Arlena Cifuentes
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Si, basta ya de corrupción e impunidad pero también basta ya, como pueblo, de permanecer pasivos e indiferentes. Basta ya de quejarnos, de emitir opiniones y de denunciar a través de los medios de comunicación y las redes sociales los abusos, atropellos y fechorías que los tres organismos del Estado vienen realizando tal y como sucedió recientemente, la madrugada del 18 de noviembre en la que se aprobó el presupuesto 2021 el más alto en la historia del país que implica un endeudamiento que no seremos capaces de pagar. De manera subterfugia, precipitada y a hurtadillas llevaron a cabo como el ladrón que se mueve sigilosamente en la oscuridad se recetan un aumento de Q18 millones, este y otros hechos recientes son la gota que rebalsó el vaso y que motivó a lanzar la convocatoria a manifestar en la Plaza el sábado recién pasado habiendo obtenido una muy buena respuesta debido a la buena organización y difusión de la misma. La indignación llegó a su límite. Al pueblo le asiste el derecho de rechazar todo aquello que atente en contra de la vida y su bienestar.

Los hechos violentos que se sucedieron dentro de las instalaciones del Congreso realizados por un grupo reducido de personas ha generado dudas en diferentes sectores de la población debido a la facilidad con que se realizaron, habiendo ingresado sin mayores obstáculos y sin impedimentos por parte de quienes custodian dicho organismo. Es condenable el uso excesivo de las fuerzas de “inseguridad” por la forma en que fueron agredidos los manifestantes en la Plaza utilizando gases lacrimógenos en su contra con el fin de intimidar y disolverla. Lo que sucedió en las instalaciones del Congreso y la protesta pacífica frente al palacio no están relacionados, desde mi punto de vista, son hecho totalmente independientes que están siendo utilizados con el objeto de desorientar y polarizar aún más al grueso de la población incapaz de formar criterio propio y de abstraerse de la información falsa y controvertida que circula en las redes sociales y los medios al servicio del gobierno.

Es de suma importancia que los medios y quienes opinan en ellos se den a la tarea de trasladar información clara y objetiva, sin tendencia ideológica que genere confianza en una población de suyo confusa y que no sabe hacia dónde mirar y qué creer. Generar conciencia social y política es fundamental tanto como la construcción de “ciudadanía”. En estos momentos debe prevalecer como único objetivo el “rescate de nuestra Guatemala”. Es el momento de dejar de lado las ideologías que nos distancian y los intereses intersectoriales si esto no se interioriza, polarizados y divididos no llegaremos a ningún lado, es más nos ponemos en bandeja de plata porque así somos más fácilmente manipulables. Ha quedado demostrado, en nuestro país, que ninguna de ellas ha servido nada más que para fragmentarnos y debilitarnos. Hoy somos más vulnerables que nunca.

Todos los esfuerzos por deslegitimar las protestas pacíficas salen sobrando ningún miembro de las tres instituciones del Estado así como el MP tienen la autoridad moral para descalificar los esfuerzos que la población realice dentro del marco de la ley; a sensu contrario el pueblo si puede descalificarlos, deslegitimarlos, condenarlos y pedirles su renuncia.

La solicitud que el Presidente ha enviado a la OEA pidiendo su intervención para propiciar un diálogo intersectorial se constituye en un recurso desesperado que no conlleva en sí la voluntad política de buscar un acercamiento con la sociedad guatemalteca. Ningún diálogo ha dado resultado menos en un momento de polarización como en el que vivimos y menos aún con un mandatario como el actual.

Un verdadero ejemplo de buena voluntad y de humildad sería que el Presidente deponga todo aquello que le distancia del Vice-Presidente promoviendo un acercamiento que demuestre su disposición y apertura para trabajar conjuntamente.

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