informaciones cimentadas en la seriedad y responsabilidad.

En el Día del Periodista es importante, más allá de ratificar la vocación de luchar por la libre expresión del pensamiento, demostrar que el compromiso con la verdad es uno de los pilares del ejercicio periodístico que, a diferencia de la información que profusamente corre por redes sociales, demanda no solo la verificación de los hechos sino el contraste entre opiniones de distintos sectores, aún contrapuestos, para ofrecer al público la oportunidad de hacerse su propio criterio con base en informaciones cimentadas en la seriedad y responsabilidad.

Con el devenir de las modernas formas de propagar información y propaganda, el papel de los periodistas adquiere una nueva y enorme dimensión porque tenemos el deber de marcar la distinción entre lo que es simplemente un desahogo o la intención de influir mediante la divulgación de ideas y ocurrencias, aunque tengan base en falsedades, con lo que realmente constituye información.

Por supuesto que en un ambiente polarizado como el que se vive en muchos lugares del mundo, pero que en Guatemala alcanza dimensiones de confrontación, es más difícil la realización de esa labor. Por ello es que los manipuladores señalan a la prensa de difundir noticias falsas (Fake News es el término que se llegó a acuñar) porque es la que se encarga de poner en su lugar los hechos, las realidades de lo que ocurre en las distintas sociedades y su contenido sirve de contraste con ese cúmulo de datos que se difunden sin respaldo de ninguna clase y que muchas veces, a fuerza de ser tan repetidos, terminan siendo aceptados por mucha gente como verdad.

En medio de lo que ahora presenciamos, que es sin lugar a dudas y como se ha demostrado, la captura del Estado por los grupos tenebrosos que se aprovechan de la debilidad institucional para asegurarse inmunidad en el saqueo de la cosa pública, la voz de la prensa seria y responsable resulta molesta. Y más cuando esas fuerzas tenebrosas se proponen y logran instituir la Dictadura de la Corrupción, que dispone de todos los medios y los recursos para destruir a sus adversarios.

Se viven tiempos difíciles en Guatemala por el avance de esa nueva forma de Dictadura, pero también se ve luz al final del túnel porque el pueblo ha salido de su indiferencia y la insolente actitud de los déspotas de la corrupción ha indignado a la población que ahora protesta contra ese sistema construido a punta de financiamientos no sólo ilícitos sino inmorales que sirven de raíz para lograr el control de todas las instituciones.

Redacción La Hora

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