Gladys Monterroso
“Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia.” Nelson Mandela
La Policía Nacional Civil (PNC), informó (Versión Oficial) que el martes 22 de diciembre se decomisó un cargamento de cocaína, luego de un aterrizaje forzoso de una aeronave en el Manchón Guamuchal, Champerico, Retalhuleu, hasta ahí una noticia más sobre narco aeronaves, la mayoría de las veces, sin capturas milagrosamente, sin embargo en esta ocasión ocurrió algo peculiar, de acuerdo siempre a la versión oficial 15 personas fueron aprehendidas, porque custodiaban el cargamento, una situación nada usual.
Posteriormente el Padre Edgar Aguirre párroco de la Comunidad de Nueva Concepción, escribió en su cuenta de Twitter: “15 trabajadores de una finca azucarera fueron detenidos el 22 de diciembre ¿cuál fue su delito?” El mismo aseguró que “al momento del impacto ya había soldados y policías en el lugar. Cómo párroco de los detenidos exijo su liberación”, una declaración importante para tener una panorámica de la situación.
Llama poderosamente la atención esta noticia por lo siguiente:
Guatemala es una sociedad de curiosos, tanto en el interior como en las ciudades, chocan vehículos, y los conductores detienen la velocidad no para auxiliar, son pocas personas las que tienen espíritu de servicio, la mayoría detienen la marcha solamente para ver como quedó el vehículo, hace muchos años leí una noticia que informaba que se escuchó una balacera, uno de los vecinos se acercó a la ventana, para saber que sucedía, sacó la cabeza y, ¿Qué pasó? Pues que para su infortunio recibió un impacto de bala, y murió instantáneamente.
En el caso que nos ocupa en particular, el párroco informó “Ellos salían a las 8 de la mañana e iban a encontrarse con su familia para pasar la navidad, pero nunca llegaron porque fueron detenidos. ¿Qué pasó? Cuando ellos vieron que cayó la avioneta corrieron a ver que sucedió, como buenos chapines curiosos, y encontraron a los soldados y a la policía movilizando la carga que tenía la avioneta. Al verse sorprendidos -soldados y policías- procedieron inmediatamente a capturarlos. Esa es la versión que a mí me dieron de lo que pasó” Explicó el Padre Edgar, el Ministerio de Defensa negó los hechos denunciados por el párroco.
Sin embargo, la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua) aclaró, asegurando posteriormente que las personas detenidas se encontraban realizando labores de cosecha, por lo tanto, no eran parte de una estructura criminal, simplemente su pecado fue ser mirones, en un mundo en el que los pobres pecan por nada, mientras los delincuentes de cuello blanco reciben incluso premios, sin duda es el mundo al revés, esa es Guatemala.
La gran diferencia entre la versión oficial y la verdadera, estriba en lo que conviene contar, y como conviene contarse, los trabajadores eran eso, simples trabajadores no acostumbrados a tener tiempo para curiosear de cerca una avioneta, al ir en grupo para su descanso de Navidad, y contar con el tiempo de “inspeccionar” una narcoavioneta, la curiosidad y la novedad los detuvieron a, como se dice popularmente “abrir la boca”, el problema fue que ese acto común en nuestra sociedad bastante pueblerina (De pueblo grande, pero pueblo al fin) los llevó a la cárcel, preocuparon a sus familiares, y sus navidades se complicaron.
Llama la atención la versión de la PNC que reportó la aprehensión de 15 personas que “se encontraban custodiando el cargamento” Algo inusual, porque difícilmente se reportan detenidos cuando suceden estos hechos, por lo tanto, la versión oficial dejó como siempre mucho que desear, pero es algo usual en nuestra sociedad, que criminaliza cualquier acto u omisión que no puede explicar, porque ¿Cómo se explica que 15 personas un 22 de diciembre acudan a entretenerse viendo una narcoavioneta? En un país del Primer Mundo, esto no es usual, porque cuentan con Netflix u otro streaming, los detenidos no saben de tecnología, apenas ven canales nacionales los que menos, porque los que más escuchan la radio, situación que explica la curiosidad que les llevó a prisión, y tuvieron que presentarse ante el Juez competente para prestar declaración.
En un año atípico, estos ciudadanos tuvieron una Navidad más atípica que los demás ciudadanos de este país, tienen algo más que contar, viven una pandemia, y la pasaron por la cárcel.
Triste es el caso del pobre, que es criminal por ver, mientras otros que si son criminales reciben el aplauso general.
licgla@yahoo.es