Ayer la licenciada Yolanda Sandoval, Fiscal de Sección de la Fiscalía de la Mujer del Ministerio Público, además de lanzar un evidente y abrumador chaquetazo a su jefa, Consuelo Porras, arremetió contra quienes se han pronunciado bajo la etiqueta #tengomiedo por las condiciones de inseguridad y violencia que afectan brutalmente a tantas mujeres, diciendo que no hay que enviar ese tipo de mensajes afirmando textualmente “no es válido transmitir mensajes como los que andan circulando en algunas redes sociales diciendo tengo miedo; no es así como se logra la justicia en este país” y fue tal la avalancha de críticas por su arrogante actitud que hoy tuvo que dar marcha atrás emitiendo una “aclaración” para decir que ella lo único que quería era insistir en la necesidad de la denuncia, para lo cual no hacía falta ni fue inteligente descalificar a un movimiento que pretende canalizar los sentimientos y exigencias de una ciudadanía harta de la indiferencia oficial ante tanto crimen.
El mes de enero fue trágico para la mujer y las reacciones de las autoridades han sido forzadas por la presión ciudadana que tiene todo el derecho a expresarse y reclamar. Es el reclamo lo que molesta a la subalterna de la eterna vigilante y es esa eterna vigilancia la que tiene harta a la ciudadanía, por más que la licenciada Sandoval usara la conferencia de prensa no para informar de los casos que están aún pendientes de investigación sino para alabar a su jefa diciendo que es una de las mujeres más valientes que hay.
El movimiento en las redes sociales tiene la finalidad de hacer conciencia sobre la vulnerabilidad de la mujer y la necesidad de que se unan a un movimiento que demanda, con justa razón, atención de las autoridades para que cumplan con su obligación (gorda obligación) de protegerles su integridad y la vida misma. La susodicha fiscal pudo haber dicho lo mismo sin esa altanera actitud de atacar a quienes se han unido al movimiento que sigue creciendo y cobrando fuerza, pero como se han hecho críticas a las autoridades por su incapacidad e indolencia, sacó el machete tan burdamente que ahora se vio forzada a recular, aclarando que no quiso implicar lo que la gente ahora le reclama.
La comunicación es siempre importante y por eso sorprende la escasa capacidad que tienen muchos funcionarios para trasladar información a la población sin dejarse llevar por esas muestras de arrogancia que terminan siendo de insolencia. Pero por lo visto todo se pega y ahora es el estilo común.