Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

En una clínica de neurología, suelen ingresar pacientes con patologías de origen y manifestaciones diferentes. Un paciente que no puede caminar, un paciente que no puede manipular con la mano. Ambos sufren en una u otra forma de lo que se conoce como ataxia. Sus músculos son suficientemente fuertes y sanos pero sus centros cerebrales son incapaces de organizar sus acciones para lo que fueron hechas. Esta situación como una analogía, está sucediendo en nuestras instituciones; tienen todo un proceso de organización y funcionamiento pero se genera como salida un accionar lleno de corrupción e ineficiencia y malversaciones. El cuerpo del primer paciente está siendo atacado porque está padeciendo de lo que se conoce como tabes dorsalis que es una secuela de sífilis. En el segundo caso está siendo afectado por un tumor del cerebelo. Igualmente que en el estado exista malversación y corrupción, puede deberse a algo muy diferente en un ministerio de educación que un ministerio de salud. En otras palabras lo que está funcionando mal en los sistemas es el regenerador; el que ante algo anómalo corrige. El problema es que los regeneradores o sea los que regulan la estabilidad para adecuar que la institución funcione bien, son los mismos que la desestabilizan. Lo que se requiere son sistemas regeneradores independientes del humano y esto sólo se puede lograr con procesos sistematizados informáticos, que puedan actuar independientemente de lo que desea un individuo y acordes a lo que se tiene que hacer. Por supuesto que para poder generar estos regeneradores, se necesitan modelos matemáticos y los modelos matemáticos dentro de la política podrían y deberían de funcionar al igual de lo hacen en lo físico y lo biológico: la regulación de la temperatura de una casa es un ejemplo. Igualmente podría suceder en el parte de finanzas (energía) y programas (acciones-resultados) Toda institución debería de contar con regeneradores que determinen que esto o aquello no puede salirse de un nivel ni para arriba ni para abajo, y obliga a actuar dentro de un marco de regulaciones de eficiencia al sistema y la institución- Logra regular todo lo que es el proceso de costo- beneficio.

Indudablemente, parte de esa regulación es desenmarañar y aislar lugares de los diferentes partes de este complejo institucional que permite fugas y por lo tanto genera un análisis de dónde y por qué y quién está generando el problema; pero más importante, evitar que el problema se dé. Esa regeneración es posible y puede llevar a estabilidades. Su ventaja es y sólo puede ser realizada, si se hace con independencia de funcionarios y actores de los procesos. Por tanto la regeneración sirve para disminuir la dependencia del sistema de conductas y comportamientos humanos anómalos y sirve para poder y mantener las características de los procesos tal y cómo fueron diseñados y adelantarse a las anomalías. El sistema regenerador debe tener independencia de características y posibles cambios de todo causador. En resumen: las instituciones de nuestro Estado, están pidiendo a gritos un conjunto de termostatos, controles automáticos de procesos institucionales de entradas y salidas anómalas que se producen, para encaminarlo a la reproducción precisa de resultados.

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