El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, comunicó sin rodeos lo que se abordó en la reunión. Foto La Hora/AP

Ayer el Secretario de Estado de los Estados Unidos comunicó por medio de las redes sociales los temas que abordó en la reunión que sostuvo la semana pasada con su colega, el Canciller de Guatemala, Pedro Brolo, en la ciudad de Washington. Oficialmente en Guatemala se habló de una reunión para abordar temas bilaterales relacionados con la migración y la necesidad de atraer más inversiones para nuestro país, pero el Secretario Antony Blinken no se anduvo con rodeos para decir que en ambos temas es fundamental que el país tenga un efectivo Estado de Derecho para lo cual es necesario tener una Corte de Constitucionalidad y el resto de las Cortes del país “independientes”, situación que no es posible dentro del manoseo que del proceso de elección se viene cometiendo.

Estados Unidos entiende perfectamente la profunda y estrecha relación que hay entre corrupción y las causas de la migración puesto que tanto la pobreza como la inseguridad son consecuencia de ese pernicioso debilitamiento del Estado que provocan los esfuerzos de impunidad de quienes se enriquecen en el ejercicio de funciones públicas y de sus socios particulares que mueven ávidamente piezas para disponer de Cortes a su servicio.

La corrupción empobrece a los pueblos porque los recursos que debieran servir para promover desarrollo y oportunidades para la gente van a parar a bolsillos de quienes tramitan o ejecutan los negocios. No es sólo la infraestructura la que es mal hecha porque resulta cara y de mala calidad, sino que es la generalidad de los servicios lo que sufre, como se ha podido ver en temas críticos como la salud pública y la educación, donde los arreglos con mafiosos sindicatos los convierte en cómplices para defender a los políticos de turno.

No digamos en el tema relacionado con la seguridad ciudadana en el que estamos viendo cómo grupos criminales proliferan en sus acciones gracias a las facilidades que ofrece un sistema de justicia integrado con la esencial finalidad de tener juzgadores cuyo principal compromiso no es con la justicia sino con la impunidad. Los jueces honorables y correctos en el país sufren lo indecible porque todos sus fallos pasan a ser “revisados” en segunda instancia por Salas que se distinguen por su disposición a favorecer a los criminales más grandes.

La inversión no vendrá mientras se siga en esa ruta que preocupa al Secretario de Estado y obviamente tampoco habrá ayuda para promover el desarrollo porque saben que aquí todo se lo roban. Y las consecuencias que eso tendrá, sobre todo para una obtusa comunidad de negocios, son graves.

Redacción La Hora

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