Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

El nuevo plan 2021 de la OMS contra el COVID-19 se basa en seis cosas: suprimir la transmisión, reducir la exposición, contrarrestar la información errónea y la desinformación, proteger a los vulnerables, reducir las muertes y enfermedades y acelerar el acceso equitativo a nuevas herramientas, incluidas vacunas, diagnósticos y terapias. Aunque mucho se ha hablado de la desigualdad e inequidad que la distribución de la vacuna ha tenido poco se ha hecho al respecto. Pareciera que las negociaciones de que hablan los altos funcionarios de la OMS, nada que ver con necesidades y prioridades, ni con objetivos reales establecidos en tantas reuniones mundiales realizadas, sino con el mejor postor, que en nuestro mundo viene a ser el que más monedas tiene. No conozco el fondo interno de los convenios que existen -nunca se hacen públicos- entre las farmacéuticas y los grupos mundiales de la OMS que negocia con ellas vacunas y medicamentos y su aprobación; por cierto cuajados de alta burocracia y contenidos políticos, quien sabe si también no, de negocios debajo de la mesa. Lo cierto es que la realidad nos muestra una ineficiencia e injusticia en este tema y no ha existido a como se esperaba, la equidad en la distribución de las vacunas.

Es más que evidente si se sigue la ruta de distribución de la vacuna por las farmacéuticas a los países, que a estas más que interesarles los convenios y compromisos con la OMS y otras agencias de ayuda al desarrollo, lo que les interesa es vender al mejor postor y este es el que mejor paga. Simple pero real, también hay que considerar que al que puso la plata para las investigaciones y aprobó el uso de las vacunas argumentando emergencia va primero.

No es cumplir con la equidad, señores de la OMS, dejar de último a los más necesitados, a aquellos que tienen los peores sistemas de salud y en que su epidemiología muestras las peores condiciones de morbi mortalidad; empezarán con cuatro meses -en el mejor de los casos- de retraso su campaña de inmunización y eso significa más muertes y más enfermos, más gastos hospitalarios y médicos ¿es eso equidad? Y si la equidad de que se presume se está realizando, creo que hay que tener muy claro en dónde ¿En Estados Unidos y Europa? Y sí entretanto el virus muta ¿quién pagará el desastre? ¿quién pagará? Pregunto.

La OMS solicita más apoyo a los líderes políticos del mundo para COVAX, estos negocian directamente con las casas farmacéuticas precios y volúmenes. Entonces ¿Cuál es el gato encerrado en ello? huele eso a favorecer la corrupción. En las mesas de negociación, siempre hay intereses personales (poder y dinero) ante la vista, y por detrás muy por detrás beneficios a la población. Así ha sido hoy y siempre. Real revolución salubrista hubiera sido empezar con los países más pobres y postergados, donde hay más riesgo de estragos por el Covid-19 y muerte, pero esto no está de acuerdo con el actuar mundial del momento. Creo que esta epidemia será recordada como la danza de los millones y las vacunas. Estamos lejos de la igualdad en actividades comerciales, manufacturas, científicas, educativas, de salud, filantrópicas y profesionales eso, a pesar de los cientos de tratados. Estamos en un mundo en donde comprar y vender es cosa de piratería no de justicia.

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