Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Hoy hace un año sin duda alguna mucha gente meditó bastante respecto al año que venía, pero nunca, ni en el más loco de los sueños, alguien pudo imaginar que el año 2020 iba a distar tanto de lo que se pensó o imaginamos.

Lo que nos ha tocado vivir con la pandemia, a pesar de todas las enseñanzas y de probar nuestro carácter hasta la médula, esperamos que sea algo que no vivamos en una buena cantidad de años, aunque las lecciones aprendidas, ojalá nos duren para siempre.

Hay cosas para elegir en todos los planos: el personal, el familiar, el social, el empresarial/laboral y en el plano nacional.

Amanecer en el seno familiar con salud, sintiéndose uno bien dejo de ser, para muchos, algo que se “daba por hecho” y se valoró más tener bienestar en momentos en los que millones de personas lo único que pedían era eso, salud. Semanas de encierro, nos enseñaron el privilegio de la familia unida, que comer los tres tiempos y tener un techo es una bendición. Debemos seguir trabajando para tener lo que tenemos y tratar que se cierren las brechas para que más personas puedan acceder a oportunidades.

La muerte es parte de la vida, pero sin duda en este año tuvimos más decesos por la pandemia y con ello familias de luto, almas con dolor y personas a las que el golpe de la muerte de un ser querido les ha representado un mayor reto porque no se puede contar con ese afecto que muchas veces nos da el reunirnos con los seres queridos que quedan.

En lo social, se demostró que nuestro tejido sigue siendo muy frágil y no ofrece las capas necesarias. Según el Ministerio de Trabajo 16.8% de los empleos formales (79,023) se perdieron y como Guatemala es un país careciente de datos y con mucha informalidad, es imposible saber qué pasó con los informales pero eso, junto con la pobreza que vivimos, nos hace pensar que el panorama no es el más alentador y nos demuestra que nos urge hacer un mejor trabajo como país.

Así como muchos perdieron sus empleos, algunos otros perdieron las fuentes que daban esos empleos y el 2021 se presenta como una enorme oportunidad para lograr incubar las intenciones de miles para salir adelante. El 2020 demostró que hay resiliencia laboral del chapín urbano y rural, ladino o indígena y sobre esto debemos construir a futuro.

El 2021 debe ser el año de los acuerdos que nos permitan entrarle de lleno a los problemas estructurales del país. No pudimos comprar vacunas con Pfizer, por ejemplo, de inicio porque la ley no lo permite y nuestro Presidente andaba más entretenido en sus oscuros pactos con el Congreso que con lo que realmente importa.

Los vicios en el sistema de justicia, los negocios en compras, licitaciones y adjudicaciones, en las plazas del Estado y en el sistema de partidos políticos son el enemigo del 2021 que debemos atinar a enfrentar y resolver por el bien de todos.

Los vicios anteriores hicieron que la pandemia la enfrentaremos en trapos de cucaracha que medio se matizaron por los esfuerzos de fortalecer la red hospitalaria, aunque en estas fechas aún tenemos quejas del personal médico que no le pagan sus bonos, cuando vimos que en el Congreso se gastaron Q35 millones para pagarle a los trabajadores los bonos.

Para los que somos creyentes, el dicho de “uno propone y Dios dispone” se materializó tanto y eso nos obligó a preguntarnos, ¿qué se espera de nosotros?

En medio de tantas respuestas, ejercer mejor ciudadanía para incidir en un futuro mejor, es una de ellas.

Feliz 2021 a usted y su familia.

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