Creemos en la soberanía de los Estados y en que ello tiene que ser la base de las relaciones internacionales pero no somos tan ingenuos como para pensar que no existen realidades que hacen que los países más grandes puedan imponer sus condiciones porque, como en cualquier relación, existe aquello de que lo toma o lo deja, es decir que si uno no desea tener relación con un país está en su derecho de hacerlo, igual que si prefiere tener simplemente escasas o frías relaciones.
Luego de un período en el que la intromisión de la Casa Blanca fue crucial para acelerar el desarrollo de la Dictadura de la Corrupción en Guatemala es importante esperar a ver cuál es el tono de la nueva relación que se tendrá en esta etapa a desarrollarse bajo la presidencia de Joe Biden, político radicalmente distinto a Trump que entiende el fenómeno migratorio y que sabe que el origen de la misma está en los niveles de pobreza y falta de oportunidades que son resultado de gobiernos no sólo ineptos sino corruptos que agravan las condiciones adversas para sus propios habitantes.
Entendemos que Biden tiene tantos problemas internos y externos que tendrá días complejos y difíciles. En el plano interno lidiar con una pandemia pero también con los grupos terroristas que se fortalecieron bajo el aliento descarado de Trump, y eso sin contar con el reto de reactivar una economía que ha sufrido mucho por los efectos del Covid. Llega en condiciones muy difíciles con una precaria mayoría en el Congreso y problemas elevados a la máxima potencia. En lo internacional, no solo tiene que restablecer las relaciones con los mejores aliados, destruidas por Trump, sino distanciar a su país de dictadores que fueron los mejores amigos y aliados del anterior presidente, entre ellos los de Corea del Norte y de Rusia.
La región nuestra nunca ha sido foco de la atención de EUA y es el tema de la migración el que hace que vuelvan con más interés los ojos para entender lo que aquí ocurre. Las últimas declaraciones del subsecretario de Estado a cargo del Hemisferio Occidental, Michael Kozak, sobre el impacto de la cooptación de la justicia en Guatemala dejan marcada una ruta importante que tendrá que ser atendida.
Los guatemaltecos no debemos esperar que Estados Unidos nos resuelva el problema de la captura del Estado, pero indudablemente que dado el impacto de la corrupción en el proceso migratorio, estarán atentos y pueden ayudar a los mismos chapines que están trabajando para depurar el sistema.