Ayer El Salvador recibió su primer lote de vacunas y empezó a aplicarlas al personal de salud, mientras que Panamá y Costa Rica recibieron nuevos embarques porque en ambos países van ya mucho más adelantados. En Guatemala, en cambio, la pobre Ministra de Salud se las ve a palitos cuando le preguntan cuándo vendrá la vacuna porque no tiene aún una fecha para poderle siquiera comunicar a la población. Lo único que hicieron hoy es publicar un Acuerdo Ministerial en el que exoneran de cualquier responsabilidad a las empresas fabricantes por cualquier efecto adverso que pudiera derivarse de la inyección del producto, sin referirse en absoluto a su propia obligación de garantizar la cadena del frío para asegurar la eficacia del tratamiento.
En el tema de la vacuna se refleja la incapacidad que caracteriza el desempeño de las funciones públicas en Guatemala. A principios de noviembre se terminaron las pruebas realizadas por empresas farmacéuticas para proceder a solicitar las respectivas aprobaciones y la Organización Mundial de la Salud estableció el mecanismo COVAX para ofrecer acceso a la vacuna para los países con menos recursos económicos y ya ha realizado muchas distribuciones. Guatemala efectivamente aparece en la lista, pero sin que las dosis de AstraZeneca pactadas tengan establecida fecha para entrega.
Para taparle el ojo al macho ayer se hizo un simulacro de vacunación con el personal de salud de primera línea, lo cual pretende obviamente darles alguna tranquilidad en el sentido de que los preparativos avanzan pero, tristemente, todo sigue tan entrampado como cuando el Presidente no pudo firmar el Decreto del Congreso que facilitaba la adquisición de vacunas y situaba los fondos porque andaba muy ocupado “de arriba para abajo” por el interior del país, como si la firma de un Decreto aprobado de Urgencia Nacional no pudiera hacerse en simple cuestión de segundos luego de haber sido revisado por la Secretaría General de la Presidencia. Distinto hubiera sido al tratarse de un acuerdo para gastos de la SAAS, ese misma que Giammattei ofreció que iba a clausurar y que, como el Parlacen, sigue tan campante como Johnnie Walker.
El caso, sin embargo, es muy serio porque Guatemala, para variar, se va quedando a la zaga mientras otros países con gobiernos más agresivos y eficientes han conseguido vacuna para iniciar el proceso de inmunización que se considera tan importante para enfrentar la pandemia. Y estamos hablando de incapacidad para simplemente recibir la vacuna, pero falta ver cómo les va con la distribución porque el plan que fue elaborado puede verse bonito en el papel pero demanda de una alta capacidad logística, sobre todo en el tema de la cadena del frío, y ojalá que para eso nuestro Ministerio de Salud esté mejor preparado.
Tristemente aquí las compras de todo tipo de medicamento se agilizan porque hay moco de por medio y así funciona el aparato burocrático. Con la demanda mundial que hay de vacunas como que las mañas de siempre no funcionan.