y a Mario Estrada, condenado por traficar drogas y diputados de la Unidad Nacional de la Esperanza y del Cambio Nacional, enjuiciados y ligados a los Huistas.
Giammatei, en el proceso para elegir a los magistrados de la CC. era la oportunidad de reivindicarse de sus desaciertos. Ha actuado como los políticos que le han antecedido y no puede librarse de la crítica por su gestión como presidente, ha dejado mucho que desear, propicia la corrupción y maneja los otros organismos del Estado.