Sandra Xinico Batz
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Las crisis no pasan solo así y se van, principalmente cuando los efectos de estas se acumulan, junto con los efectos del empobrecimiento histórico, las desigualdades, el modelo económico de despojo, secuencia de gobiernos nefastos; provocando que cada año haya más gente con hambre, que más niñas y niños mueran por las secuelas de la desnutrición. Que en la situación crítica en que estamos como sociedad, un presidente se jacte de decir que tenía muchos planes pero que la pandemia no les permitió como gobierno hacerlos realidad, más que descaro es la frivolidad de este sistema, que abiertamente se ha declarado en contra del bienestar y dignidad que merecemos.
No se trata de únicamente de cifras, se trata de la vida e integridad de miles de personas. Revisar y analizar el primer año de gobierno de Alejandro Giammattei, implica no dejar de un lado el hecho de que el Estado no sea funcional para la mayoría, no quiere decir que no sea funcional para un grupo determinado, una minoría que obtiene privilegios a partir de controlarlo. Esto quiere decir que hay un actuar en contubernio, que lo político aunado a lo económico le sientan muy bien a los grupos poderosos y todos estos son los responsables que de la pobreza de este país.
El aumento del empobrecimiento en este último año no se debe solo a la pandemia. Comunidades afectadas por las tormentas Eta e Iota, en distintas regiones del país, continúan denunciando que el gobierno hasta ahora no les ha brindado acompañamiento de ningún tipo y su situación sigue siendo crítica; sin vivienda, con escasez de alimentos, incomunicadas y con la infraestructura destruida. A los malos políticos les interesa llegar a las comunidades solamente en tiempos de elección, para ir a promocionar sus malos partidos.
Lo que los gobiernos no han dejado de hacer hasta ahora es burlarse de la gente; mientras sus discursos están llenos de adulaciones a Dios literalmente dejan morir a las personas de hambre, hablan tanto de su Dios mientras roban, saquean y permiten a los ricos que sigan explotando, despojando y sumiendo a miles de personas en una pobreza provocada por ellos mismos, esos mismos ricos que en medio de la pandemia le subieron la tarifa a la energía eléctrica, por citar solo un ejemplo.
Un año de mal gobierno que definitivamente si algo deja es un gran endeudamiento y a varios funcionarios, diputados y alcaldes los dejó con los bolsillos más llenos, de esto que no nos quepa duda. Al final el problema del Estado no es que no tenga recursos sino que todo lo que hay se lo roban y nunca es suficiente; mientras su accionar gire alrededor de esto nunca beneficiará a la mayoría o a los grupos sociales empobrecidos, por el contrario, contribuirá al exterminio, que es prácticamente lo que ocurre, porque se provocan condiciones que poco a poco van matando de empobrecimiento, de hambre.
No es solo que no haya un informe, es lo invivible que está el país.