Danilo Santos

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Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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Danilo Santos

En este país asesinan a una niña de ocho años y un dizque “influencer” de veintitantos años se queja de que “a los hombres también nos matan”. Así las cosas, donde hombres jóvenes se victimizan al momento que niñas son víctimas mortales de la violencia machista, el daño llegará hasta las hijas de nuestras tataranietas.

Si a lo anterior le agregamos la vocación de la mayoría de la clase política por poner a legislar en asuntos relacionados con la mujer a hombres de un partido conservador, a antiderechos en asuntos de derechos humanos, a un Presidente que lo único que se le ocurre es la pena de muerte y a una sociedad a la que no le importa si las niñas son madres o son asesinadas, la proyección hasta las choznas no es exagerada porque la cultura que plantaron los emelenistas en las mayorías y principalmente en las clases privilegiadas, ha dado sus frutos, y lo que hace hoy el refrito de ese pensamiento político, será de largo alcance. El Doctor muerte y sus secuaces tienen claro que la estrategia es privar de derechos a la población mientras toman medidas populistas.

Estamos a tiempo de parar esta barbarie, podemos hacer un alto, sacudir el sistema y reorganizar la política y su sistema de elección y representación; avanzar a un contrato social con equidad y que se parezca al país que deseamos y no a la anacrónica figura de finca que tanto gusta a los choznos criollos.

Los meses que se vienen serán cruciales para el futuro de Guatemala, tanto por lo que intenten las Comisiones del Congreso de la República que ven temas como el de la Mujer, Derechos Humanos y Salud, como por la elección de magistrados para la Corte de Constitucionalidad. La CC es el último lugar para tomar por la manada de dinosaurios que nos gobiernan, los cuerpos electores de los cinco magistrados asustan por su demostrada complacencia con el statu quo. Ya tenían a su primer peón, pero no lograron, de momento, afianzar la primera plaza “ganada”. Faltan cuatro, elegidos por la Universidad de San Carlos, la Corte Suprema de Justicia, el Congreso de la República, y el Ejecutivo. Todo esto es importante porque sin una Corte de Constitucionalidad independiente, en manos de personas irascibles como Giammattei, en manos de políticos transeros y retrógrados como los del Pacto de Corruptos del Congreso, pues los Derechos Humanos serán parte del recuerdo en el país, historias para contar de generación en generación hasta llegara choznos, choznas, para espantarlos y que no salgan “al patio a jugar” porque los pueden matar.

Así que no podemos dejar que la falta de empatía de las nuevas generaciones de conservadores lleve al país a su debacle final, a la barbarie total, no podemos aceptar hipócritas minutos de silencio por parte de los que no se acuerdan del Petén a menos que sea época de campaña o momento de aprovecharse de alguna circunstancia, no podemos aceptar parloteos descerebrados en busca de “likes”, seguidores y patrocinio de quienes propagan el embrutecimiento.

A una sociedad que no cuida a su niñez le sobra ego y discurso y le falta la lucha común por un mejor país.

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