Samuel Flores
Con 28 asesinatos, violación y maltrato de mujeres y de la niña Hillary Saraí Arredondo, al 25 de enero de 2021, la sociedad guatemalteca atestigua el imperante grado de agresiones contra la mujer. “La violencia no solo son los golpes porque finalmente con el tiempo se borra la agresión física. Sin embargo, esos ataques generan depresión, miedo, daño emocional y finalmente la muerte”, expone la investigación de la licenciada en psicología Alma Leticia García Santa Cruz.
Los casos registrados a nivel nacional han generado indignación, repudio y rechazo de la sociedad. El miércoles 20, destaca el asesinato de la técnica en investigación criminalística del MP, Luz María del Rocío López. Por este crimen se capturó al esposo y presunto agresor Jorge Rafael Zea Mejía.
Otro caso que tiñó de sangre a la comunidad del callejón Villa Ofelia, zona 2, Tiquisate, Escuintla, es el asesinato a machetazos de Sindy Laureana Chacón López, y su hermano Milton Omar. Por este doble asesinato y triple secuestro de sus hijos fue capturado Edwin de Jesús Escobar López.
El asesinato y violación de Hillary Saraí Arredondo de León, de 3 años, secuestrada en la colonia El Milagro, Tiquisate, Escuintla, el 17 de enero, engrosa la indignación de la comunidad y del país. Por este crimen fueron capturados Antony Alexander Hernándes Canel, Gabriel Smayler Vásquez Marroquín y Jhonatan Alexander Rivera Morales. El 2020 registró 455 mujeres asesinadas de forma violenta.
Los casos enumerados son parte de los 28 asesinatos y agresiones que reportan las autoridades a nivel nacional. El calvario que vivieron las víctimas y millares de mujeres que no denuncian la violencia intrafamiliar terminan en muerte. Por su parte, Fundación Sobrevivientes indica que las féminas que denuncian a sus agresores tienen problemas económicos y morales, pues abandonan sus hogares, se añejan de la familia, trabajo y amigos para evitar que su pareja las localice.
La violencia que sufre la mujer se fundamenta en la desigualdad que rige la sociedad y el patriarcado histórico que sigue prevaleciendo en la actualidad violando sus derechos. Esto a pesar de que el Decreto 22-2008 del congreso, Ley contra el Femicidio y otras formas de violencia contra la mujer, establece como objetivo garantizar la vida, la libertad, integridad, dignidad, protección e igualdad de derechos de todas las mujeres.
Las víctimas han sufrido violencia emocional y psicológica cuando sus parejas o convivientes las agreden verbalmente con palabras ofensivas subestimando su inteligencia; la violencia patrimonial ejercida por el esposo consiste en no proveer de dinero suficiente para alimento o vestuario propio y de sus hijos. También han afrontado violencia social porque se le veda a la mujer su derecho a la libre locomoción manteniéndola alejada de sus familiares, amigos y vecinos.
Es necesario que las mujeres se empoderen para detener todo tipo de violencia para que ganen su espacio en la sociedad guatemalteca, y que el estado cumpla con su función de velar por el desarrollo y dignidad de género. El Ministerio Público, la PNC, tribunales, e instituciones del gobierno deben prevenir este flagelo que vulnera sus derechos.