Edith González
Finalmente llegó el día de la quema del diablo, 7 de diciembre, fecha que marca para los guatemaltecos el inicio de las fiestas navideñas desde una tradición ancestral. Historiadores refieren que esta actividad que nació en el siglo XVI permanece arraigada en el pueblo, aunque con otra forma. Pese que desde hace muchos años el encendido de las luces de los árboles de los parques y centros comerciales se ha popularizado, esta fecha sigue siendo icónica para la cultura guatemalteca.
La Quema del Diablo es una celebración de transmisión oral generacional, mágico-religiosa de Guatemala y su origen, lo encontramos en la preparación para la procesión de la festividad de la Inmaculada Concepción, cuando no había alumbrado público, la gente salía de su casa a hacer hogueras para iluminar el camino.
Al coincidir la fecha con la celebración del adviento del nacimiento de Cristo se llegó a considerar como una limpia espiritual en la que por medio del símbolo de quema se pretendía alejar toda impureza. En algún momento se construyó la creencia que con la quema del diablo se eliminan los males y desventuras sufridas durante el año transcurrido. Entonces las personas empezaron a quemar todo lo que consideraban les producía dolor o mala suerte. El colchón donde durmió el amante infiel, las cartas del amor imposible. O lo que ya no servía en el hogar.
El rezado de Concepción es el principal y más antiguo de América, y en Guatemala, el del templo de San Francisco, fue declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Nación, por el Ministerio de Cultura y Deportes a través de un Acuerdo Gubernativo 1161-2012. En varias partes del país esta celebración está acompañada con música de marimba, juegos pirotécnicos y el baile de toritos.
En 1871 luego de la Revolución Liberal y la expulsión de los religiosos del país, la tradición se convirtió en un acto folclórico tomando el nombre de Quema del Diablo.
En el siglo XX se perdió el sentido original y se transformó en una quema de basura. Los escolares acumulaban en la hoguera los cuadernos del año que finalizaba, junto a chiriviscos recogidos en los barrancos. Surgen a finales de siglo instituciones que protegen al planeta, se realizan campañas de prensa, radio y televisión tratando de minimizar las hogueras y evitar la quema de materiales como hule, plásticos y combustibles que ocasionan mayores grados de. Contaminación.
Otros, más radicales, han demandado el fin de la tradición o, por lo menos, reducir la cantidad de materiales incinerados. Los llamamientos están dirigidos también a prevenir accidentes, ya que muchos de los incendios registrados en Guatemala durante el año ocurren este día. Cuando también muchos niños resultan quemados.
Los Bomberos Municipales Departamentales recomiendan vigilar siempre a los niños, no permitir que tiren cohetes a la hoguera, mantener un recipiente con agua cerca, asegurarse de apagar bien la fogata antes de entrar a la vivienda. No hacer la hoguera cerca de alumbrado público o cables. Y continuar con las medidas de prevención ante el Covid 19.