Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com

El 11 de noviembre Katherine Vásquez López de 9 años murió por desnutrición crónica, en los brazos de su padre mientras buscaban atención médica, en la aldea Los Vados, Jocotán, Chiquimula. Según datos correspondientes a 2020 del Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, hasta agosto han sido registrados 13 fallecimientos de niñas y niños por desnutrición en los departamentos: Huehuetenango, Petén, Alta Verapaz, Quiché, Baja Verapaz, El Progreso y Jalapa. 5 de estos 7 departamentos han sido seriamente afectados por las recientes tormentas Eta e Iota, lo que recrudecerá la situación del hambre, ya que decenas de familias han perdido toda su producción y lo por ende lo que en esta invirtieron, también perdieron sus animales de patio y reserva de semillas. En este momento, comunidades de estos departamentos, se encuentran aún inundadas, sin carreteras ni puentes y diariamente las personas tienen que arriesgar sus vidas atravesando los ríos para poder movilizarse. Han solicitado acompañamiento del gobierno, el cual hasta el momento no ha intervenido.

Este desprecio que el gobierno muestra hacia las comunidades, ha sido el mismo desprecio que gobierno tras gobierno se ha mantenido en contra de los pueblos y grupos sociales históricamente empobrecidos. El hambre es resultado de este empobrecimiento provocado por la desigualdad. El problema no radica en que en el presupuesto 2021 se haya disminuido el rubro que corresponde a la “gran cruzada nacional por la desnutrición”, porque esta “estrategia” surge como una forma de apaciguar o de evadir los verdaderos orígenes del hambre en Guatemala, lo que los gobiernos se han negado a combatir porque el hambre es una característica de este modelo económico y político que les permite privilegios.

¿Cuánto más debe pasar para que nos demos cuenta de que el Estado es funcional, para quienes históricamente han acumulado riqueza a través del despojo y la explotación? ¿Cuánta gente más debe morir para que comprendamos que el problema es el modelo político y económico, que nos han impuesto y que está hecho para esto, para matarnos de hambre?

Cambiar la realidad que vivimos requiere que nos percatemos de quienes son nuestros verdaderos enemigos, los que provocan y han venido provocando por generaciones el hambre. El racismo, el patriarcado, el clasismo, el colonialismo han sido los cimientos de esta república que convulsa de injusticia, porque así ha sido construida, intencionadamente, para que los poderosos no pierdan el control.

No es solo el presupuesto, no es únicamente Giammattei y los diputados, el problema es el modelo político y económico que mientras no cambié nada cambiará para el bienestar de la mayoría. Mientras sean los mismos los que gobiernen, mientras las decisiones sean tomadas por los mismos de siempre, la pobreza y el hambre seguirán. Por esto no basta con que se vaya el presidente, urge una transformación profunda, lo cual implica un proceso y requiere organización.

En este país hay frentes de lucha abiertos en todo el territorio, ya es hora de que los ladinos se percaten de ello y se organicen.

Sandra Xinico Batz

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