Conforme van asentando su poder las dictaduras se vuelven más insolentes en su desprecio por las leyes y por la población misma. Eso ocurre tanto cuando un tirano se siente Dios, dueño de vidas y haciendas, como cuando un conjunto de corruptos establecen una dictadura cuyo fin es saquear los fondos públicos. En todos los casos se pierden las dimensiones y se piensa que si el pueblo ya aguantó tanto irá agachando la cabeza cada vez más y de allí desplantes como el que se hace desde el Colegio de Abogados con una elección que deja como finalistas a dos profesionales parte visible de la jugada. Uno por sus burdos fallos y otro por el papel que jugó en la consolidación del sistema de comisiones paralelas para cooptar el sistema de justicia.
Y hablo de premoniciones porque algo me dice que ahora están jugando con fuego y que sus excesos tendrán consecuencias. Hay factores ajenos a la vida normal que influyen en el ánimo de la población y uno de ellos, el más terrible, ha sido la presencia del Covid que ha sido tan mal manejado por un gobierno que había armado un equipo de salud con el encargo de ir a hacer “bien hechos” los negocios en la cartera. Aún con el cambio de titulares, la cosa no pudo cambiar porque la estructura estaba definida no sólo en el Ministerio sino en esferas más altas donde se cuecen las habas más importantes. Otro factor que se nos vino encima fueron las dos tormentas que hicieron estragos que los capitalinos vimos por fotos o videos, pero que miles de personas sufrieron en carne propia con graves consecuencias.
Y por último, la pandemia complicó la situación económica de mucha gente en el país que ha tenido que apretarse el cinturón porque el dinero no alcanza para comer, no digamos para pagar deudas y hasta para cubrir el gasto del techo que les alberga. En términos meteorológicos hablarían de una tormenta perfecta ya solo con esos hechos, pero si a ello le sumamos la gasolina que le mete a la situación esa forma de operar del Pacto que ahora encabeza Giammattei y que tiene claros los propósitos de controlar todas las cortes, empezando por la de Constitucionalidad, para afianzar en las de Apelaciones y en la Suprema de Justicia a los que ya escogió y dio su bendición Gustavo Alejos para asegurar impunidad o insolencias como la de Moto que diciendo que con sus ingresos como juez puede pagar aviones privados para realizar su campaña recuerda las de Baldetti cuando dijo que viajar a Europa era “re barato”. Y miren dónde paró.
Veo los ejemplos históricos de una Guatemala agobiada por la llamada gripe española en la que el gobierno no hizo nada, por un terremoto en el que la reconstrucción corrió por cuenta de los ciudadanos, mientras el gobierno acaparaba la ayuda sin repartirla a los necesitados. Tormenta perfecta que tuvo efectos en 1920.
Veo el ejemplo de la Nicaragua de Tacho Somoza, gobernada con la prepotencia del tercer heredero de una dictadura férrea despreciando cualquier voz de descontento y con un pueblo generalmente agachado, resignado a pesar de los pesares. Pero vino un terremoto que no afectó a todo el país pero hizo ver que hasta en eso la dictadura aprovechaba para robar y la gente se hartó en lo que terminó siendo el fin de la dictadura.
¿Premoniciones o lecciones de historia? El tiempo nos lo dirá.