Ese Gabinete, que es presidido por el mismo Giammattei, será el Ministro de Comunicaciones. Foto La Hora/Presidencia

Lo más relevante del anuncio que hizo el presidente Giammattei, al delegar en el vicepresidente Castillo la coordinación del gabinete especial encargado de todo lo relacionado con el manejo de los proyectos para atender a las víctimas de las tormentas Eta e Iota y, especialmente, para reparar la infraestructura dañada, es que ese gabinete manejará un verdadero chorro de dinero y el permitir que alguien “fuera de la rosca” pudiera asumir ese control era trascendental porque implicaba al menos la posibilidad de romper los eternamente dudosos procedimientos de adjudicaciones. Para el vicepresidente Castillo era un reto, puesto que eso significa tendría que realizar un enorme esfuerzo para evitar que el dinero fuera malbaratado, como siempre ocurre en la administración pública nuestra tendría que ser enorme.

Sin embargo fue todo del diente al labio porque el coordinador de ese Gabinete, que es presidido por el mismo Giammattei, será el Ministro de Comunicaciones que fue designado por el Presidente después de haber estado considerando seriamente mantener en el cargo al ministro Benito, el dueño de las millonarias valijas que encontró la FECI en la Antigua Guatemala, lo que nos da una idea de cuáles debían ser las “calidades” de quien se hiciera cargo de esa cartera donde se hacen tantísimos negocios. Obviamente ese ministro, aun presentando su renuncia, no es de los que serían removidos en la “oferta” que hizo el gobernante de realizar cambios en el gabinete.

La comparecencia de los dos más altos funcionarios después de que hasta la inútil y complaciente Organización de Estados Americanos emitió un informe lapidario para el régimen fue, como dijimos en La Hora, un reto de fachada, un cambio para que nada cambie con la única intención real de ganar tiempo para desmontar la protesta popular que se había producido en los dos sábados previos.

Hoy se argumenta que el coordinador de ese gabinete tiene que ser alguien que pueda disponer de los fondos, pero ni siquiera lógica, no digamos legalmente, eso se justifica porque aunque el Vicepresidente no maneja fondos es, por esencia y mandato constitucional el llamado a la coordinación de los ministros de Estado. El coordinador de un gabinete no lo es por tener que firmar cheques, sino porque puede influir para decidir qué contrataciones se hacen y en qué términos y eso ahora le corresponde al flamante ministro titular del Micivi.

Pocas horas duró realmente lo que parecía un acuerdo para dar al Vice el lugar que le corresponde. Y lo del Ministro de Gobernación y el Centro de Gobierno sigue en veremos.

Redacción La Hora

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