Gladys Monterroso
“La burocracia es una máquina gigantesca manejada por pigmeos.” Honoré De Balzac
La Navidad es una de las celebraciones más señaladas de la cristiandad, porque se festeja el nacimiento de Jesús, y un cambio en la era de la humanidad, acontecimiento que marca un antes y un después, la actual será diferente, derivado de que estamos como sociedad en plena pandemia, en que muchos seres queridos ya no están, y que después de un confinamiento de varios meses, se asume surgió lo mejor del ser humano, pero veamos la realidad nuestra.
La semana recién pasada, como ya es parte del paisaje, sobresalieron las noticias desafortunadas, sobre las pocas que nos brindan paz y consuelo, no se trata de ver el vaso medio vació, en cierta forma se encuentra así, entre todas, me llamó la atención una específicamente, derivado de la significación humanitaria, en tiempos tan complejos como los que vivimos en este 2020, que está por finalizar, y cuya secuela seguiremos arrastrando, aún no sabemos cuánto tiempo.
Derivado de la catástrofe que dejo a su paso el huracán Eta, y posteriormente el Iota, muchas comunidades fueron duramente golpeadas, sin aparente solución a corto plazo, estas noticias trascendieron todo tipo de fronteras, tanto las físicas como las virtuales, como resultado de las noticias de lo acontecido en nuestro país, y como consecuencia de las reseñas que dieron la vuelta al mundo, un grupo de religiosos de El Salvador y EEUU, recolectaron alimentos y decidieron entregarlos primero a Honduras, y posteriormente la parte que correspondía a Guatemala, el problema lo enfrentaron al querer ingresar la ayuda humanitaria a Guatemala, emanado de que producto de los trámites engorrosos que son parte de la burocracia de este país, y que no es la primera vez que ayuda proveniente de la bondad de diferentes grupos no puede introducirse, la ayuda nuevamente no ingresó, porque el impuesto al valor agregado y las tasas de importación sobrepasaron en demasía la cantidad que los generosos ciudadanos del mundo podían pagar por ayudar, y porque para unas situaciones nuestras autoridades son más papistas que el Papa, y para otras demasiado complacientes.
Veamos, uno de los principales señalamientos hacia nuestro país estriba en el desmesurado contrabando aduanero, mismo que disminuye los recursos estatales y fomenta la economía informal, un elemento que complica aún más el tema del contrabando, es que también ingresan productos ilícitos, como drogas y armas, principalmente drogas, las que ingresan por diferentes fronteras, bajo la mirada complaciente de las autoridades encargadas de evitar el comercio ilícito, cualquiera que este sea.
Siendo muy complacientes con unos, son demasiado estrictos con otros, la justificación para evitar el ingreso de la ayuda humanitaria se encuentra en el artículo 17 que da origen a Conred, institución que no ha dado la respuesta adecuada a las necesidades del país, sin embargo gozan de la exención de impuestos, sobre la cooperación proveniente del exterior que contenga materiales y equipos científicos, tecnológicos y operativos, así como de apoyo, el problema se encuentra en que desde el momento que ingresan al país, todos estos bienes serán patrimonio de la Coordinadora respectiva, (Conred) la que deberá oportunamente incluirlos en su inventario, y naturalmente distribuirlos de acuerdo a sus propias políticas, que no siempre son las de los donantes.
Porque ¿Qué confianza proyectan las instituciones guatemaltecas? Con las excepciones del caso, entre las que no se encuentra la Conred, ninguna, ¿Por qué? Porque la ayuda viene destinada para espacios terrestres específicos, como la mencionada, que consistía en unas 30 toneladas de alimentos para víctimas de las tormentas Eta e Iota, cuyo destino era específicamente, San Pedro Carchá, Alta Verapaz, población que no recibió la ayuda recaudada y enviada debido al excesivo burocratismo de instituciones como la SAT, cuya labor debió ser, buscar el mecanismo para el ingreso de la ayuda, y que esta llegara a su destino, situación que no sucedió, y la ayuda no entró al país
Esta ayuda como otras más, se han perdido porque nuestras autoridades pecan de estrictas para unos temas y demasiado tolerantes para otros, especialmente los ilícitos.
En momentos en los que se celebra un nuevo aniversario del nacimiento del ser que vino a cambiar al mundo, en Guatemala nada cambia, los niños siguen muriendo de desnutrición, los huracanes siguen desbastando, y la corrupción sigue acampando.
No todos podemos celebrar este 24 de diciembre.
licgla@yahoo.es